Me encontraba
corriendo por los pasillos del colegio, haciendo a un lado a la gente para huir
lo más rápido que podía de allí. Era una cobarde, estaba escapando de la
persona que quizás de verdad me quería pero tenia tanto miedo de confrontar mis
temores internos frente a esos ojos azules que prefería escapar.
-
¡Debra espera!- grito Will.
Lo escuche a
pesar de los gritos y risas que se oían en el pasillo. La piel se me escarapeló
y corrí aun más rápido. Quería estar
sola, ensayar lo que iba a decirle y luego enfrentarlo, pero él no me dejó ir
muy lejos. Fue cuestión de minutos que me alcanzara y tomara de la muñeca,
impidiendo que corriera. Gire para zafarme de su agarre cálido pero me encontré
con esos ojos azules que me hipnotizaron por unos segundos. Agache la cabeza
llena vergüenza mientras sentía como mis
mejillas se tornaban rojizas, trate de soltarme nuevamente sin decir nada, como
una niña pequeña, pero el simplemente no me soltó. Sin previo aviso me abrazo
con sus fuertes brazos, contuve el aliento durante unos segundos, sintiendo su
pecho subir y bajar debajo de mi rostro y luego cedí como una muñeca de trapo
presa de ese encanto irresistible.
-
¿Qué es lo que te hace huir de mi? – preguntó mientras
yo pegaba aun más el rostro a su pecho y sentía su colonia y su calor. “Todo”
pensé temerosa pero no pude decir nada por un largo momento. Trate de buscar
todo el valor para decirle lo que sentía, me obligué a sacarlo para no quedar
como una tonta frente a él.
-
Me aterra…-inicie pero la voz se me corto al darme
cuenta que lo que iba decir sonaría muy infantil y casi patético.
-
¿Qué? – insistió Will. Me aleje de él y me obligue
a levantar la mirada con la poca
valentía que me quedaba. Lo enfrente directamente a los ojos sin dejar que me
hipnotizaran, suspire con fuerza y hable.
-
Me aterra que te estés confundiendo de persona, que al
final te des cuenta de que es de Carrie de quien estas enamorado y no de mi. –
hable rápidamente. Will se acerco a mi y tomo mi rostro entre sus dos manos
haciendo que no pudiera bajar la mirada. Negó con la cabeza una vez, seguido a
ello beso mi frente y luego pego la suya contra la mía sin soltar mi rostro. En
ese momento deje de escuchar a las demás personas, fue como si solo los dos
estuviéramos solos en ese pasillo.
-
Yo me he enamorado de la chica tímida que se esconde
entre los libros, a la que le gusta ir caminando a casa solo para ver a las
ardillas pasar por los cables de electricidad, la que ama a los gatos y detesta
los deportes. No me he enamorado de la chica popular sino de ti, Debra Leif…de
nadie más.
-
Pero ellas es…
-
Simplemente ella no es tu y por eso no es la indicada…
-
¡Debra levántate!
– escuche un susurro que me hizo regresar a la realidad.
Me obligue a abrir los ojos, dejando de lado los
recuerdos de Will y me encontré con Alaric a pocos centímetros de mi. Estaba
sentada en el piso de algún lugar desconocido, apoyada a una pared fría, Alaric
tenia las manos ajustando mis brazos, como si me hubiera estado moviendo
repetidas veces para levantarme. Un ligero brillo se dejo ver en sus ojos
oscuros cuando desperté. Abrí la boca para preguntarle donde estábamos pero él
me la tapo con una de sus tibias manos para que no gastara mis fuerzas. Negó
con la cabeza y se alejo ligeramente para que pudiera descubrir donde nos
encontrábamos. Pronto los olores y sonidos se hicieron nítidos para mi, olor a
medicamentos y el pip de las maquinas
delataron que esto era un hospital
además de la decoración de la habitación, paredes blancas y el suelo de
mayólicas frías, también había una cama en el centro y maquinas alrededor de
ella. Me esforcé en levantarme del piso para poder observar quien estaba allí
pero lamentablemente mi cuerpo estaba muy débil aun.
