domingo, 25 de septiembre de 2011

Trailer de la tercera temporada de Fire Girl


Mi primer book trailer, espero que sean buenas y comenten :). Siempre quise hacer uno pero recién aprendí a hacerlo jeje así que, no es perfecto pero espero que cumpla algunas expectativas. Quiero recalcar que no puse a otros personajes (aun que sean importantes) por que no encontré las imágenes adecuadas, que todo lo que se vio en el video ocurrirá de alguna manera similar y creo que eso es todo ha! y la chica que llora es Eve! Lo recalco por que algunas amigas no la reconocieron.








Espero que me digan si les gusto :)

Lu

jueves, 22 de septiembre de 2011

Capitulo 30- Fire Girl

- Eres la persona más opuesta a mi Sky y por eso jamás te dejare ir, te guste o no. Así que ahora dime, Dubai o la casa de mis padres?- pregunto Henea.

Sky le acaricio el rostro, justo donde estaba ese feo corte en la mejilla que le habían hecho en la batalla de hace unos días. Henea serró los ojos, talvez por que ahora se sentía horrible por tan grande cicatriz o por tan agradable contacto, lo cierto era que Sky la veía mas hermosa que nunca.

- Obviamente Dubai, sabes que necesitamos un descanso e ir a la casa de tus padres no es precisamente eso- dijo ella
- Hay Sky! Sabes que algún día les tendremos que decir que somos más que mejores amigas, ya sabes…
- Novias?- pregunto Sky y le sonrío.
- Si novias.- dijo ella con total seguridad y Sky sonrío.
- Es la primera vez que lo dices en voz alta. – dijo y le tomo de las manos- Si estas lista para eso, vamos a la casa de tus padres.

Estuvieron a punto de darse un beso pero supe que eso seria realmente incomodo para mi, tomando en cuenta que esa escena estaba ocurriendo en mi habitación. Aclaré mi garganta y Henea se alejo de Sky ruborizada.

- Lo siento Sofi, creímos que…
- No se preocupen- dije con una ligera sonrisa y me recosté con algo de dolor. El vientre aun me dolía igual que cada uno de mis huesos pero aparte de eso estaba bien.
- Hemos venido a despedirnos. Solo queríamos que estés consiente para eso.- dijo Henea. Asentí con la cabeza.
- Jey nos explico tu plan antes de irse con Vladimir. Estas segura de lo que harás?- pregunto con el seño fruncido y yo asentí.

Jay se había ido hace dos noches. Le había escuchado despedirse pero no había podido abrir los ojos para decirle cuanto lo extrañaría. Me prometió que cuidaría a mis hermanos, que los asesoraría con las nuevas reglas, con el nuevo consejo que se formaría. Y Vladimir me prometió su lealtad y estar con mis hermanos era como me pagaría.

- Tengo que quedarme a aprender mas sobre los dones que tengo, esta es la única forma.
- Lo sabemos pero Jay también puede enseñarte…estar cerca de Leo no te va ha hacer bien-dijo Henea con cariño y me acaricio la mano. Ahora comprendía que Jay no les había explicado sobre lo que en verdad planeaba hacer. Suspire con fuerza.
- Leo no importa chicas. Ya no- dije y mire ligeramente a mi derecha, donde estaba Alexander sentado. El me sonrío y yo hice lo mismo.- ahora lo único que importa es saber controlar los dones que tengo.
- Esta bien, si esa es tu decisión. Te deseamos la mejor suerte del mundo- dijo Sky y me abrazo con fuerza. Henea hizo lo mismo después de un minuto.
- No hagas locuras por favor- me susurro y yo asentí nuevamente.

[…]

Ya han pasado 5 días desde que los Incidere Parvati nos rescataron.Como Scarlett había quemado nuestro hogar no tuvimos otra opción que mudarnos con los Incidere Parvati, no sabia exactamente el lugar, solo sabia que estaba en Roma, en un bosque extenso y que mi nueva casa era un castillo muy parecido al castillo de Windsor y hasta mucho mas grande. Con grandes bosques a su alrededor y casi una ciudad amurallada por dentro era muy difícil de perderse.
Estaba a punto de llegar tarde al lugar en el que Leo me había citado aquella mañana pero como dije antes, era muy difícil ubicarse en este lugar. La gente iba y venia con normalidad, sin temor de mostrar sus dones, caminando codo a codo, mano a mano Anastie con hijos de Fleaur como si fueran una raza única y no tuvieran diferencia alguna. Habían mas híbridos como yo de los que podía contar y eso de alguna manera me hacia sentir menos especial aun que como ya lo había dicho uno de los sacerdotes del lugar, nunca había visto que existieran dos gemelos con el mismo poder, generalmente al ser concebidos este don era repartido pero en Sebastian y en mi se habían conservado los dos dones, lo que nos hacia mucho mas fuertes pero no únicos.

Ya que era un hecho de que llegaría tarde a mi cita con Leo, decidí correr por uno de los tantos patios de piedra que tenia el castillo. En el centro había una gran pileta de la que brotaba agua por la boca de un enorme dragón, también habían una variedad finita de rosas de todo los colores, su olor exquisito embargaba todo el lugar, mas al fondo casi por una de las puertas y los grandes arcos de piedra habían algunos soldados. Los reconocí por su capa color verde y sus cabellos recogidos en colas altas no solo de las mujeres sino también de aquellos hombres que llevaban el cabello un poco largo. Vi a pesar de la lejanía el cabello rebelde de Jena, amarrado en una coleta ajustada. Su rostro aun seguía con ojeras por llorar todas las noches, la perdida de su padre aun le dolía tanto. John estaba a su costado, igual de cansado pero el parecía derrotado más que todo. Corrí hacia ellos sin pensarlo dos veces y jale a Jena antes de que se metiera nuevamente al castillo con los demás soldados.

- Pero que haces?- le pregunte algo confundida.- pensé que las guerras y las batallas habían terminado para nosotros por un tiempo…
- Para mi no Alice- hablo Jena con frialdad, consumida por la tristeza era la única cara que podía mostrar para no resquebrajarse.
- Jena…tu tenias planes- insistí al recordar la conversación que ella tuvo con John que por cierto, nos esperaba a cierta distancia.
- Alice tu no entiendes por que no has perdido a nadie importante pero yo he perdido a mis dos padres y los extraño mas que a mi vida, es por eso que he tomado esta decisión. No quiero que haya mas gente como yo que se queda huérfana por una guerra sin sentido y solo luchando podré aportar algo.
- Jen…- la voz se me resquebrajo y mi labio inferior comenzó a temblar indicando que estaba a punto de llorar. Jena tomo mi mano con fuerza.
- Eso no quiere decir que me aleje de ti Alice, solo voy a proteger a mas gente así, me comprendes verdad?- asentí con la cabeza.
- Te quiero hermana del alma. Adiós
- Adiós.- dije con tristeza y Jena desapareció junto a John.

Camine hacia el castillo en silencio. Saber que Jena se entrenaría para combatir al frente era algo que me había dejado sin ánimos. Vi con algo de asombro como Leo aparecía de improviso y se plantaba delante mío, me tomo por la cintura y me atrajo a él con suma normalidad.
- Que pasa? Pensé que me habías dejado plantado- dijo el y yo negué con la cabeza y me acurruque en su pecho.
- Jena se va a ir a combatir…- susurre
- Lo se- dijo el ahora con un tono serio. Lo mire algo extrañada- me lo dijo esta mañana…si tu quieres puedo dejar la sorpresa para otro día- agrego rápidamente y yo negué rotundamente con la cabeza.
- Se que has estado organizando esto desde que has podido estar de pie sin caerte- dije y le sonreí tratando de olvidar a los demás, ahora solo Leo existía. – ha que esperas?- le pregunte mas sonriente que nunca.
- Sabia que no te negarías- dijo el igual de contento y me beso en los labios, un beso suave que hizo que llegara a las nubes.- ya veras que a Jena no le pasa nada, solo necesita despejar su mente y sabes que la mejor manera de hacerlo es luchando- asentí con la cabeza, era totalmente cierto. Leo comenzó a llevarme por unas escaleras de caracol que me hicieron recordar a la urbe en Londres. – además esta con John- prosiguió con tranquilidad aun que se notaba ansioso por la forma de caminar y por el ligero apretón que hacia con su mano enlazada a la mía.
- Tienes razón- dije con más animo. Leo tenia razón, a Jena no le pasaría nada.
- cierra los ojos- dijo Leo
- Leo…
- Por favor- pidió haciendo un pequeño puchero que nunca antes había visto. cerré los ojos.- ya veras te encantara- dijo mientras se posesionaba detrás de mi y me tomaba de los hombros para guiarme. Llegamos a un pasillo largo, ya sin escalerillas, caminamos de frente y luego comenzamos a subir unos cuantos peldaños más.- recuerdas aquella vez que te deje subir a mi escondite?- me pregunto al oído.
- Si lo recuerdo- dije, y como olvidar lo guapo que te veías ese día, que me diste tu chaqueta y sentí la brisa de la ciudad? Pensé pero no dije nada.
- Extrañaba ese lugar, tanto que decidí buscar uno que se pareciera en este castillo.
- Y lo encontraste?- pregunte y gire la cabeza pero antes de abrir los ojos Leo me los tapo con la mano derecha.
- Si- me susurro.- gira y lo veras, solo que esta vez, este será nuestro lugar secreto, solo de los dos.- concluyo. Gire ligeramente y abrí los ojos.

Delante mío había una ventana serrada. Vi los peldaños que acababa de subir y descubrí que eran hechos de madera, Leo los debió de haber construido para que lograra subir sin dificultad. Vi a mi alrededor, todo el lugar estaba rodeado de un montón de cajas, era un deposito.

- Un deposito?- pregunto algo extrañada
- Lo que esta afuera boba- dijo el y abrió la ventana.

Entre casi a gatas, la ventana eran un tanto pequeña pero lo suficientemente grande para que entrara Leo. Al salir por la pequeña ventana observe un hermoso invernadero lleno de flores de todos los colores y tamaños. En el suelo había una alfombra negra de pelusa, llena de cojines de colores a su alrededor un tanto viejos, supuse que todo esto lo había sacado del deposito.

