sábado, 19 de noviembre de 2011

Resultados del concurso “El gato negro” y novedades:


Primero que nada, he abierto un nuevo blog que actualmente esta en construcción pero ya tiene el primer capitulo. Espero que pasen, las que quieran verlo, solo denle clic a la foto de arriba. Esta historia ya la tenia planeando desde hace tiempo, por eso estaba esa frase :) y no, a las que se preguntan si por abrir ese blog cerrare Fire Girl, no se preocupen no lo haré.

Por otro lado, hoy no habrá capitulo por que no vi comentarios y eso me desanimo un poco, ya publicare a la próxima semana por que estoy muy atareada pero este fin tendrán algo que leer y son los relatos ganadores.

Ahora si los resultados, el concurso cerro ayer y por tal motivo los relatos que llegaron hoy ya no podrán entrar al concurso- no seria justo chicas, lamento a las que se esforzaron y recién lo mandaron hoy- reglas son reglas.
En total llegaron 12 relatos :) muchas gracias por participar, esta vez hubieron muchas historias muy pero muy buenas. Estaba en una encrucijada por que habían dos historias que estaban completamente geniales y al final me di cuenta que las dos debían de ser los ganadoras. Así que si! Hay un empate y las dos tendrán premios por igual, uno que elijaran ustedes y el segundo (el que elegía yo) es la recomendación de su blog (si tienen barios, ustedes eligen) por todo lo que queda de este año!

Sin más preámbulo, las dos historias ganadoras son:

- El encanto de Rebeca- tu historia me gusto por tres motivos:

1. Cumplió con los objetivos, el gato apareció y es más, la muchacha de la historia es casi como un gato gótico y eso me gustó.
2. La trama de la historia es muy buena, original y la forma de escribir es casi perfecta, te anima a seguir leyendo.
3. La personalidad de los personajes es tan realista que parece que fueran reales, me encantan sus discusiones ^^.

Felicitaciones Rebeca, tu historia es una de las ganadoras, espero que te pongas en contacto con migo para que me digas que premio quieres elegir.

- Ċαžαδσr δε βrüĵας de Nessy- tu historia me gusto por tres motivos también:

1. Cumpliste con los objetivos, que tu personaje se convirtiera en gato le dio un toque mágico a tu historia.
2. Casi nunca había leído relatos ambientadazos en épocas antiguas y por alguna razón son ese tipo de historias las que me atraen más.
3. La historia en si es muy buena, me imagine a los personajes de Enredados ^^ (me encanta esa película) y el final le dio un toque inesperado que para mi parecer fue perfecto.

Felicitaciones Nessy, tu historia es una de las ganadoras, espero que te pongas en contacto con migo para que me digas que premio quieres elegir.


Y ya saben chicas, no tengan vergüenza de pedirme el premio que gusten por que en verdad merecen ese premio.

A las demás, felicitaciones también, este concurso no hubiera sido un éxito sin ustedes, sus historias me agradaron mucho, espero que no se desanimen y sigan intentando por que la verdad ustedes si tienen un talento muy grande.

Para las que quieren leer los relatos, los dejare abajo,

Lu.


Ċαžαδσr δε βrüĵας de Nessy

Hay dos razones por las que nunca conocí la luz.
Primera, porque desde bebé había sido privada de la vista y segunda, porque cuando la bruja me devolvió la vista, la luz había dejado de existir.
Cerré los ojos y recordé amargamente.

“-La única manera de que tu hija vuelva a ver, es entregándome su custodia- dijo la bruja.
-Es muy pequeña todavía, dame un tiempo y te la entregaré.- contestó mi mamá sollozando en silencio, mientras me estrechaba entre sus brazos.
-Si nuestra hija no ve, entonces ¿Cómo le va a servir a los reyes?- siempre preguntaba mi padre y aquella vez no fue la excepción.
Como tampoco fue la excepción que mi madre estuviera en desacuerdo.”