-
Escúchame bien.-
habló Alaric mientras me agarraba de los codos y con un movimiento rápido y
fácil me ponía de pie y me apoyaba contra la pared. Lo mire a los ojos con
nerviosismo por la cercanía que se generaba entre nuestros cuerpos. – Solo
llama a Adamis y que
los instintos te guíen. – habló y el miedo comenzó a apoderarse de mi.- No
pienses Debra, solo déjate llevar, la primera vez siempre es la más difícil. –
prosiguió y recordé lo que tenia que hacer para que mi corazón volviera a
latir.
Con las fuerzas que me quedaban negué con
la cabeza y estire el cuello para poder observar a quien estaba en la cama.
Alaric me atojó con su cabeza y tomo mi rostro entre sus dos manos. Lo mire a
los ojos y una sensación de reconocimiento me invadió. ¡No, él no es Will, él no es Will! Gritó mi subconsciente
horrorizado al darse cuenta de lo que estaba pensando.
No le va
doler. El esta ya casi muerto. Hablo
impaciente Adamis, obviando
mis pensamientos. Trague saliva y mire el anillo en mi mano. Solo será una vez me mentí por que sabia
que no seria la ultima vez que lo haría si aun seguía pensando en Will.
-
Adamis.- susurre.
El anillo reacciono a su nombre al instante, sentí su
palpitar y luego como algo rodeaba mi cuerpo por completo. Alaric se alejo de
mi ligeramente, siempre vigilando mis movimientos por si algo me pasaba. Camine
torpemente hacia la cama y observe a un anciano con un tubo en la tráquea e
infinidad de cables saliendo de sus brazos y pecho. Aun que quería gritar y
escapar no pude hacerlo, Adamis tenia completa potestad sobre mi cuerpo. Acaricio el
rostro de aquel anciano con mi mano y seguido a ello acerco mis labios a su
boca. Pensé que llegaría a besarlo pero en vez de eso solo inhaló por mi boca
profundamente. Sentí en mis labios un frescor acompañado de un sabor dulce que
recorrió cada parte de mi cuerpo como un latigazo. Fue como si mis pulmones y
todo mi cuerpo se inflaran llenos de vitalidad. Comencé a sentir mis manos
tibias y un golpe ligero en mi pecho me hizo caer en la cuenta que era mi
corazón. Sentí como Adamis satisfecha dejaba de poseer mi cuerpo pero yo simplemente
quería más, quería consumir todo lo que tenia ese anciano para sentirme mejor
porque no estaba satisfecha, aun el latir de mi corazón era débil, mi
respiración era entre cortada y no me
sentía del todo fuerte. Me acerque aun
más al anciano lista para hacer lo que me había enseñado Adamis.
-
¡Debra
para!- hablo Alaric mientras me tomaba
de la cintura y me alejaba de la cama con rapidez. – necesita lo poco que le
queda para poder morir y descansar en paz. Si lo matas será un condenado. -
prosiguió alterado. Trate de zafarme de su agarre pero tenia las manos
enredadas en mi cintura haciendo que alejarme fuese imposible.
-
Pero quiero más.-
hable con voz ronca y necesitada.
- Vas a tener que
esperar.- dijo con voz neutra y escuchamos como los pitidos de las maquinas
mostraban que aquel hombre estaba muriendo.- salgamos de aquí- prosiguió y me
soltó de la cintura solo para que tomara una de mis manos con fuerza y me
sacara de la habitación con rapidez.
No sabia que hora era pero parecía tarde. Las luces de
los pasillos estaban en su mayoría apagadas y no había nadie caminando por
allí. Sin embargo, los médicos comenzaron a llegar cuando nosotros ya nos
alejábamos, no pude verlos pero si los oía con tanta claridad que daba miedo,
era como si estuvieran detrás mío a pesar de que estaban a más de 100 metros de
nosotros.