- Leo esto es increíble- hable mientras observaba toda la estancia.
- Lo se- Dijo Leo que me abrasaba por la cintura y recostaba su mentón en mi hombro derecho.- y lo mejor de todo…es que es solo para los dos- susurro a mi oído.

Mi cuerpo reacciono al instante, una electrizante sensación recorrió mi columna vertebral. Leo lo sintió y su respuesta no se hizo esperar. Beso el lóbulo de mi oreja y luego deslizó sus labios por mi cuello. Cerré los ojos y me deje llevar suspirando ligeramente. Había añorado este momento hace tanto tiempo que talvez era con lo que soñaba todos los noches. Repentinamente Leo me giro para estar frente suyo, me miro con esos ojos azul noche que siempre me atrapaban por completo. Sin decir nada lo bese con todas las ganas que tenia contenidas, me aferre a su cuello mientras el me tomaba de los muslos y me levantaba en el aire.

- Te amo- susurro entre besos mientras me recostaba con delicadeza en la alfombra.
- Yo también te amo Leo- susurre y poco a poco le fui despojando de su polo negro.

Leo se separo ligeramente de mi para terminar de quitárselo. Vi su cuerpo formado, su perfecto rostro y esos cabellos dorados tan alborotados. Sonreí sin poderlo evitar y comencé a reír sin parar.

- Pasa algo? – pregunto Leo extrañado mientras se sentaba a mi costado. me recosté ligeramente he hice que el se echara para que yo pudiera apoyarme en su pecho.
- Sabes por que rió? – le pregunte a Leo aun sonriente y el negó con la cabeza mientras ponía sus manos detrás de la cabeza.
- Por que estas algo loca- pregunto en son de burla
- No tonto, por que jamás creí que mi vida fuera tan feliz.- dije y le di un beso ligero mientras me acercaba un poquito más a el.- estar a tu lado Leo, es como estar en un caos permanente....- le quite algunos cabellos de los ojos mientras el me miraba sin decir nada- y de alguna manera eso me encanta, vivir a tu lado me encanta!- hable y una sonrisa grande le ilumino el rostro- y ya no tengo miedo de decirlo, soy la persona mas afortunada por tenerte Leo Herion.
- No…- hablo y en un movimiento rápido giro y ahora era yo la que estaba echada.- yo soy la persona mas afortunada del mundo por tenerte a ti, por que encontré a la única persona en este mundo que enserio me complementa. Antes de ti Alice, mi vida era muy miserable y cuando te vi la primera vez…ese día de clases, cuando estabas escondida debajo de tu capucha ploma y me mirabas desde un rincón. Parecías tan asustada, Dios! Como quería protegerte. Y luego apareció Libby…- le tape la boca con mi índice.
- Shuu. Eso no importa.- susurre. El asintió ligeramente con la cabeza. Al comprender que el asunto de Libby aun me dolía tanto que prefería no hablar de el. El me acaricio la mejilla con cariño.
- Ali- susurro Leo después de un largo silencio- un día me dijiste que ya no existía el Leo del que te enamoraste.- abrí sorpresivamente los ojos.
- Leo eso ya no importa…- el negó con la cabeza.
- Déjame terminar.- asentí y me quede en silencio- es cierto Ali
- Que?
- El que conociste al principio era…- suspiro con fuerza como si le costara decirlo- una persona rencorosa y egoísta , solo pensaba en si mismo, se dejaba llevar por el rencor guardado. Pero llegaste tu Ali y si, me has cambiado por completo, gracias a ti soy una mejor persona. Por eso yo soy el afortunado.- concluyo y me beso con vehemencia.

Poco a poco fue desabrochando la ligera chompa azul que llevaba puesta. Me sonrío picadamente y me pidió permiso con la mirada para que me pudiera quitar el polo de tiras. Asentí con la mirada y con mucho cuidado fue quitándome el polo. Apenas lo hizo me beso con más pasión. Sentí el contacto con su piel ardiente, ya no me quemaba en absoluto, es más, era algo que mi cuerpo añoraba a cada instante desde que lo conocí.

Se escucho un grito desgarrador que rompió nuestra burbuja de tranquilidad en un segundo. Leo se tenso al instante y se paro de un brinco.

- Ese grito…
- Era de Sofía!- concluí.

[…]

Me levante de la cama, estaba con un horrible camisón blanco y con una ligera ropa interior pero a pesar de eso y de que solo tenia una manta encima, no tenia frío, absolutamente nada. Vi la cámara que me estaba vigilando en una esquina del techo y sonreí ligeramente. Me observaban como si fuera un bicho raro y si lo era, pero esto ya me estaba poniendo muy nerviosa. Tome la ropa que Henea me habia dejado en el sillón, junto a las zapatillas algo gastadas y me metí en el baño con rapidez. Tome una ducha larga de agua fría, aun no me acostumbrara a la sensación tan extraña de tener dos tipos de fuego en mi piel y también sentir ese ligero frío permanente dentro de mi alma por tener esencia de hija de la luna. Toque mi vientre aun tenia un color morado muy feo, dolía ligeramente pero ya no tanto. Me pregunte si algún día desaparecería ese color.

Al terminar, me vestí con la ropa: unos pantalones grises y un polo algo anchó color negro y las zapatillas. Me peine, mi cabello ya estaba tan lago que podía hacerme una cola alta sin problemas aun que tampoco era tan largo como el de Alice.

- A mi me gusta corto- dijo Alexander que estaba sentado en el borde de la tina.
- A mi también, apenas pueda lo cortare como antes
- Estas segura?- pregunto y pude verlo a través del espejo. Estaba cada vez mas traslucido y eso me preocupaba, no soportaría vivir sin el.
- De cortármelo? Si
- No seas graciosa, eso no.- dijo el y se acerco a mi, puso toda su mano en mi cuello, me atrajo a el y me beso el rostro.- sabes que puedes escapar y nadie lograra capturarte. Eres invencible. – cerré los ojos dejándome convencer por esas palabras pero la imagen de mi padre hizo que olvidara esa posibilidad. Gire ligeramente y me mordí el labio al darme cuenta que yo no podía coger el cuerpo de Alexander. Suspire con fuerza.
- Es algo que tengo que hacer.- fue lo ultimo que dije y salí de allí.

Sky había dejado en mi velador un pequeño encendedor que por suerte los soldados no se habían dado cuenta y así no me lo habían logrado quitar. Lo guarde en mi bolsillo, salí de mi habitación y comencé a caminar por los pasillos laberintozos de aquel recinto tan grande.

- Dime donde esta…- le susurre a Alexander, el asintió con la cabeza y desapareció.

Seguí caminando, vi a algunos guardias que me saludaron con la cabeza, hice lo mismo y nuevamente observe las cámaras que vigilaban todo desde lo alto de los techos. Era un lugar antiguo si, pero muy implementado a pesar de ser gobernado por religiosos conservadores.

- Esta en uno de los patios Sofi, te llevare- dijo Alexander y yo lo seguí en silencio.

Ahora que tenia un guía confiable pude acelerar el paso, casi hasta correr por los pasillos. Llegue en cuestión de minutos a uno de los tantos patios del castillo. Estaba empedrado por algunas zonas y otras estaban llenas de rosales de todos los colores, en el centro había una gran pileta de piedra y en el centro de ella un dragón que botaba en vez de fuego, agua por la boca. Allí, justo en el borde de la pileta circular estaba ella, sentada viendo los rosales y perdida en sus recuerdos.

- Hazlo- susurro la voz de mi padre. Camine hasta Fox con tranquilidad. Ahora ya nada me impediría vengar la muerte de mi padre.
- Fox- dije con la voz algo rasposa. La mujer levanto la vista y me miro con un rostro totalmente demacrado, seguía lamentando la muerte de Charlie.
- Sabia que vendrías- dijo ella con calma.
- Que?
- Sabes…- inicio con la voz ausente- la primera vez que vi en visiones a Leo vivo también vi que con el llegaría mi asesina.- concluyo, hubo un largo silencio entre nosotras. Ya lo sabia, desde hace tanto tiempo y sin embargo no hizo nada.
- Porque no me mataste entonces?
- Por que no podía…cada vez que lo intentaba algo nuevo sucedía y me di cuenta que eras tan buena asesinando a los de tu propia especie que preferí dejar que siguieras. Ahora que Charlie se ha ido, puedes llevarme también con él…- la mire con el seño fruncido, me había utilizado, todo este tiempo.

Observe sus ojos por un largo instante y descubrí que si lo hacia, si hacia lo que ella quería pues me seguiría utilizando y no se lo permitiría.

- No, no te matare Fox – dije con la voz fuerte y segura.
- Que? es tu destino! Lo vi en una de mis visiones del futuro, hoy aquí, tu me mataras- dijo ahora molesta.
- No creo en el destino Fox, yo voy por mi propio camino. Vine aquí para saldar la muerte de mi padre, creí que matarte seria la mejor manera de hacerlo pero ahora me doy cuenta que tu peor castigo no será morir sino será vivir con la conciencia sucia.- hable, mi voz ahora estaba llena de rencor y odio hacia ella- Se, estoy muy segura que cada vez que cierras los ojos, los vez, vez a cada persona inocente que mataste por tu estúpida venganza. Estoy segura que eso te matara con mucho más dolor del que yo puedo darte. – hable y con eso gire y comencé a caminar nuevamente hacia mi habitación.
- Segundos antes de que matara a tu padre y lo volviera en cenizas, el te miro y grito “Sofía, cuidado”. Te mire en ese instante, supe que estabas queriendo defender a Leo de Magnus, vi a Alice corriendo hacia ustedes y sin embargo lancé toda mi rabia convertida en fuego, no me importo nadie en ese momento, solo quería que tu padre sufriera..

Me quede paralizada con esas palabras. Sabia que lo decía para desafiarme, para que la atacara y sin embargo también sabia que eran verdad. Gire ligeramente y la vi, ahora estaba parada justo detrás de mi, a unos 5 metros o talvez menos.

- Con esas palabras no conseguirás que te mate.- dije con tranquilidad- solo demuestras que te has convertido en un monstruo o que talvez siempre lo has sido- dije al fin y comencé a caminar de nuevo.
- Vi en mis visiones que querías tener un bebe, una familia, ser normal. Esos eran tus sueños con Alexander no?- pregunto con la voz venenosa.
- No te atrevas a decir nada sobre él.- dije aun de espaldas a ella, tratando de controlar la rabia que quería afluir por mi cuerpo.
- El esta muerto niña, supéralo y tu vientre es infértil…veamos quien vive una vida más miserable ahora- dijo ella. Grite con todas mis fuerzas. La mire con dolor y ella sonrío con malicia.
- Te odio- hable.