El tratado fue sencillo. La bruja se quedaba con mi custodia si me alimentaba correctamente, me enseñaba la belleza de la vida y me entregaba a los reyes cuando yo cumpliera diez y siete años.
-Le servirás al rey como consejera- me dijo la horrible mujer con la que había pasado toda mi niñez.
Asentí con desgana.
-Pero nunca te reveles como bruja o te matarán.- me advirtió por décima vez, mirándome con aquellos ojos grises que parecían estar sin vida.
Asentí nuevamente, colocando la capa sobre mi rostro y saliendo a la lluvia con nada más que el vestido que traía puesto, la capa y el medallón que me había entregado mi madre antes de que nos separaran. De ahora en adelante, iba a ser independiente. Por lo menos la bruja me había dejado en claro que no cuidaría más de mí, aunque fuera enviada a la horca, eso ya era mi problema.
La definición de luz, para mí, era esperanza. No mantenía esperanza de volver a ver a mis padres, parecía imposible por la distancia.
Miré a mí alrededor, comprobando que no hubiera nadie y, sin pensarlo dos veces, me transformé en un gato negro, de ojos amarillos. Corrí en el fango, buscando un refugio entre los árboles, intentando atrasar mi llegada.
Otra advertencia de la bruja… ¡Yo no sería la única bruja metida en el castillo!
Corrí ágilmente, con mis patitas de gato, divertida entre la lluvia, en realidad, el refugio podría esperar.
Si había elegido ser gato negro, era porque la gente pensaba que era de mala suerte y no se acercaba a él ni por equivocación.
Yo era alguien que prefería estar sola.