Después de caminar por muchos pasillos que Alaric
parecía conocer bien llegamos hasta las puertas plateadas de un ascensor,
cuando estas se abrieron me quede helada. Aun me seguía sorprendiendo mi nueva
imagen ligeramente gótica pero lo que más me sorprendió fue que estaba
cambiada, unos jeans negros se ajustaban a mis piernas y un top del mismo color
cubría la parte superior de mi cuerpo dejando al descubierto mis brazos. Mis
ojos se abrieron como platos y miraron a
Alaric con indignación. El observo mi expresión tratando de averiguar que
significaba y cuando se dio cuenta al mirarme por el espejo, solo sonrió y se
encogió ligeramente de hombros. Quise gritarle pero preferí guardar mis fuerzas
para después, no quería desmayarme nuevamente con él cerca. Apretó el botón que nos dirigiría al sótano,
se apoyó en una de las barandillas y me miro nuevamente. Suspire sin poder
evitarlo y lo mire con odio mientras cruzaba mis brazos a la altura de mi
estomago.
- Tranquila,
Camille te cambió. – hablo despreocupado cuando el ascensor se cerro por
completo. Fruncí el seño sin entender a quien se refería pero no dije nada. En
otro momento hubiese sido lógico que me enfureciera o hasta estuviera avergonzada
pero ahora solo podía pensar en alimentarme y hacerme más fuerte– ya lo
entenderás cuando lleguemos a casa. – prosiguió.
- Sigo débil.-
proteste con molestia. No quería regresar quería comer. – Necesito más. –
Alaric se encogió ligeramente de hombros y comenzó a girar el anillo que tenia
en el dedo distraídamente. A diferencia
del mío este solo era plateado con una fina línea negra en el centro. Odelis,
ese era el nombre que utilizo para
controlar a Adamis y estaba segura que era el nombre del que vivía en ese
anillo.
-
Nada cambiara si
sigues pensando en ellos.- habló cortando mis pensamientos. Lo miré a los ojos
y suspire. Agradecí íntimamente que pudiera respirar aun que débilmente, era
realmente un alivio saber que ya no estaba del todo muerta.
- Por favor.-
suplique y él puso los ojos en blanco y resoplo molesto.
El ascensor se
abrió sin darnos cabida a discutir. Alaric comenzó a caminar delante de mí con
zancadas rápidas y decididas mientras se adentraba a un estacionamiento
completamente oscuro. Me quede un
instante quieta mientras las puertas del ascensor se cerraban y nos dejaban en
penumbra. Al principio no pude ver casi nada pero a medida que caminaba
descubría las siluetas de los carros y hasta distinguía el color de ellos. Mi
vista había mejorado notablemente en todos los sentidos. Sonreí sin que Alaric
me pudiera ver, tal vez esta vida no seria tan mala después de todo. Alaric saco unas llaves de su bolsillo y
abrió la puerta del copiloto de un auto plateado que estaba al final del
estacionamiento. El auto no era feo pero tampoco parecía muy moderno.
- Pasa.- habló y
sin decir nada entre al auto. Olía a colonia mesclada con cigarrillos, un aroma
muy embriagante para mi gusto. Alaric cerro la puerta tras de mi y en menos de
un minuto ya estaba sentado a mi otro costado.
-
Bien.- dije
esperando que me dijera a donde iríamos ahora. Alaric suspiró, prendió el auto
con tranquilidad y luego me vio por unos segundos mientras este calentaba.
Sus ojos brillaron al clavarse en los míos, ese halo
plateado resplandeció inhumanamente y sentí como en mis ojos algo despertaba.
Cautivada por su mirada, sentí tarde cuando posiciono sus manos en mi rostro y
me atrajo a centímetros de él. Estaba
simplemente paralizada por lo repentino que había sido esta cercanía
entre nosotros. Enarco ligeramente las cejas y me miro con más intensidad que
nunca.
-
Adamis, has
que se olvide de el, solo así podrás consumir más.- dijo con una voz ronca que
no era la de él.
-
No…-susurre
mientras sentía como Adamis comenzaba
a recubrir mi cuerpo con esa niebla invisible. Los ojos de Alaric volvieron a
ser los mismos pero ya era tarde, yo ya me estaba desvaneciendo en la
inconciencia. - Por favor- hablé y con la poca fuerza que
me quedaba le toque ligeramente la mejilla. Mis yemas tocaron su rostro terso
mientras pronunciaba esas palabras. - no quiero ir de nuevo allí.- susurré pero
mi esfuerzo había sido tal que no necesite que el me obligara o que Adamis hiciera mucho esfuerzo, mi cuerpo
solo se comenzó a ir una vez más.