El clic del encendedor sonó, no me permitiría prender mi fuego sin un encendedor y mostrarle lo que era capas de hacer, ella no merecía ni siquiera eso. La llama verde se prendió en mi mano y se la lancé con todas mis fuerzas. El fuego golpeo su hombro y ella cayó al suelo. Volví a tener otra bola de fuego en las manos y cuando estaba a punto de lanzársela, Alice se interpuso entre nosotras.
- Calma Sofi, calma- dijo Alexander mientras yo caía al suelo de rodillas y las lagrimas comenzaban a caer por mi rostro sin control. “El esta muerto niña, supéralo y tu vientre es infértil” sus palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza haciendo cada vez más daño en mi ser.
- Pero que haces?- pregunto Leo y me quito el encendedor de las manos.

Su mirada era fría y severa. Suspire con fuerza y cerré los ojos. Los guardias no tardaron en llegar. Me apresaron pero yo no puse resistencia, para que escapar, para que tratar de vivir si ya no había sentido alguno?

3 meses después


- Ha estado hablando solo con más frecuencia estos días- dijo el hombre que revisaba las cámaras de seguridad en un cuarto oscuro lleno de pantallas.
- Y eso que tiene que ver con nosotros?- pregunte sin mucho animo. Leo apretó ligeramente mi mano para que fuera más paciente.
- Ha estado diciendo el nombre de Leo- dijo esta vez una mujer.- miren- hablo y a continuación nos puso una grabación.

La grabación estaba en blanco y negro. Se veía una habitación pequeña, de paredes de un material plomizo tan fuerte que era imposible escapar de allí. No había ventanas solo una cama, un escusado y un pequeño lavador de manos. Sofía estaba sentada en la cama viendo hacia la puerta.

- Leo vendrá, solo hay que esperarle un poco más- dijo Sofía como si conversara con alguien, luego de un instante negó con la cabeza tajantemente- El me prometió que superaríamos esto juntos, me dijo que me ayudaría, así que lo esperare.
- Que hiciste?!- le pregunte algo exaltada a Leo
- Eso fue hace tiempo Alice, antes que sucediera lo de tu madre. Y tu sabes muy bien que desde que sucedió eso no la he vuelto a ver- dijo Leo y yo asentí con la cabeza.
- Pues Leo, creo que ese es el problema- dijo uno de los doctores que estaban en la habitación.

En total eran 5, le prestaban mucha atención a Sofía por que era única y además por que le temían. Querían que sanara para así poder ayudarlos con las alianzas que ya se estaban formando sin embargo, Sofía se negaba, por eso nos habían traído aquí, ya estaban desesperados.

- Leo no va ha entrar allí, es peligroso, viste como trato a Sebastian cuando entro. Casi lo mata!- dije exaltada.

Recordé que mi hermano había ido a su habitación dos días después de lo sucedido para tratar de preguntar que es lo que había ocurrido con mi madre que por cierto, también se negaba a hablar. Sofía se le lanzo encima suyo y lo ataco llena de odio, arañándole el rostro y diciendo que el era igual a mi madre, un monstruo. Me preguntaba si pensaba lo mismo de mi y sobre todo que es lo que le había dicho mi madre ese día.

- Pero se ha negado a hablar con todos, hasta con migo y necesita ayuda- dijo Eve que entraba a la habitación.

Su rostro se veía mucho más maduro, su cabello marrón estaba ahora recogido en una coleta, sus ojos se habían estado aclarando desde la ultima vez que los vi, ya no eran marrones oscuros sino algo verdosos. Tenia una mirada triste como si el arrebatarle su don le hubiera dejado esa marca permanente en el rostro.

- A ti te ataco?- pregunto Leo
- Por que no miras por ti mismo- hablo ella y nos indico una de las pantallas.

Se veía la misma habitación, solo que ahora Sofía llevaba el cabello recogido en una coleta chascosa y se abrasaba las piernas con los brazos.

- Hola Sofi- dijo Eve y entro con cuidado, se sentó en la esquina de la cama.- Podemos hablar sobre lo que paso?- Sofía levanto la vista y la miro con pura frialdad. No le dijo absolutamente nada pero me di cuenta por la forma en la que se miraban que eso no era necesario.
- Ven todo lo quieras- dijo Sofía después de un largo rato- no hablare con ustedes. Quiero a Leo.


- Y así fueron unas 4 veces más, se reusa ha hablar- dijo Eve con total seguridad.
- Sino habla con nosotros y no deja que le pongamos los medicamentos jamás sanara- dijo uno de los doctores. Leo asintió con la cabeza.
- Necesito hablar con ellas dos en privado, puedo?- pregunto Leo. el doctor asintió y los tres salimos al pasillo.
- Porque no le han suministrado las medicinas a la fuerza?- pregunto Leo sumamente molesto- ella necesita ayuda…
- No quieren hacerlo a la fuerza, prefieren que Sofía no se altere para que siga de nuestro lado.
- Pero ella en verdad esta enferma!- susurro Leo- me lo dijo hace algún tiempo, confeso que ve gente que ya esta muerta…-susurro y yo me quede completamente helada. Si Sofía veía gente muerta desde hace mucho, entonces estaba muy atormentada, necesitaba ayuda.
- Leo tienes que ir- me sorprendí susurrando.- si se lo prometiste y ella pide verte talvez seas la única persona que en realidad pueda hacerla entrar en razón. – Leo asintió con la cabeza- de todos modos no puede hacerte daño, no tiene un encendedor.
- Si.- contesto.
- Si irán- dijo Eve y dos guardias salieron para escoltarlo.-hay algo que tienes que saber Leo- le susurro ella al oído y como yo estaba tan cerca pude escuchar con claridad- ella no ve muertos como tu dices, solo ve a uno, es Alexander y yo también lo he visto- fue lo ultimo que le dijo antes de que los guardias lo escoltaran al ultimo piso de la torre oeste, donde se encontraba Sofía. Mire a Eve con asombro. - Ella es mas poderosa de lo que creemos y aprende muy rápido


[…]

Harta de este encierro y frustrada, así me sentía. Leo? donde estaba Leo que hasta ahora no había venido a verme? Ya me estaba aburriendo de hacerme la completa desquiciada para tener más tiempo sola y así aprender de las cosas que existían en la cabeza de Eve. Y aun que todo eso me había ayudado, ya había pasado mucho tiempo, Alexander, estaba más trasparente que nunca. Se me acababa el tiempo y yo seguía aquí, esperando una despedida que talvez nunca se daría. La puerta de acero sonó y alguien entro por ella. Me senté rápidamente y lo vi, Leo al fin había venido junto a dos guardias.

- Podemos hablar?- pregunto el sin moverse de la puerta, se veía algo sorprendido al verme. Solo le mire con la cabeza ladeada y luego observe a los guardias. Leo lo interpreto muy bien- pueden dejarnos solos.- los dos guardias asintieron con la cabeza y cerraron las puertas detrás de Leo.
- Pensé que nunca vendrías- dije con la voz algo rasposa mientras daba dos palmaditas a la cama para que Leo se sentara. Se notaba tenso, talvez pensaría que le haría daño pero yo jamás lo haría, no a él y si ataque a Sebastian fue por que en ese instante estaba llena de rabia pero ya no la tenia, ya no.
- Necesitaba tiempo para pensar…
- Si cumplirías tu promesa o no?- le pregunte y el se quedo en silencio.- como esta ella?
- Fox?- pregunto Leo y yo asentí con la cabeza- han pasado tres meses y su herida aun no sana del todo pero estará bien, supongo. Porque no la mataste?
- Que no les ha dicho?- pregunte en un susurro
- No, se reusa ha hablar, casi ni siquiera come, solo se queda en su habitación y llora.
- El remordimiento la esta matando, es lo que le dije por eso no la mate.- Leo se quedo en silencio, me acerque un poco mas a el y puse mi mano sobre la suya. El me miro directamente a los ojos.
- Eve dice que pudo ver a Alexander, no estas loca Sofi- susurro.
- Lo se.- hable mientras me paraba y lo miraba de frente- jamás lo estuve Leo y ahora lo entiendo, este tiempo aquí me a servido para darme cuenta de muchas cosas, entre ellas que no me gusta estar encerrada y que puedo recuperar a Alexander, aun puedo…
- Que?!- pregunto Leo y se paro de un salto, me aleje ligeramente de el dando dos pasos para atrás. Una sonrisa grande se formo en mi rostro.
- Solo esperaba a que vinieras, no quería que esto terminara sin despedirme, deseaba verte una ultima vez y decirte que me alegra que encontraras la felicidad, ahora me toca a mi.- dije con la voz mas fuerte, le sonreí ligeramente y estire mi brazo izquierdo en dirección a una de las paredes.
- Sofi no creo que esto sea lo correcto- hablo Leo y trato de detenerme pero mi mano derecha se lo impidió. Le toque el pecho, su calor se me hacia tan familiar, sentí su sangre fluir dentro de el como si fuera mía.
- Es lo mejor- hable.

Mi mano izquierda se prendió en una bola de fuego verde. Tan solo fue necesario lanzar una de esas bolas para que la pared de acero se resquebrajara y se rompiera con un fuerte estrépito para dejar ver un lindo bosque.

- Adiós – le susurre y le di un beso en la comisura de sus labios perfectos- fue muy necesario encontrarte para saber que no todo estaba perdido en mi vida, gracias – pensé y se que lo escucho, hice que lo escuchara.

Todo paso tan rápido después de ese segundo. Camine hacia el borde de la habitación. Gire para ver una ultima vez a Leo, que ya comenzaba a reaccionar.

- No!!- grito al darse cuenta que saltaría y corrió hacia mi.

En ese instante se abrieron las puertas y los guardias entraron pero ya era demasiado tarde, di un paso más y comencé a caer desde el ultimo piso de la torre más alta del castillo. Si moría o no en esa caída ya no importaría, lo importante en ese segundo es que ya estaba libre y junto a Alexander. Lo mire y le sonreí ligeramente en esa fracción de segundos en las que caía. Sentí la hierba debajo de mis pies descalzos, lo había logrado.