Di dos volteretas, antes de caer en el suelo sin perder el equilibrio.
-Damen, tranquilo- me dijo me amigo, colocando una mano sobre mi hombro.
Saqué mi espada y dando una vuelta sobre mí mismo para reunir fuerzas, clavé la espada en el suelo.
-La perdimos…- musité- es la tercera vez.
-Recuerda que tiene una hija- contestó Dylan.
Cerré los ojos y respiré hondo, intentando captar los sonidos y las áureas.
-Ha de habérsela llevado, no siento la presencia de ninguna bruja- dije en un susurro.
-¿No se habrán transformado?- preguntó Dylan mirando a su alrededor, como si así fuéramos a encontrar lo que buscábamos.
Tensó el arco.
-Es buena teoría- dije con voz monótona, más concentrado en lo que sentía.
Era la única bruja en trecientos cincuenta años que se me había escapado. Conocía todas las mañanas de las brujas, pero al parecer, esta había encontrado nuevas.
-Busquemos de nuevo- propuse, desencajando la espada del suelo.
Entonces saqué una segunda y empecé a correr, sin esperar respuesta.
Escuché el fuerte suspiro de mi compañero, pero lo ignoré.
Corrimos cuesta abajo y lo más que encontramos fueron árboles y lluvia, ni rastro de la casa o del terreno de la bruja en donde tenía su granja y sus animales ¡Tanto que la habíamos observado y de un día para otro había desaparecido!
La vereda estaba fangosa, pero pude notar las huellas de pies, que se dirigían hacia el bosque.
Sonreí triunfante y empecé a seguir entonces las huellas.
A cada paso, la prisa me iba ganando, se volvían más rápidos e insistentes, pero cuando llegamos al claro del bosque, donde las huellas desaparecían por completo, lo único que encontramos, fue un gato negro, que nos miró intensamente con unos ojos amarillos. Por un momento… pude notar lucidez en ellos, una inteligencia desconcertante, pero éste desapreció entre los arbustos dejando el mismo rastro que las huellas.
-Maldita sea- gruñí- ni rastro…
-Será mejor que volvamos al castillo.- dijo Dylan con desgana.
Me volví hacia él antes de asentir con su mismo entusiasmo... o en otras palabras, con desánimo.
Caminamos en silencio mientras guardaba mis espadas en su funda.
-¿Qué le vamos a decir a los reyes?- pregunté mirando a Dylan con inquisición.
-Sencillamente que desapareció sin dejar rastro, pero podemos atrapar a su hija. Me enteré de que salió de casa, ya no está más bajo la custodia de su madre- contestó enfundando el arco.
Suspiré.
Después de atrapar a esa bruja, compraría un terreno lejos de la sociedad y viviría el resto de mis días en paz… o bueno… eso cuando lograra tranquilizar mi espíritu aventurero, que me invitaba a seguir en la caza de brujas.
Entonces, a lo lejos, pude divisar el castillo de los reyes, despampanante, gigantesco, con torres de marfil y ventas de un cristal puro, rodeado de muros gigantescos, con cascadas en ambos extremos. Y por si fuera poco, para resaltar su majestuosidad, estaba en la montaña más alta del valle, justo en el horizonte, por donde el Sol terminaba con el día.
Subimos la colina hasta llegar a la reforzada entrada, pero, para nuestra gran sorpresa. Un caballero se acercó a nosotros a caballo.
-El rey los espera.- nos informó.
-¿Qué pasó?- pregunté fríamente, a sabiendas de que ya no éramos completamente de su agrado después de haber fallado tres veces.
-Encontramos una nueva sospechosa, sólo necesitamos comprobar su origen y para eso los necesitamos.- continuó el caballero, mientras tres plebeyos se acercaban a ellos, conduciendo a dos caballos.
Se bajaron y nos los entregaron.
Rápidamente lo monté, agradeciendo al muchacho. Tomé las riendas.
-No faltaba más trabajo…- musitó Dylan montando también.
El caballero le lanzó una mirada cargada de reproche.
Los tres cabalgamos directamente al castillo. Pero no faltaban nunca mis ganas de ver el paisaje, que tanto me maravillaba, de gigantescos árboles y fuentes divinas con arroyos y casas camuflageadas por el café de las cortezas de los árboles.
La única razón por la que hacía aquel trabajo, era porque mi padre tenía fama de ser el mejor y yo estaba obligado a seguir la tradición, que se había pasado de generación en generación, desde mi tátara, tátara abuelo… en realidad había una segunda… pero era algo que prefería no recordar.
Las instalaciones del castillo y sus jardines también eran dignos de ver. En realidad disfrutaba mucho viviendo allí. En las tardes de otoño, caminar por allí era mi actividad favorita.
La fachada del castillo era principalmente decorada por esculturas de ángeles y dioses, que daban a todo un aire más misterioso y majestuoso que cualquier otro palacio que hubiera conocido.
En la entrada ya nos esperaban dos guardias de la realeza, orgullosamente vestidos con el escudo de los reyes y para mi gran sorpresa, pude ver el carruaje del rey de las tierras vecinas.
Suspiré al bajar. Eso no auguraba nada bueno.