-
Es la única
forma.- dijo con algo de tristeza. Quise gritar o hacer lo que fuera necesario
para no desmayarme otra vez pero Adamis
tomo el control de mi cuerpo por completo e hizo que la oscuridad me embargara.
Lo primero que vi fue una neblina brumosa que no me dejaba ver nada, había
también una ligera y fría brisa que me ponía la piel de gallina y una sensación
extraña bajo mis pies....como sí estuviera pisando hierva mojada. Baje la vista
y descubrí que estaba descalza y efectivamente debajo de mis pies había hierva
verde con flores pequeñas de color amarillo que me recordaban al prado al que
iba de pequeña con mamá. Camine en busca de alguna referencia para saber donde
estaba pero la neblina no me dejaba ver más que los dedos de mis pies y la
tenue luz del día. Estaba algo confundida y tuvieron que pasar unos minutos
para que recordara lo que Alaric me había hecho y la forma en que Adamis se había comportado. Ahora
entendía donde estaba. La rabia se apoderó de mi y grite con todas mis fuerzas
el nombre de Adamis. Como eco resonó
en todos lados y poco a poco la bruma comenzó a disiparse como si tuviera vida
y llegara a tenerme o mejor dicho respetarme. La bruma me hizo un camino
zigzagueante que me dejaba ver a lo lejos un lago, algunos árboles y a menos de
10 metros una gran roca. Caminé y a medida que lo hice encima de la piedra se
comenzó a ver la silueta de alguien. No tuve que adivinar o acercarme más,
sabía bien que era Adamis en su forma
humana, simplemente lo sentía. Miraba de perfil al lago con tranquilidad. Podía
ver su delgada contextura, tapada con un vestido ligero y blanco que colgaba
hasta sus pies, tenía facciones delicadas que a simple vista parecían
inofensivas y un cabello rubio, ligeramente ondeado que le caía hasta los
hombros.
- Adamis - susurré y ella giró para verme. Saltó de
la piedra y camino hacia mi con gracilidad y una mirada triste.
-
Hola- susurro cuando
estaba a centímetros de mi.
En ese momento y sin decir nada aún, pude observarla mejor. Tenía pulseras
de oro en sus brazos, como si fueran serpientes. Su vestido era largo y se
agarraba sólo en un hombro. El vestido me recordó a la época de los
gladiadores, en donde las damiselas se vestían de esa manera tan sencilla pero
a la vez ostentosa por las joyas. En seguida recordé también las palabras de
Alaric. Amplié los ojos en son de alarma y me aleje de Adamis con rapidez y algo de torpeza.
-
No te me acerques –
susurre con temor. Ella asintió con la cabeza y comenzó a observar el paisaje.
La bruma ya se había disipado casi por completo y dejaba ver el hermoso prado.
-
Lindo lugar.- dijo obviando mi hostilidad. – ¿es uno de tus
recuerdos favoritos verdad?- preguntó. Por alguna razón sentí pánico al
escuchar sus palabras.
- ¿Me vas a borrar mis
recuerdos? ¿Puedes hacer eso? – pregunte rápidamente y notablemente asustada.
Adamis negó con la cabeza y camino hacia uno de los arboles más cercanos. Comenzó
a pasar las manos por el aire como si este pesara, giro y giro el cuerpo y
comenzó a reír como si estuviera fuera de si mientras daba saltitos de alegría
y parecía bailar.
-
Son los recuerdos más
bonitos que he visto en muchísimo tiempo. No quiero borrarlos- habló mientras
negaba con la cabeza- No me importa lo que diga Odelis, no lo hare…sin embargo, los recuerdos te hacen débil y en
esta vida no puedes permitirte eso. No borrare tus recuerdos, los guardare. –
concluyó mientras me observaba con intensidad y se acercaba a mi.
Sus palabras me dejaron helada y tan desprotegida que ni si quiera quise
moverme, solo deje que se acercara hasta posicionarme a unos centímetros de mi.