“ No importa lo que tenga que hacer, si hay alguna esperanza de que pueda recuperarte lo haré.”



Acabó la segunda temporada y con ella nos despedimos de las narraciones de Sofía aun que en verdad hasta a mi me a picado la curiosidad y se que ha ustedes también, que hará a partir de ahora Sofía? Lograra recuperar a Alexander?
Por otro lado ya tengo listo el prefacio de la tercera temporada pero este será diferente xD, me explico mejor, será un book trailer que lo publicare el lunes! Así que espero que pasen el lunes para verlo.
Y bueno eso es todo, tengo algunos nuevos proyectos en la mente y prometo escribirlos pero será apenas acabe Fire Girl.

Lu.

COMENTEN :)

viernes, 16 de septiembre de 2011

Capitulo 29- Fire Girl


“No estarás completa hasta que toda su esencia te pertenezca. Tiene que morir como los otros” esas palabras resonaron en mi cabeza como si Eve me las estuviera susurrando al oído. Y en ese instante sentí como algo cambiaba dentro de mi, la esencia de Leo estaba pasando a ser mía poco a poco.

- No!!- grite nuevamente llena de dolor- por favor no!- pero ya era demasiado tarde.

Me sentía mas fuerte y más despierta que nunca, el veneno que estaba en mi sangre se evaporo con la lava que corría por mis venas. El dolor se mezclo con rabia. Cerré los ojos y grite con todas mis fuerzas.- los odio!! Los odio!!- dije y una y otra vez mientras me retorcía para liberarme y matar a todos.

Las puertas de la estancia se abrieron detrás de mi y escuche el grito desesperado de Alice a pesar de todo el barullo que existía en la estancia a consecuencia del fuego.

- Leo!!- grito ella y corrió hasta el. Se arrodillo y con sumo cuidado le quito el cuchillo del cuerpo. Giro su cuerpo inerte y comenzó a llorar mientras tocaba su rostro. Eve le toco el hombro para darle apoyó y giro el rostro directo a mi.
- Hazlo, mátalos a todos- escuche hablar a Eve dentro de mi cabeza.- estas completa, ahora.- dijo con las voz amarga y llena de dolor por la perdida de Leo.
- Vladimir!- grite y Vladimir vino corriendo, se quedo pasmado al ver a Leo en el suelo.- protégelos, haré algo que puede dañarlos.- hable y el asintió con la cabeza.

Con rapidez Vladimir cargo el cuerpo de Leo y se dirigió hacia una de las columnas circulares de mármol que estaban alrededor de toda la estancia. Alice se había quedado en el suelo, paresia ida por la conmoción. Eve la levanto del suelo y practicante la jalo para que estuviera a salvo también. Los perdí de vista y así fue mejor. Observe la estancia, esta vez buscando a los sobrevivientes. Estaban acorralados detrás de el altar de mantel rojo y dorado que ahora se estaba quemando. Murcia trataba de ayudarlos ahora que la muchacha rubia ya no estaba en la estancia pero no seria por mucho, acabaría con cada uno de ellos.

- Los odio!- grite

Sentí como todo el desprecio hacia ellos corría como lava por mis arterias y venas, pronto se extendía absolutamente a todo mi cuerpo, talvez ellos creían que necesitaba un encendedor para iniciar mi flama pero ahora ya no era necesario, estaba completa. Mi cuerpo se encendió en un fuego color verdoso que jamás en mi vida había visto, ya no dolía en absoluto, más bien era una sensación reconfortante que llenaba completamente mi ser, mejor dicho casi, por que ahora que sentía mejor, había una parte dentro de mi ser que dolía ligeramente. Los grilletes que rodeaban mis tobillos y mis muñecas se diluyeron como agua por el fuego infernal que cubría mi cuerpo y todo comenzó. Los mataría a absolutamente a todos.

[…]

Tenia a Leo entre mis manos, se veía tan vulnerable, jamás lo había visto así, su cabello ahora se veía opaco y su rostro estaba tan pálido que parecía un papel. Tape con mi mano la herida de su pecho, de la que aun brotaba sangre caliente y comencé a llorar. El sentimiento de culpa y el dolor me consumía por dentro. Mi Leo estaba allí, muerto y yo no había hecho nada para evitarlo, mi estúpido orgullo lo había impedido. Cerré los ojos, rezando por que todo esto fuera una pesadilla horrible. “Te amo y no te lo dije, lo lamento tanto”. Sentí la mano de Eve en mi hombro.

- Aun no esta muerto- susurro y me quede petrificada.

Todo se nublo para mi. No me di cuenta de que Vladimir había tomado en brazos a Leo, ni que Eve me llevaba a quien sabe donde. Solo pensaba en lo que acaba de decir “Aun no esta muerto”, “Aun no esta muerto”. Reaccione repentinamente y me encontré detrás de una gran columna de mármol. Mi espalda estaba apoyada, en ella y a mi costado estaba echado Leo. le acaricie el rostro y acerque los dedos con temor hasta su cuello. Su pulso era débil, tan débil que ni se notaba pero estaba vivo. Tome su mano entre la mía y le di un beso. “Todo va estar bien” pensé mientras las lagrimas caían sin cesar. Vi a Eve, estaba parada y nos miraba con aspecto ausente mientras que Vladimir aprisionaba con fuerza el pecho de Leo pero eso era inútil si se daba cuenta de que la herida había traspasado ya todo su pecho, sin embargo no dije nada y solo vi a Eve.

- Que vamos a hacer?- le pregunte pero mi voz se vio opacada por los estremecedores gritos de Sofía, “los odio” gritaba una y otra vez como una posesa.

Acto seguido una luz verdosa ilumino toda la estancia con mucha fuerza. Una oleada de calor inminente hizo que Eve se tambaleara y cayera al suelo con brusquedad. En ese instante recordé el día en que mi madre se había prendido en llamas, solo que esta vez el calor era mas avasallador.

- Esta ocurriendo- hablo Eve que se acercaba mucho mas a mi para que el fuego no le dañara. En ese momento sentí como la mano de Leo se hacia fofa.
- No- susurre débilmente- Leo no por favor…no me dejes. No!- dije y comencé a llorar con mas fuerza.
- Ya es momento.- Hablo Eve e hizo que soltara la mano de Leo. La puso como la otra, pegada a su abdomen.
- Que haces?- pregunte al ver que se arrodillaba a un costado, de frente a la herida de su pecho. Ella me miro, sus ojos tenían un brillo que nunca había visto antes.
- Solo porque he visto el verdadero amor que ustedes dos sienten por él, lo haré.- susurro. Vladimir se hizo a un lado y Eve puso las manos en el pecho ensangrentado de Leo.
- Haras que?- pregunte confundida.
- Lo salvaré Alice, haré que regrese- dijo ella.

La habitación seguía de una tonalidad verdosa y el calor no había cesado pero para mi ahora solo existían Leo y Eve. Vi como ella le susurraba cosas: “Aun no es tu momento, regresa Leo…regresa” decia una y otra vez. Después de unos segundos comenzó a decir palabras en un idioma que jamás había escuchado pero sentía que cada palabra tranquilizaba mi ser, toda mi alma. Su cabello se prendió de un blanco brillante, sus ojos se hicieron mas plomizos que nunca. El cabello de Leo comenzó a recobrar su tono dorado sol y su cuerpo completo se levanto ligeramente del suelo o eso es lo que creí ver. Era algo mágico, inimaginable pero estaba pasando frente a mis ojos. Ese momento sorprendente solo duro unos segundos, después de eso, Leo cayó nuevamente y el cabello de Eve comenzó a teñirse de una tonalidad caoba. Sus ojos estaban cerrados, ella seguía pronunciando esas palabras hasta que vi como el cuerpo de Leo comenzaba a respirar nuevamente, con dificultada pero respiraba. La luz verde se había desvanecido casi del todo y el calor ya no era tan abrumador. Eve abrió los ojos, ahora eran marrones y de ellos caían lagrimas.

- Ha acabado- dijo al fin mientras se alejaba de Leo y dejaba ver su pecho desnudo que ahora solo tenia una cicatriz rojiza.

[…]

Llego un punto donde ya estaba completa totalmente. Ya no sentía ese ligero dolor en el pecho lo que me indicaba que Leo ya se había ido por completo. Grite nuevamente con fuerza y me acerqué a Murcia. Había matado a todos en la estancia, quemándolos por los ojos como me había enseñado Milos, haciendo que su esencia se consumiera hasta no quedar nada. Deje para el final a Murcia, estaba escondida detrás de unos escombros y aun que sabia que este era su final, me miraba desafiante.

- Puedes hacer lo que quieras con migo, July esta a salvo- dijo ella
- Y lo haré y créeme también matare a tu nieta y la tortura hasta el final, hasta que suplique que la mate y cuando haya llegado a ese punto, le diré que todo fue por tu culpa…
- No serias capaz…- susurro ella
- Te juro que ahora que me lo arrebataste seré capaz de cualquier cosa- dije y le lancé una bola de fuego que entro por sus ojos y dejo solo huecos oscuros mientras la mujer convulsionaba por unos instantes y luego caía al suelo sin vida.

Caí de rodillas exhausta, me toque la cabeza con las manos y me puse a llorar. Sentí como Vladimir se acercaba a mi y me ponía algo encima, supuse era su chaqueta puesto que, el fuego de mi cuerpo había quemado toda mi ropa y estaba desnuda pero ha ese punto de mi vida ya no no me importaba.

- Levántate- dijo con la voz tranquila y le hice caso. Posó uno de sus brazos en mis hombros y me atrajo a el.- esta vivo.- susurro
- que?
- Eve hizo lo que tu madre hizo por tu padre, el esta vivo. Le salvo la vida y a cambio…
- Dio su don- dije con frialdad.

Y yo, aun tengo el mío? Me pregunte para mis adentros y sentí el cosquilleo en mis manos que me indicaban que si, seguía completa. Eve no solo había salvado a Leo sino que había esperado a que el muriera para que yo conservara mi don completo.

- Es una buena chica- dijo Alexander que caminaba a mi costado y yo asentí con la cabeza sin decir nada.