Le entregamos los caballos al sirviente encargado del cobertizo, mientras caminábamos hacia la entrada.
Los guardias nos recibieron con una reverencia, antes de abrir la puerta y darnos el paso. El caballero nos llevó por largos pasillos, de techos altísimos y ventanales gigantes, que daban al precipicio al lado izquierdo del castillo. Pero en lugar de provocarme vértigo, me fascinaba. Un abismo con un interior desconocido, despertaba mi curiosidad por completo.
Quedamos frente a una puerta roja, con manijas de oro y pinturas algo desconcertantes a su alrededor, de hombres que luchaban con espadas filosas, manchadas de sangre y miraban a sus enemigos con la locura dibujada en sus rostros. Era por eso que no le tenía precisamente aprecio a esa parte del castillo.
El caballero abrió la puerta, dándonos paso a la sala de justicia, atestada de espectadores a cada extremo y con los cinco reyes al frente, mirando a una jovencita indefensa, hincada en el suelo.
-¡Qué bueno que han llegado, mis buenos amigos!- exclamó el rey Carlo al vernos irrumpir en la habitación.
Todas las miradas se dirigieron hacia nosotros.
El rey Carlo sonreía amablemente, sentado como siempre, al centro.
Dylan y yo nos reverenciamos a la vez.
-Sabe que es un placer estar siempre a sus servicios- dije con cortesía.
-Aunque su trabajo no sea muy efectivo- comentó el rey Kowen.
-La bruja escapó, pero su hija está en sus dominios y estamos seguros de que podremos atraparla en menos de una semana- dijo Dylan con aparente seguridad en la voz.
El rey Kowen intercambió una mirada burlona con el rey Ektor. Los dos reyes que siempre iban en nuestra contra.
-Tranquilos compañeros. Estos dos cazadores capturarán a la bruja a su debido tiempo- los tranquilizó el rey Carlo.- Ahora… prosigamos con el juicio- se dirigió hacia mí- querido Damen ¿Puedes decirnos el origen de esta jovencita?
Asentí lentamente, mientras me acercaba a la temblorosa jovencita, que me miró con súplica.
La tomé del brazo y cerré los ojos, respirando hondo. Percibí su áurea y supe al instante que era una bruja.
El silencio en la habitación era sepulcral.
-Por favor- musitó- no me entregues.
Intercambié largas miradas con ella al abrir los ojos. Era la primera vez que una bruja me suplicaba que no la delatara
-¿Qué dices, querida? No te escuchamos- dijo el rey Carlo con una suavidad que se me antojaba peligrosa.
Las lágrimas recorrieron su rostro, cuando percibí la presencia de una segunda bruja en la habitación.
Miré a mí alrededor, buscando a la nueva presencia, pero tan rápido como tuve aquel sentimiento, se terminó y fue allí cuando vi al gato negro, escondido tras las faldas de una mujer, que miraba atentamente la escena.
Sus ojos amarillos me calaron con la mirada.
-No es bruja- sentencié finalmente, volviéndome hacia los reyes.
-¡Estoy seguro que sus palabras son falsas!- contradijo una nueva voz.
Busqué al dueño y descubrí al rey de la tierra vecina, sentado entre la muchedumbre, pero distinguido por un trono altísimo hecho a base de piedras preciosas.
-No es bruja- repetí sin dudarlo ni un segundo.
-¡Yo la vi hechizando a mi perro!- gritó- ¡Ahora es humano!
Solté una carcajada.
-Las brujas hacen cosas peores. Yo veo a esta jovencita inocente.- insistí.
El hombre me lanzó una mirada asesina.
-¡Llevémoslo a votación!- propuso el rey Carlo incorporándose de su asiento- ¿Debe ser ejecutada la jovencita acusada de actos de brujería? Levanten la mano los que estén a favor.
Los cinco reyes, a pesar de su vejez y su tosquedad, levantaron sus arrugadas manos a excepción del rey Carlo, mientras que, a mis ojos, más de la mitad de los espectadores, levantaron la mano.
Miré a la chica con lástima.
-Ahora los que estén en contra- continuó el rey levantando la mano.
El resto de los presentes levantó la mano, entre ellos yo y Dylan, que a pesar de apoyarme, podía ver el reproche en sus ojos.
El juez, parado detrás del trono real, habló por primera vez desde que llegamos.
-Se sentencia a muerte a la jovencita María Esmeralda de veintisiete años de edad por actos de brujería contra la realeza, dejando como fecha fija el 23 de enero, lapso de siete días para despedirse de su familia y terminar sus últimos deseos antes de morir, con la condición de permanecer en las celdas reales.- dio la sentencia.
La gente se empezó a levantar de sus asientos, hablando estridentemente. La jovencita María sollozó en silencio, mientras los guardias la apresaban y la sacaban de la habitación.
Suspiré, sintiendo cómo Dylan colocaba una mano sobre mi hombro.
-Era inevitable- intentó consolarme.
Los reyes fueron los segundos en abandonar la sala, seguidos por su sequito de sirvientes y caballeros y finalmente, el pueblo pudo salir de aquella habitación en donde se habían sentenciado a más de cien brujas a lo largo de diez años.