Tocó mis hombros y me miro a los ojos, en ese instante me sentí minúscula,
recordé el día que mi madre hizo lo mismo para decirme que estaba con cáncer y
ya no había nada más que hacer, iba a morir. Esta era una sentencia y tenia que
acatarla pasara lo que pasara después. Trague saliva y sin decir ni una sola
palabra sentí como mis lagrimas caían poco a poco por mis mejillas. Por lo menos aquí si podía llorar. Me
dije a mi misma a modo de consuelo.
-
¿Me va doler? –
pregunte en casi un susurro. Adamis
negó con la cabeza y me toco el rostro con cariño.
-
No sentirás nada
Debra.- fue lo ultimo que escuche mientras cerré los ojos.
Mis parpados aun estaban cerrados cuando desperté y lo primero que vi fue
una luz fuerte que parecía roja a través de mis parpados. Me tapé con la
sabanas y por un instante sentí que estaba
en casa. Abrí los ojos de golpe y recordé quien era ahora y exactamente donde
estaba. Me levante ligeramente, destapando solo mis ojos y descubrí que estaba
nuevamente en mi nueva habitación pero no estaba sola. A mi costado derecho,
justo donde estaba el espejo, había una muchacha parada, esbelta y de piel
cobriza, el cabello negro lo tenia un poco más largo que el mío y en ligeras
ondas. Vestía con una blusa blanca suelta y pantalones negros ajustados. Tenia
unos ojos oscuros y una sonrisa ligeramente picaresca.
-
Al fin despertaste.-
habló con alegría y dio una ligera palmada. En ese instante vi el anillo que
tenia en la mano izquierda, subía desde su dedo anular como una pequeña
enredadera hasta su muñeca, allí se enrollaba como una serpiente. Asentí con la
cabeza. – creo que ya puedes hablar.- prosiguió y yo sonreí tímidamente.
-
Eso me gusta.- dije
escuchando mi voz mucho más fuerte. Ella sonrió y su sonrisa cálida me dio
confianza.
- Has dormido 3 días,
ya estaba algo nerviosa, me alegra que
estés despierta. Alaric no debió de hacerte eso sin tu consentimiento.- habló
rápidamente mientras yo ponía mala cara al escuchar ese nombre.
- Lo se.- dije con
frialdad- pero de todos modos, tenia que
conocer a Adamis.- continúe. Ella abrió la boca y los ojos como
si estuviera sorprendía. Asintió con la cabeza.
-
Entiendo, así que así
fue. – dijo algo pensativa, asentí con la cabeza y me quité las sabanas de
encima. Descubrí algo incomoda que ahora tenia otra ropa, una pijama de color
blanco que constataba de un short y polo.
- ¿Tu debes ser Camile,
verdad?- pregunté y ella asintió con la cabeza mientras sonreía como una niña.
- No volveré a
cambiarte, lo siento.- dijo y yo asentí con la cabeza.- ¡Alaric!- gritó con
fuerza y mis tímpanos rezumbaron.- ¡Debra ya esta despierta, ven! – gritó
nuevamente. Alaric apareció en menos de un minuto en el lumbral de la puerta,
me observó cauteloso. – ella entiende que fue la única manera de presentarle a Adamis. No esta molesta- aseguró. Alaric
la miro por unos segundos extrañado pero luego asintió con la cabeza y me
observó a mi con esos ojos oscuros que llegaban hasta el alma.
-
De todas maneras lo
lamento.- habló. Negué con la cabeza.
-
Gracias a ti estoy más
fuerte, no hay nada que lamentar.- dije y el asintió. Camile aplaudió con las
manos nuevamente.
- Iré a decirles a
todos, están ansiosos por conocerte Debra- dijo y salió de la habitación dando
saltitos y haciéndose paso por el costado de Alaric. Alaric puso los ojos en
blanco por unos segundos.
-
A veces es algo
insoportable.- dijo y se acerco a mi.
Hoy vestía de negro como las anteriores veces pero se veía menos tenso y
por ende parecía más amigable. Caminó hasta mi cama y se sentó en el borde
mientras yo me recostaba.
-
¿Estas lista para
saber lo que somos?- preguntó y yo asentí con la cabeza.
---
Feliz año, espero que la hayan pasado genial y que este 2013 sea perfecto
para ustedes.
Gracias por los comentarios, espero que sigan leyendo mi historia y que
pasen la voz para que otras lectoras también puedan leerla.