Estábamos a punto de pasar por la parte donde se filtraba la luz gracias al hueco que había hecho Leo cuando Alexander levanto la vista algo inquieto. Mire hacia donde el miraba y de la cúpula rota comenzaron a caer unas 5 personas con capas color verde oscuro. Cayeron de cuclillas y en forma simultanea y ordenada se pararon y se sacaron las capuchas de la capa para que pudiera ver sus rostros. Dos mujeres y tres hombres nos observaron. Se veían imponentes con esos trajes, todos llevaban unos colgantes en el cuello y eran de diferentes razas. El hombre mas cercano a mi se quito la capa y me la entrego.

- Gracias- dijo el hombre de tez oscura y yo asentí con la cabeza.

Era un hecho, no eran malos y algo me decía que los cinco eran Anastie de otra forma no habrían podido saltar de tanta altura y no tendrían esa coloración naranja en el aura de los ojos que antes no había percibido en ninguno de los otros pero ahora se notaba con tanta nitidez. Me pregunté si alguien más podía ver lo mismo que yo pero preferí no decir nada, seria mi secreto al igual que podía prender fuego sin necesidad de un encendedor.

[…]

- Quienes son ustedes?- pregunte mientras dos hombres de capas verdes trataban de levantar a Leo. Me interpuse entre ellos, nadie, nunca más me separaría de él.
- Tu madre nos convoco- dijo una mujer con rasgos achinados.- somos los Dea Incidere Parvati. Vinimos a ayudar, déjanos hacerlo- dijo con tranquilidad pero aun así me mantuve recelosa y no me moví.
- Déjanos hacerlo- dijo un hombre con asentó latino.
- Yo los conozco, el padre de Yue me comento sobre ustedes- hablo Eve que me tomaba del brazo porque estaba muy débil aun o talvez por que había recordado al padre de Yue y eso aun le dolía mucho.- conozco a la orden Incidere Parvati, son una congregación grande de Anastie e hijos de Fleaur.- me dijo esta vez a mi.
- Y secreta- adicionó la mujer. – lamentamos venir tan tarde, hija de la luna. Si hubiéramos llegado antes, talvez eso- dijo y indico su cabello con la mirada- no hubiera pasado.
- El destino es solo uno, no se puede cambiar- susurro.- no le harán daño Alice, tienen buenas intenciones.- dijo ella.

Quise replicar pero no tenia fuerzas y sabia que seria lo mejor. Asentí con la cabeza, los hombres se movilizaron con rapidez. Alargaron una manta azulada y la amarraron a dos tubos largos que encontraron en los escombros. Hicieron una camilla rustica y mientras eso ocurría yo me arrodille y le tome la mano a Leo. Aun estaba inconciente pero al sentir mi contacto sentí que la ajusto un poco más.

- Ahora nada nos separara- dije y el abrió ligeramente los ojos
- De eso estoy seguro- susurro él y sonrío ligeramente. El rostro se me ilumino de felicidad y no pude evitar abrasarlo con fuerza.- auch..- se quejo débilmente.
- Lo siento, lo siento- dije con rapidez y me aleje ligeramente pero Leo posó su mano en mi cuello, tan ágil como un gato y lo impidió.
- No, esta bien.- dijo y me acercó más a él.

Le di un beso diferente, se sentía la necesidad entre nosotros pero era suave, sin presiones, sentía también el amor mutuo. Me estremecí, jamás había sentido esto, me sentía plena a su lado.

- Me encanta que me beses así- susurro cuando me separe para respirar- talvez tendría que ponerme en peligro más a menudo- dijo con la voz ronca y rió. Su semblante se veía mejor, hasta ya tenia su animo habitual.
- Ni lo pienses- dije y le di otro beso, esta vez rápido antes de recordar que no estábamos solos.
- No creo que sea necesario hacer esa camilla- dijo Leo mientras se recostaba- puedo caminar solo- hablo y trato de pararse. Le di la mano y trate de ayudarlo pero lamentablemente aun estaba débil.
- No te esfuerces mucho, va ser mejor que te carguen- dijo Sofía.

Estaba casi frente nuestro. Tenia una capa verde que le cubría el cuerpo, estaba descalza pero al parecer no le importaba. Sonrío débilmente y Leo le sonrío de igual manera pero yo no me sentí mal, es mas ahora si me sentía segura, Sofía ya no seria un problema entre Leo y yo. La mano de Leo entrelazada a la mía con fuerza lo reafirmó.

[…]

La orden Incidere Parvati había llegado para ayudarnos, eran más de 30 hombres que venían e iban por todos lados, para ayudar a los heridos o limpiar los restos. Tenían miembros de la policía infiltrados que hicieron que la gente común no se metiera en esto, cercaron la zona y permitieron que la orden trabajara con tranquilidad diciendo que todo era un “atentado terrorista”.
Caminaba con ayuda de Vladimir que en ningún momento me había dejado sola. Adelante nuestro estaba Leo siendo trasportado por dos miembros de la orden y Alice que no le soltaba la mano. Detrás nuestro iban los demás junto a Eve.

- Creo que le deben un agradecimiento muy grande- dijo Alexander.
- Lo se- susurre- pero no es el momento.

Llegamos a la estancia principal, aquella en la que había quemado a unas cuantas personas. El lugar estaba totalmente destrozado, pero lo que me paralizo fueron los cuerpos de Anastie, hijos de Fleaur, y soldados en el suelo, recostados como si durmieran. Había un pequeño grupo conformado por Jena, Fox y otros conocidos que tapaban ligeramente a uno de los cadáveres con sus cuerpos. Me acerque para ver quien era igual que Alice que corría para ver lo que había ocurrido. Lo primero que se paso por mi cabeza fue Sebastian, David o Jay. Los busque con la mirada rápidamente Sebastian estaba siendo atendido por un miembro de los Incidere Parvati que le curaba un corte en el brazo mientras que David estaba justo al lado de Fox y Jay para mi alivio estaba junto a Sky y Henea, heridos pero a salvo.

Alice al ver aquel cuerpo, por un instante se quedo paralizada y luego cayó de rodillas justo al costado de Jena que lloraba sin parar, Alice la abrazo con mucha fuerza y Fox le puso una mano en el hombro, dándole apoyo, ese que solo te puede dar una madre, ese que te dice que todo saldrá bien a pesar de que nada se vea alentador. La escena era muy conmovedora y lejana para mi. Era una familia unida que lloraba la perdida de un ser querido, algo que yo no tendría jamás. Me acerque para ver mejor. Me quede un instante quieta al descubrir con algo de tristeza que era Charlie.

- Descansa en paz amigo. En la muerte tendrás la paz que jamás pude darte en vida.- dijo Fox y se resquebrajo.

Era la primera vez que la veía llorar. David la abrazo con fuerza. Jamás la había visto tan sensible y eso de alguna manera me recordó que también tenia sentimientos. Talvez no sea tan mala. Pensé.

- Que las apariencias no te engañen pequeña Sofi.- dijo una voz muy conocida en mi cabeza.

Sentí un mareo repentino y me tambalee. Esa voz…esa voz había sido la de mi padre. Estaba segura y también estaba segura que el veneno comenzaba a aflorar de nuevo. Estuve a punto de caer pero Vladimir y Jay vinieron y me tomaron de los brazos. Le sonreí a Jay.

- Estoy bien- susurre.
- Estas loca- dijo el algo molesto por lo que había hecho.

Y quien no estaría molesto? Sino fuera por mi todo esto no hubiera ocurrido, Charlie no hubiera muerto, mis soldados tampoco lo hubieran hecho. Yo no hubiera sufrido tanto.

- No hubieras matado a todo el consejo…- dijo nuevamente esa voz.- no te tortures con esto, en una guerra siempre hay muertes, si quieres ganar algo siempre habrán sacrificios. Busque con rapidez a Alexander que me miro algo extrañado por la expresión que estaba reflejada en mi rostro. Mire a Jay.
- Un poco- admití

Vi en ese instante como un hombre de cabello rizado y rubio entraba corriendo a la estancia. No tenia una capa como los demás sino un uniforme de policía. Sus ojos marrones, tenían un alo azul que me hacían dar cuenta que no era cualquier policía sino un hijo de Fleaur. Se acerco hasta Fox con rapidez.

- Lamento interrumpir este momento de intimidad.- dijo con voz seria.
- Que ha pasado?- pregunto Fox- porque no han venido antes?- pregunto ahora amarga.
- Un grupo de nosotros fue a tu casa apenas nos llego el mensaje. Cuando vimos que todo se quemaba, pensamos que ustedes estaban allí y… - dijo y dos varones trajeron en sus brazos a dos niñas. Una de ellas era Yue. Tosía con dificultad y tenia todo el cuerpecito con hollín. La otra era Lilian, ella se veía mucho peor, una de sus pies parecía estar en mal estado, sangraba a pesar de tener una venda. De sus ojos caían lagrimas silenciosas y también estaba manchada de hollín.
- Que…que ha pasado?- pregunto Eve desesperada y se acerco corriendo para tomar en brazos a Yue.

Trate de acercarme pero mis piernas ya no dieron para mas. Me desplome y antes de que cayera por completo Jay y Vladimir que aun estaban cerca a mi, me sostuvieron.

- Es el veneno que le han puesto, esta retornando- dijo Vladimir.
- Veneno?!- pregunto Jay alterado y no pude escuchar mas.

Todo se volvió oscuro y el dolor en mi vientre reinicio nuevamente con más fuerza. No se si grite o no pero lo cierto es que ya no podía escuchar ni abrir los ojos.

[…]

Cinco horas antes.


El barrio de Notting Hill estaba desolado a pesar de ser ya las 8 de la mañana. Era extraño o talvez, simplemente Lilian jamás se había dado cuenta de ese detalle. El día estaba frío, el cielo gris como siempre y Yue aun dormía en su camita pero Lilian sentía algo extraño. Un extraño presentimiento se apoderaba de ella, escucho los gritos de dos mujeres en el piso de abajo. Lilian se levantaba de la cama de Eve y tomó a Yue con rapidez. La pequeña bebe se vio algo confundida pero no lloro, solo se abraso mas a Lilian con sus pequeñas manitas.

- Por favor no hagas ruido- le dijo a la pequeña y ella se escondió en el hueco de su omoplato. Lilian bajo las gradas con sigilo para escuchar lo que ocurría en la sala.
- Cuanto tiempo tenemos?- pregunto la voz de su madre. Lilian se sorprendió al entender de que Jocelyn no había viajado pero algo en el tono de su voz impidió que Lilian saliera de su escondite.
- Ya no mucho, esta a punto de llegar.- dijo Jessie. Su voz se había transformado. Ahora parecía una persona fuerte. No parecía asustada y débil como aparentaba, sino la misma de antes.
- Muy bien entonces- dijo con pura frialdad Jocelyn.
- Pero Jocelyn estas segura? Son solo dos niñas, podemos…
- No!- dijo con dureza.- Lilian ya no es mi hija, me lo a demostrado defendiendo infinidad de veces a Alice…pues creer que dijo que no le guardaba rencor por el asesinato de su padre?!- pregunto indignada.- casi la mato a golpes, sino hubiese sido por ese Charlie, lo hubiera hecho y Yue es una abominación!- dijo casi con asco.- Yo creo, que una madre tiene que hacer lo que tiene que hacer. – prosiguió con mas animo al darse cuenta que Jessie no respondería- David algún día comprenderá que si tome esta decisión es por su propio bienestar.
- Pero…
- Pero?- pregunto Jocelyn con el seño fruncido.- Jessie, no te a molestado estar aparentando todo este tiempo? Sonreír a esa asquerosa hibrida? Mirarle la cara a Fox como si no hubiera pasado nada? Estar cerca de Leo y de esa repugnante Sofía?
- Si- dijo con frialdad Jessie- tienes razón Jocelyn, es momento de destruir sus vidas.

Las puerta de la entrada se abrió y Lilian tuvo que correr a la alacena que quedaba debajo de las escaleras. Se escondió junto a Yue y evito llorar. Lilian siempre había entendido que David era el preferido de su madre, ella siempre se había encargado de hacérselo notar. Lilian creyó que al morir Leo eso talvez cesaría pero se equivocó. Recordó el día que había vuelto a ver a Leo, su madre le había dado una cachetada por acallar a David. Ahora comprendía con tanto dolor de que su madre ni siquiera la consideraba su hija, recordó con sumo dolor el día en que su madre la pego hasta hacerle morados los brazos, si no hubiese sido por Charlie que entro a preguntar por que no salían a desayunar todo hubiese sido diferente, en ese momento vio con extrañeza y algo de odio como su madre le tomaba de la mano como si nada hubiese pasado y salían por el pasillo, aparentando la familia feliz que jamás habían sido. Yue le puso una manito en la cara y la miro con ojitos de esperanza, le sonrío ligeramente y Lilian no pudo evitar sonreírle también aun que el rencor y dolor que sentía era infinito.

- Te prometo que te sacara de aquí.- susurro.

Scarlett entro por la puerta principal con indiferencia. Miro lo pobre que se veía la casa y le dio algo de repugnancia, como podían preferir vivir en un lugar así a vivir en la urbe? La idea simplemente le daba asco. Hizo una mueca y espero a que Jocelyn y Jessie aparecieran, por su puesto que no tardaron en hacerlo.

- Mi señora al fin la veo- dijo Jocelyn ahora con un carácter sumiso, agacho la cabeza ligeramente y espero a que Scarlett le dijera que ya podía moverse.
- Ha vasta de adularme Jocelyn, con mi padre no funciono, con migo tampoco surtirá efecto. – hablo y Jocelyn le lanzo una mirada asesina pero no dijo nada. – Jessie, me has llamado para algo, donde esta la pequeña?- pregunto con una sonrisa retorcida
- Lilian!?- pregunto con una voz falsa Jessie pero nadie contesto- Lilian!?- volvió a intentar.
- No nos habrá escuchado?- pregunto Jocelyn algo alterada
- Lo dudo. Estaban dormidas cuando las deje.- dijo Jessie.
- Ve, búscalas quiero terminar todo esto rápido.- Jessie no tardo ni 5 minutos en regresar.
- No están!- grito molesta. Scarlett chasqueo la lengua furiosa.
- Ustedes dos son tan incompetentes, realmente me aburren.- dio unos cuantos pasos hacia delante.- voy a contar hasta tres Lilian- grito Scarlett- juro que si sales, no te matare a ti, solo necesito a esa niña- siseo como una serpiente.- 1…2…3. Te lo advertí- dijo ahora con frialdad.

Con rapidez abrió la puerta de la alacena y jalo de los cabello a Lilian que se arrastro por el suelo tratando de arañar a Scarlet pero era inútil, aun que tratara de defenderse Scarlet no le saco las garras de encima.

- Crees que no escuchaba tus latidos estúpida?- pregunto y la miro con malicia. -Jocelyn, saca a ese horrible monstruo del escondite de tu hija- hablo Scarlett y acto seguido saco a Yue en brazos. La pequeña intuyo que Jocelyn no tenia buenas intensiones y comenzó a llorar. – Vamos a hacer algo divertido. Te daré la oportunidad de que vivas Lilian, solo tienes que matar a esa pequeña hija de la luna.
- Que?- pregunto asustada Jessie- es solo una niña…- Hablo y su voz se fue asiendo poco audible hasta quedarse en silencio y bajar ligeramente la cabeza para guardar respeto a Scarlett.
- Y eso no importa- dijo con frialdad Scarlett- yo mate a mi primer hijo de Fleaur a su misma edad.
- Pero ella es una bebe…Jocelyn?- Jessie trato de buscar apoyo en la madre de Lilian pero fue en vano, Jocelyn estaba en silencio, con los ojos mirando solo a Scarlett y a nadie mas.
- No lo hare!- grito Lilian que se armaba de valor.- si quieren mátenme junto a Yue pero jamás lo haré!
- Hay…es una lastima Lilian, si te mato será mucho mas complicado recuperar a David pero no será imposible…
- El jamás te haría caso, loca!...me das repugnancia- grito Lilian y le escupió en los tacones ya que al estar en el suelo no podía llegar a mas.
- Lilian!- grito Jocelyn en forma de regaño. Lilian la fulmino con la mirada pero no dijo absolutamente nada. Scarlett la miro con el seño fruncido.
- En verdad quieres que convierta tu vida en un infierno niña?- Lilian la miro desafiante. Scarlett le piso con mucha fuerza el tobillo y Lilian chillo de dolor. - Creo que puedo hacerlo. –hablo con una ligera sonrisa macabra- Jessie, mete a las dos mocosas a su escondite. Las quemaremos junto a toda la casa.
- Pero estas loca?- pregunto Jocelyn como si hubiera salido de su transe.
- No y si quieres quedarte junto a ellas no hay problema.

Jocelyn no se quedo es mas, metió a su hija y a Yue con ayuda de Jessie sin ningún remordimiento reflejado en el rostro. A pesar de que Lilian gritaba y de que Yue lloraba sin cesar no se apiadaron de ellas. Scarlett se encargo de incendiar la parte de abajo. Dijo que solo eso era necesario, lo que no quiso decir es que así las dos niñas morirían lentamente, asfixiadas. Salieron sin levantar ninguna sospecha y desaparecieron en un auto color azul. El calor del fuego comenzó a sofocar a Yue, la pequeña tosía una y otra vez mientras Lilian gritaba “auxilio” aun que era inútil, nadie las escucharía. Se toco el tobillo con la mano y una punzada dolorosa le sacudió el cuerpo. El tacón de Scarlett se le había enterrado en la piel y aun estaba muy sensible. Paso casi media hora, el humo y el calor eran tan sofocantes que hasta Lilian se sentía mareada y adolorida.

- Hay alguien aquí?- pregunto la voz de un muchacho. Lilian ya había perdido las esperanzas pero al escuchar eso comenzó a gritar como loca.
- Ayuda!...aquí, por favor aquí!- grito una y otra vez. Se escucho que se rompían algunas cosas y luego se hizo la luz.
- Hola?- pregunto la voz de un joven. Cuando Lilian lo vio descubrió que tan solo tenia unos 15 0 16 a lo mucho. Llevaba ropa normal y un medallón extraño que brillaba y colgaba de su cuello. – papá aquí hay dos niñas!- grito con fuerza.- vas a estar bien, te lo prometo. Tu y tu hermanita van a estar bien- dijo el y sonrío.

Lilian pensó que esa era la sonrisa mas perfecta que había visto en toda su vida, ni si quiera Leo que era tan atractivo la tenia y aun que sentía mucho dolor por lo que había pasado con su madre, sabia que ahora Yue y ella estarían seguras.


Gracias por todos los comentarios, me reanimaron en verdad. Segundo, Ga, no me molesta tu comentario, es mas te agradezco por que son esos los comentarios que me hacen crecer como escritora. Y bueno, yo también me he dado cuenta que le falta mas amor, a veces tiendo a no demostrarlo, así es mi personalidad y al parecer se refleja sin querer en mis escritos. Pero se que quieren ver mas cariño, no todo puede ser tristeza no? No se si haré una tercera temporada o otra historia aun no se, pero en esos nuevos proyectos y a partir de este capitulo haré que las cosas se vuelvan mas expresivas :) o por lo menos eso intentare.

Comenten y hasta el siguiente fin de semana xD que por cierto también es fin de temporada :)

Lu!!

sábado, 10 de septiembre de 2011

Capitulo 28- Fire Girl

Mire a mi madre pidiendo algo de auxilio. Ella me miro con frialdad y después miro a Milos que la miraba de igual manera.

- Si muere será mejor para todos.- dijo con suma frialdad y yo la mire con asombro.
- Estas hablando enserio?- le pregunte con el seño fruncido y con un tono de indignación, no podía creer lo que había escuchado, luego mire a Milos que asintió con la cabeza, como si ya lo hubieran pensado, como si todo estuviera fríamente calculado.
- Encerraremos a todos en los cuartos de abajo- hablo casi ida mi madre- los atrasaremos lo suficiente como para que cuando lleguemos, ella ya haya muerto.- las palabras de mi madre eran tan gélidas que no la reconocí, era como si fuera otra, una mujer extraña para mi. Sorprendida me di cuenta que mi cabeza negaba con firmeza.
- Pensé que eso es lo que querías- hablo esta vez Milos- si muere Sofía, tendrás a Leo para siempre.
- Esta no es la forma- dije con voz cortante- no puedo creer que piensen así.
- Tu misma lo has dicho hija, no estamos preparados- hablo Fox
- Creo que eso ya no importa, le debo mi vida a Sofía y si es necesario moriré para saldar esa deuda.- dije y estuve a punto de salir de la habitación pero mi madre me tomo del brazo y me jalo con brusquedad.
- No puedes!- grito- no debes!- dijo después de un instante con severidad.