Ela! Por su puesto que te recuerdo, jamás de los jamases olvido a una
lectora :D espero darme un tiempito para leer tus nuevos escritos. Gracias por
comentar, espero que este capitulo también te guste.
MJ Cardenas! No sabes cuan feliz me hace leer tu comentario, por mucho
tiempo pensé que ya no podía escribir por que simplemente no llegaba a concluir
ningún relato. Me alegra que una de mis lectoras diga que aun sigo teniendo
eso. Espero que la historia te atrape como las otras que escribí :D
Celeste! Me encanta haber regresado,
prometo no irme ahora. También me gustan las preguntas jaja, como desearía
decirte quienes son los personajes con detalle y que pasara pero eso haría que
la historia pierda el encanto jaja, lo único que puedo decirte es que el
siguiente capitulo estará interesante :D.
Espero que hayan más lectoras que se animen a comentar, yo contestare todos
sus comentarios. Por cierto, hace unos días Dana se comunico conmigo para saber
si seguiría Valentina y los Carontes, si voy a hacerlo pero estoy retocando la
historia así que tardara un poquitín.
Saludos a todas y feliz años,
Luciana B.
Ooh eres cruel Lu =(... me dejaste sin saber nada no es justo jaja oow te juro muero de emocion cada vez que escribes algo...ya quiero el proximo capitulo, enserio no se como puedes hacer eso eres genial escribiendo, la manera en que narras todo haces que quedemos enganchadas en la historia oo por lo menos eso es lo que me pasa a mi... ya quiero saber que son... oie y pondras las imagenes a un ladito para darnos una idea?... eso me gustaba mucho jeje... Camile me agrado!! Bueno amm espero que pronto este el 3 capitulo... =D cuidate mucho eres genial...!!
ResponderEliminarCeleste
Me encanto el capítulo! Cómo siempre nunca me decepcionas! Eres una excelente escritora, la mejor! Me encanta esta historia! :) porfiss actualiza rápido necesito saber que es lo que son! Por qué tanto misterio!? Jajajaja Me muero de la intriga!
ResponderEliminarOye vas a a seguir con Aurora? Esa historia es tan increíble! Qe casi lloro cuando dijistes que ya no la ibas a continuar! :(
holaa! dios hace tanto que no escribo un comentario en blogger xD y bueno acabo de leer los dos caps y me dejaron con ganas de mas aca toda intrigada por saber lo que son, me alegra en serio muchisimo demasiado que hayas vuelto, de verdad crei que ya no escribirias mas o bueno al menos que ya lo leeria ni un escrito tuyo, pero has vuelto y con que gran historia que acaba de comenzar y ya me tiene enganchada, de alguna manera aun sin conocerte mas que a traves de este sitio te extrañaba xD fue como si de pronto todas las escritoras que conocia se alejaron poco a poco de aqui (falta de tiempo trabajo estudios, aunque yo este igual) fue como si cada una apagara la luz de su blog y yo me quedara casi a oscuras en una calle que antes estaban iluminada por tantas bellas historias, ok eso fue demasiado xD no creo que me recuerdes o bueno quiza no mucho soy aquella tipa que escribia (mi mas grande pendiente D:) the fire last night, confusa historia lo se xD pero bueno me alegra que hayas vuelto y ohuna pregunta pondras imagenes como antes de los personajes .-. jeje mis dudas existenciales xD publica pronto sigue asi!
ResponderEliminarbesos
Amy Lee
Aloha! Espero no sea demasiado tarde.
ResponderEliminarMe fascinaron ambos capítulos! Son bastante buenos y la historia a finales del primer capítulo se ve prometedora! Pensé que sería una historia erm... no sé como llamarlo sin que suene grosero así que... "sin nada de misterio" así como erm... Federico Moccia, pero el misterio, lo fantasioso y ficción es lo que te caracteriza.
Me alegra que estés de vuelta Lu! Extrañaba tus escritos y lamento no haber hablado tan seguido contigo como me había propuesto hacerlo.
Sigue así, la historia se ve prometedora como las demás y quisiera saber que sigue con Debra y que es ahora.
Un beso y feliz año nuevo, feliz navidad, feliz día de reyes, feliz todo! :D
xx♥