En sus ojos vi un terror inminente. A que le temía? Que significaba para ella que Sofía siguiera viva o no? Acaso había visto algo que yo no? La mire con suma extrañeza mientras me safaba de sus uñas que ya estaban encarnadas en mi piel.

- No se que te pasa madre, no se a que le temes pero mi deber es ir.

Salí corriendo del comedor, apenas lo hice alerte a Sebastian de lo que mi madre planeaba hacer, así que él fue quien se encargo de hablar con ella y hacerla entrar en razón mientras que todos nos alistábamos. Mire unas cuantas veces a Leo que me miraba con sorpresa pero solo se limitaba a recoger municiones de la mesa metálica.

- Ire a saldar mi deuda- dije con sequedad por que la verdad no me daba nada de gracia exponer a todos por ella. Sin embargo, sabia que sino lo hacia y ella moría, me sentiría tan culpable que seria difícil regresar a mi vida común. No quería ser una persona llena de remordimiento como Fox.
- No quiero que salgas herida, puedo salvarla por ti- dijo Leo mientras se acercaba mas a mi, negué con la cabeza.
- Es mi deuda, no la tuya. De igual manera buena suerte.

Fue lo ultimo que le dije hasta llegar a Italia. No sabia si llegaríamos a tiempo, lo más probable es que ya era demasiado tarde pero mi alma estaría en paz si sabia que por lo menos lo había intentado y que había matado a sus asesinos. Al final de todo, mi madre y Milos habían decidido venir, junto a ellos había venido David y Eve además de todos los que quedábamos que éramos algo de 25. Lilian se había quedado en casa junto a Yue y Jessie que no tenia ni fuerzas ni ánimos para luchar. Al principio Jocelyn había accedido a venir pero ya en el aeropuerto se retracto y fue directo a casa para proteger a su hija y la pequeña Yue de cualquier cosa que pudiera ocurrir.

Habíamos bajado del avión y tomado 4 minivans que nos llevarían hasta la iglesia central. En mi mismo carro estaba Leo aun que sentado junto a David y Eve en la parte trasera del auto. Un poco mas adelante estaba Jay junto a Sky y Henea. Yo estaba en la primera fila junto a Jena que tomaba mi mano con fuerza y John que no despegaba su mano de la de ella. Adelante iba el conductor junto a Charlie que estaba mas silencioso que nunca. La mayoría estaba en silencio. Escuche susurrar con mucha claridad a Henea cuando ya estábamos por llegar.

- Si pasa algo…-susurro pero Sky la corto
- Te amo, y eso es lo único que importa ahora, verdad?- pregunto y sentí como el cuerpo se me estremecía de tristeza. La voz de Sky era decaída y triste, parecía mas una despedida.- no importa lo que suceda ahora- continuo susurrando- lo único que importa es que estamos juntas.
- Si y lo superaremos juntas- dijo Henea
- Como siempre lo hacemos.- concluyo Sky.

Después otra vez el carro se silencio por completo y tan solo un minuto mas ya estaba estacionado detrás de la iglesia que parecía tan tranquila y normal como cualquier otra. Bajamos y apenas lo hicimos John se llevo a Jena a un costado. escuche cada una de sus palabras llenas de sinceridad que se me estrujo el corazón por no despedirme de la misma manera de Leo.

- En un beso sabrás todo lo que he cayado.- susurro y le dio un largo y profundo beso que Jena acepto con vehemencia y tanta necesitad que parecía que lo había esperado desde hace mucho tiempo igual que John- ya no importa lo que suceda luego, tu corazón sabe lo que siento por ti y eso me basta- prosiguió y la abrazo con fuerza.
- Esto no es una despedida John, saldremos bien y apenas lo hagamos estaremos juntos para siempre- le susurro Jena y le acaricio el rostro con cariño.
- Viendo las despedidas?- pregunto Leo con frialdad. Gire el rostro algo sobresaltada, me lo encontré frente a mi y mis mejillas se prendieron de rojo vivo.- no deberías despedirte de mi?
- No creo que sea necesario, no te vas a ir a ninguna parte.- susurre mientras evitaba su mirada
- Como lo sabes?- pregunto
- No lo se.- dije al fin y lo abrase con fuerza.- solo quiero creerlo para no sentirme derrotada Leo. Suerte.- susurre al fin.

Mientras me alejaba, Leo me tomo de la mano, lo mire un instante y el entendió que debía irme. Me aleje de el para estar con mi madre y Sebastian. Era raro que no le haya dado un beso o una despedida más amorosa pero la verdad no me podía permitir hacer eso, por que eso indicaría que le podría pasar algo y yo ni siquiera quería pensarlo además que si lo hacia no me importaría nada y solo saldría huyendo de allí con él.

Vladimir comenzó a explicarnos las formas de entrar al lugar. En tan solo 10 minutos estábamos listos para atacar en un día precioso en el que la gente caminaba despreocupaba sin saber lo que en segundos ocurriría.

[…]

Abrí los ojos con pesadez, me dolía la nuca y la cabeza me daba vueltas pero lo que mas me sorprendió es que no podía mover mis manos ni pies. Mire asustado a mi alrededor, descubrí que estaba atada de pies y manos, suspendida en el aire pero a la altura de mis opresores que me miraban con cautela. Los 11 hombres que conformaban la corte estaban en la habitación que Alexander me había dicho anteriormente. Parecía la estancia donde se celebraban las misas cerradas en donde solo los sacerdotes podían entrar. Toda la estancia estaba rodeada de vitrales y dentro de ellos grandes santos se erguían, algunos con facciones frustradas, otras llenas de amor y también llenas de sufrimiento. Mire a cada uno de ellos y un nerviosismo extraño recorrió mi cuerpo, me miraban a mi. Trate evitar posar la vista en esas estatuas que de pequeña siempre me habían aterrado, mire de frente, había un altar con un mantel rojo y dorado y encima suyo había un sin fin de cosas que no podía distinguir por que no había mucha luz. El vitral que proporcionaba los pocos rayos solares estaba en centro, como una gran cúpula llena de dibujos religiosos que iluminaba un piso de mármol blanco.

- Has tardado mucho en despertar- hablo Gabino.

Y el silencio perpetuo se extinguió dejando paso al susurro de los demás miembros de la corte. Gabino era un viejo calvo y con orejas prominentes. Ojos plomizos tan claros como la niebla. Tenia su tunica de ceremonia roja igual que todos los allí presentes y limpiaba con sumo cuidado algo que había recogido de la mesa.

- Casi tres horas- hablo y se acercó a la luz dejando ver que lo que limpiaba era una fina daga.
- Y por que no me has matado antes?- pregunte con frialdad
- Por que queríamos que estés conciente, igual que tus hermanos- Balbino, otro hombre idéntico a Gabino solo que mucho mas viejo y alto respondió. Lo mire llena de odio y rencor.- sabes muchacha, teníamos grandes planes para ti. Nos has decepcionado.
- Que lastima- hable con voz retadora
- En verdad es una lastima y lo que me da más lastima es que matamos a Alexander por gusto. Era un gran muchacho…

Me retorcí para safarme de los grilletes que me apresaban con todas mis fuerzas al escucharle hablar.

- Mientes!- le grite y el chasqueo la lengua.
- Pues claro que no preciosa dama, yo jamás mentiría a una de nuestras lideresas.- lo mire y trate con todas las fuerzas de que las lagrimas no cayeran. Al ver que no respondería el prosiguió con sus venenosas palabras- era un buen muchacho pero te distraía. Tu sabes muy bien que el amor distrae y te hace débil igual que a tu padre.
- Mi madre murió por que le dio sus dones!- grite furiosa- no por que ustedes la mataron! Están mintiendo, solo quieren hacer que me enfurezca!
- Veo que solo sabes una parte de la historia – hablo esta vez Macario.

Un hombre que aun conservaba el cabello de color plata, era pequeño y una ligera joroba se dejaba ver a través de su tunica. Era el mas viejo de todos, se acercó a mi muy despacio y me miro a los ojos. El era antiguamente el consejero de mi padre y el que le metió la estúpida idea que la sangre de hibidros salvaría a mi madre.

- Tu madre era humana igual que todos pero era mucho mas débil, ella creía que moría por que le faltaba esa esencia que pensó nadie se daría cuenta que tenia. Pero todos aquí ecepto talvez tu padre sabíamos la verdadera raza de ella. Lo que no sabia tu madre es que cada alimento que consumía la envenenaba poco a poco, año tras año, se hacia mas débil hasta que murió y tu padre…- ya no soporté escuchar mas, le escupí con todo el odio que le tenia en el rostro.
- Pero que descarada!- grito la misma muchacha que trato de matarme antes y apareció de su escondite en las sombras. Macario le hizo una seña con la mano para que se quedara quieta y se limpio el rostro con la manga de su tunica.
- Veremos si sigues así cuando comience el ritual.- dijo con malicia y regreso junto a los otros.
- Pero antes- dijo una voz femenina y recordé a Murcia, la única mujer de la clave- Sofía, necesitamos que nos digas, como lo lograste.

Sonreí con superioridad porque a pesar de que estuviera atrapada por ellos, de que me estuvieran por torturar, no tenían el control total sobre mi.

- Jamás se los diré- hable con la voz firme.- nunca lo hare, aun que me torturen y me muera lentamente no lo hare. – escuche bufidos de molestia.
- Entonces procederemos de otra manera- dijo Gabino.

Dejo la daga que tenia en las manos y tomo una jeringa llena de un liquido que al acercarse a mi pude descubrir que tenia un color ligeramente rosáceo.

- Pentotal sodico- dije con miedo y mi voz tembló.

La droga de la verdad, la había utilizado un par de veces, es más se la había dado de beber a David pero era una porción minima y estaba diluida en alcohol. Meter eso de frente a mis venas seria un envenenamiento total.

- Así es querida, así que una vez más. Dinos lo que necesitamos saber y morirás casi sin dolor. – dijo Gabino que ya estaba a un metro de distancia. Negué con la cabeza enérgicamente a pesar de todo el miedo que tenia.
- Jamás! Además el pentotal sádico solo me hará hablar más, puedo mezclar la fantasía con la verdad y jamás sabrían si lo que dije es real o no!- grite furiosa y me retorcí mientras el hombre me metía la inyección en uno de mis muslos.

Mordí con fuerza mi labio para no gritar por la sensación tan desagradable que era sentir como el fármaco entraba en mi cuerpo y comenzaba a quemar por dentro. Esperaron 5 minutos a que surtiera efecto pero logre mantenerme callada y centrada hasta el final.

- Por que no le das esto – dijo Murcia y me miro con maldad, se acerco a Gabino con un frasquito transparente que contenía un liquido verdoso.

Quería preguntar que era eso pero ni siquiera tuve tiempo. Gabino vacío el frasco con la jeringa y sin pensarlo dos veces me inyecto esta vez en el estomago. Grite de dolor, era una sensación dolorosa que se extendía por todo mi cuerpo con rapidez. Me contorsione, todo el cuerpo me ardía y sentía que pronto perdería la conciencia de nuevo.

[…]

Estábamos a punto de separarnos en dos grupos (uno que la buscaría y otro que atacaría). Mire de soslayo a Leo que estaba a unos metros de mi conversando con Vladimir. Di un paso hacia el, tenia que hacerlo a pesar de todo lo que había pasado, tenia que hablarle antes de que ocurriera algo más…un grito horrible que provenía de la iglesia se escucho. Leo levanto la mirada para ver de donde provenía. Su mirada se veía desesperada al comprender que la que gritaba era Sofía.

- Por la cúpula!- grito Vladimir.

Entonces, todo ocurrió tan rápido, Leo y Vladimir se echaron a correr para subir lo mas pronto posible por el techo, los perdí de vista y justo cuando estaba a punto de seguirlos, Eve me tomo del brazo.

- Tu vienes con migo, no podremos entrar por allí- dijo y tiro de mi para que la siguiera.

Todo fue un gran barullo entonces. El grupo de Vladimir comenzó a lanzar bombas a las ventanas que se rompieron con un gran estrépito. Salte por una de ellas con rapidez y ayudada de Eve que en ningún momento me soltó hasta estar dentro de la estancia. Habíamos entrado a un pasillo que ya estaba con algunos cuerpos muertos en el suelo. -Sofía- pensé mientras corría por el pasillo. Llegamos hasta la estancia de la puerta principal. Sofoque un alarido con las manos por ver el ambiente y a los cadáveres tan destrozados. Las paredes llenas de manchas negras demostraron que momentos antes todo ese lugar había estado en llamas, en una esquina de la estancia algo de 10 cuerpos estaban sumamente calcinados. Nos quedamos desconcertados, alguien había tenido que apagar esto y si así era, donde estaban? Gire rápidamente para ver toda la estancia y se me helo el cuerpo por un segundo al observar a gente escondida en uno de los costados mas oscuros. Nos observaban en silencio.

- Ya es muy tarde, no podrán salvarla- hablo la voz de un hombre y salio de la oscuridad para materializarse frente nuestro.

Vestido con un traje negro, nos apuntaba con una pistola plateada. Su cabello rojizo cubierto de ceniza y su rostro manchada de la misma oculto que aun era muy joven y que en sus ojos verdosos se veía una tristeza infinita.

- No hemos venido solo por ella, sino también para acabar con ustedes, grupo Fénix- hablo Sebastian con desden y fue el primero en lanzar una bola de fuego que inicio con la feroz balacera del otro bando.

Eve hizo que me agachara con rapidez para que los proyectiles no me alcanzaran. Con arco en mano comenzó a lanzar flechas por do quier a los soldados que se nos acercaban más y más. Eran algo de 30 o talvez más. Cada que acabábamos con unos cuantos aparecían otros. Con todo el fuego y humo que había en la estancia no podía reconocer a quienes eran los Fénix o solo los soldados pero si hubo algo que reconocí con claridad. Otro grito desgarrador, tan fuerte y profundo que hirió mi alma. – Leo- dijo una vocecilla en mi cabeza aun que el grito había provenido de Sofía. Corrí entre las personas tratando de buscar alguna puerta que me condujera hacia aquel grito. Sentí que Eve venia tras de mi y me protegía de aquellos que querían atacarme. No entendía por que lo hacia y tampoco comprendía del todo que hacia aquí si lo único que hacia en estos momentos era estorbar.

[…]

No se cuentas inyecciones de ese liquido verdoso ya habían introducido en mi, 4? Talvez 5? No sabia, solo luchaba con todas mis fuerzas para no hablar más de la cuenta aun que de eso tampoco estaba muy segura. El estado en el que me habían puesto era tal que no podía recordar lo que había dicho minutos antes, tampoco recordaba quienes estaban en la estancia o cuanto tiempo había pasado ya. Ni siquiera sabia con exactitud si esto era real o ya había entrado en un estado de completa alucinación, lo único que me recordaba que aun seguía viva era el dolor en todo el cuerpo, sobre todo en mi vientre, donde habían puesto cada una de esas venenosas inyecciones.

- Por favor, díselo de una vez. No soporto verte así- hablo Alexander pero yo negué con la cabeza.

El había estado todo el tiempo allí, a mi costado, lleno de impotencia por no poder hacer nada. Sus ojos enrojecidos por tanto llorar me suplicaban que comenzara hablar pero yo había prometido que no lo haría.
- Donde están tus hermanos?- grito Balbino que después de tanto preguntar como me había convertido en lo que era ahora preguntaba por el paradero de mi familia.
- No lo se!- grite con rabia y me introdujeron otra jeringa, esta vez de un color rojizo, muy diferente a las otras. Grite con todas mis fuerzas, llena de dolor.
- Cuanto mas va a soportar?- pregunto la muchacha rubia que ya me miraba con lastima.
- Eso la hará hablar- dijo Gabino.
- Nunca!- grite al mismo instante en que el vitral de la cúpula se rompía en mil pedazos cayendo en una fina pero acecina lluvia de vidrio.

Levante la vista pese a que los pedacillos de vidrio podían herirme y vi como una sombra caía desde arriba. Lo primero que observe fue su brillante cabellera rubia que lo hacían ver como un ángel vengador. Talvez ya estaba muerta o mas loca de lo que creía estar.

- Sofi- dijo aquel ser divino y luego descubrí con total asombro que no era tan maravilloso como pensaba, era Leo.
- Ese fármaco te esta haciendo delirar- susurro Alexander.
- Pero el esta aquí verdad? Vino a rescatarme?- pregunte en un susurro y Alex asintió con la cabeza.

Sonreí con cansancio mientras observaba que otra persona bajaba por el hueco de la cúpula solo que el o ella, era totalmente humano porque bajaba ayudado de un arnés.

- Repugnante Anastie!- grito Gabino. En ese momento me percate que estaba de rodillas en el suelo. Los vidrios lo habían dañado severamente y de su cabeza calva chorreaban pequeñas hileras de sangre.
- Repugnante yo?- pregunto Leo y prendió su mano en fuego.- son ustedes los que torturan a una chica, ustedes son los repugnantes, yo no.

Acto seguido giro haciendo que la llamarada que tenia en la mano quemara con largos lengüetazos toda la estancia circular. Los viejos gritaron, más aun Gabino que fue el primero en sentir el impacto igual que la muchacha rubia que retrocedía con rapidez. Pensé que me quemaría igual que a ellos pero para mi asombro el fuego de Leo no me quemo absolutamente nada, no fue solo por mi traje sino por que confiaba en mi, sentí como una ligera caricia caliente pero eso fue todo. La persona que había bajado después de Leo ya había logrado estar a su costado, era Vladimir que al ver en el estado que estaba se acercó corriendo a mi.

- Vladimir- dije mientras el trataba desesperado soltarme de los grilletes mientras que Leo luchaba con la muchacha de cabellera rubia y con Olaf. Después de tratar y tratar inútilmente de quitarme los grilletes Vladimir grito frustrado. – porque haces esto?- pregunte, no sabia por que lo hacia en ese momento pero me sentía tan relajada y distante a esos sucesos que hubiera preguntado cualquier cosa. Es por el liquido rojo que tengo en las venas. Me dije a mi misma y talvez era verdad.
- Su padre me salvo la vida y daría hasta mi alma con tal de saldar la deuda que tengo con usted y su familia.- dijo y el y nuevamente trato de romper las cadenas pero esta vez Gabino salto a sus espaldas con una daga entre sus dos manos temblorosas y quemadas igual que su rostro.
- Cuidado!- grite y Vladimir se dio la vuelta tan rápido que logro evitar la daga. Sin problemas se la quito a Gabino y con una estocada perfecta lo mato.- yo estaré bien, ayuda a Leo- le dije y el asintió con la cabeza mientras se esfumaba por el fuego y el humo.

Trate de visualizar a Leo. Olaf estaba tendido cerca a los pies de la muchacha rubia. Leo ahora solo la miraba a ella como cuando un tigre mira a su presa indefensa. Estaba a punto de atacarla pero por alguna razón se quedo paralizado y vi como del centro de su pecho una fina línea roja se deslizaba por su ropa y como una punta plateada salía a relucir. Detrás de el, estaba Murcia aun tomando la empuñadura de esa espada asesina que había traspasado el pecho de Leo.

- Vete July vete!- le dijo Murcia a la muchacha rubia y ella lo único que hizo fue desaparecer.
- No!!- grite con todas mis fuerzas. Leo calló de rodillas tratando de tocar su pecho para impedir la hemorragia pero antes de hacerlo se desplomo sin vida en el piso de mármol.

“No estarás completa hasta que toda su esencia te pertenezca”


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Gracias a las que comentaron y antes no lo hacían. Por ustedes es que publico este pequeño capitulo. El final de la temporada esta cerca y aun no estoy segura de escribir una tercera temporada o no pero aun así espero que esta temporada (sea la ultima o no) cumpla con sus expectativas. Comenten por favor.

Lu.

Pdt: se que muchas andan cortas de tiempo por eso he decidido solo publicar los sábados, a más tardar los domingos en la noche y pueden comentar hasta las personas que no tienen una cuenta, como anónimo así que anímense :)