Ver con mis propios ojos cómo sentenciaban a la jovencita me dolió hasta el alma. Y tan digna como lloraba, se dejó llevar por los guardias.
Entonces salieron los reyes de la habitación, seguidos después por la gente del pueblo, entre ellos yo, que por más que quería, no podía salir del estado de shock en el que me encontraba. ¡Era tan triste que una jovencita que podía tener mucho por delante, muriera tan injustamente! No tuve más remedio que caminar junto con la muchedumbre. Claro, siendo gato, la gente no se preocupaba por aplastar mi cola.
No fue hasta que llegué a la salida, cuando pude salir de entre tanto gentío y dirigirme a la puerta trasera del castillo, tenía que presentarme a la hora pedida por los reyes para comenzar con mi trabajo de consejera, pero me parecía absurdo ¡Aquel muchacho podía descubrirme con tanta facilidad! Lo había visto en sus ojos, él sabía que la chica era bruja… lo extraño era que había mentido por ella… ¿No sería que era su amante?
Solté un hondo suspiro, mientras me transformaba en humana detrás de un arbusto. Si era así, pobre muchacho.
E inesperadamente, me sentí observada. Miré alerta a mí alrededor ¡Pero si estaba sola! ¡Si había cuidado que nadie me viera!
Pero para mi desagradable sorpresa, alguien cayó sobre mí, tirándome al piso e imposibilitándome el movimiento.
Dos finas hojas de espada rozaban mi cuello.
Miré al muchacho de ojos azules con detenimiento. Era más intimidante y grande de cerca.
-Sabe el error que acaba de cometer ¿Verdad?- susurró con frialdad, calándome la mirada.
-No hay errores ni coincidencias- repuse con el corazón acelerado.
-Muy atrevida su entrada al castillo, me parece que está extraviada- continuó, presionando un poco más sobre mi cuello.
Lo fulminé con la mirada, a pesar de que sus ojos repentinamente me tuvieran atrapada, abrumada.
-Muy atrevida su mentira a la realeza- rematé.
-Tiene dos opciones…- musitó con una voz gélida, aterciopelada… peligrosa- morir aquí mismo o ser entregada a los reyes.
-A mí parecer, a usted le conviene más entregarme a los reyes ¿O no?- contesté lentamente.
Aquello lo dejó sin palabras.
Se limitó a escrutarme con la mirada.
¡Y para colmo! De alguna manera, sentía atracción por mi atacante ¡Pero era tonto! ¡Sería mi asesino!
-Veo que la muerte le es indiferente- comentó incorporándose.
Al instante, enfundó las espadas, sacando a cambio, un lazo plateado que me inmovilizó las manos. Tiró del lazo, obligándome a incorporarme.
-¿Ya tomó una decisión?- pregunté inquisitiva, ignorando su comentario.
-Ciertamente me conviene más entregarla- contestó lentamente, mientras mis esperanzas de vida nuevamente se reducían a nada.- pero no lo voy a hacer.
Lo miré incrédula.
-¡Pero si ése es su trabajo!- grité desconcertada.
El muchacho rápidamente tapó mi boca. Acercándome lentamente hacia él.
-No vuelva las cosas más difíciles- susurró con suavidad, abrumándome inesperadamente los sentidos.- estoy harto de mi trabajo.
Mi cuerpo se tensó por la cercanía.
-¿Me va a soltar?- pregunté cuando quitó su mano.
Negó con la cabeza. Lo miré rabiosa.
-¡Lo voy a maldecir si no…!- me tapó la boca por segunda vez.
-No soy tonto, usted no puede usar sus poderes mientras no mueva sus manos.- repuso.
Pero a pesar de todo, forcejé con él, sin dejar de gritar.
-Ya me extrañaba que no se resistiera- comentó mientras cubría mi boca con un pañuelo y me cargaba sobre sus hombros.
Di patadas y golpes a ciegas intentando gritarle que era un pervertido infeliz, que no tenía derecho a tocarme, pero nada funcionó.
Él aún así corrió entre los árboles del jardín real, esquivando fuentes y bardas con una agilidad que no se veía afectada ni por mis movimientos y ni por mi peso.
Forcejé hasta que mis miembros quedaron exhaustos, limitándome a mirar los extraños senderos y pasadizos que tomaba. Terminamos frente a una puerta de madera, que de un solo empujó se abrió sin rechistar, dándonos paso a una habitación extrañamente vacía, de pisos y columnas de mármol, con figuras de plantas y animales ¡Tenía una hermosa iluminación gracias a una cúpula de vitrales, que reflejaban todos los colores del arco iris en el centro de la habitación! Nunca en mi vida había estado en un lugar tan hermoso, después de vivir siempre en el cobertizo de la bruja, aquello era completamente nuevo para mí. Era tan maravilloso, que cuando el cazador me dejó en el piso, me olvidé por completo de gritarle.
-Hermoso ¿Verdad?- susurró.
No pude más que asentir.
-No pretendo hacerle daño. Más bien quiero negociar algo con usted.- explicó.
Me volví lentamente hacia él.
Me escrutó con la mirada antes de quitarme el pañuelo con suavidad. Nuevamente aquella cercanía me desconcertó por un momento.
-¿Qué quiere de mí?- pregunté ya libre del mentado pañuelo.
-Ya estoy harto de mi trabajo,- dijo fríamente- así que le quiero pedir su ayuda para liberar a las diez brujas que están metidas en los calabozos del castillo a cambio de su libertad.
¡Astuto, eh! Fruncí el ceño.
-¿Y si me niego?- lo reté.
Sonrió con picardía.
-Lamento informarle que se quedará encerrada en esta habitación el resto de su eternidad- contestó.
Suspiré, volviéndome hacia las columnas.
-Más que negociación… es obligación.- comenté- pero… me hubiera atrapado o no, aún así le hubiera ayudado. Es parte de mi protocolo como bruja.
-Mi nombre es Damen- se presentó, por primera vez, como buen caballero.
Sonreí al volverme.
-Iraya, un placer- contesté con una leve reverencia.
Me correspondió con una sonrisa encantadora, que, por un momento me heló la sangre. Di unos pasos hacia atrás.
Él tomó inesperadamente mis manos y las desató.
-Es sólo cuestión de cruzar la guardia de los reyes y sacar a las brujas de las celdas.- murmuró.
Y por alguna extraña razón, sentir su tacto, me provocaba problemas para concentrarme en sus palabras.
-¿Entonces seré libre?- pregunté.
Él asintió lentamente, guardando el lazo en su bolsillo.
-¿Cuándo?- quise saber.
-Hoy en la noche- contestó después de un largo silencio.
Lo miré incrédula ¡¿No antes necesitábamos un plan?! Pero la seguridad que sus ojos transmitían me tranquilizaron por completo.
-La chica… la del juicio- empecé dudosa- ¿Era su amante?
Guardamos silencio por un momento, hasta que finalmente, él negó con la cabeza.
-No, no teníamos nada que ver… pero fue la primera que me suplicó que escondiera su identidad.- contestó articulando las palabras con cuidado.
Su voz resonó en el gigantesco salón.


La tarde pasó con tanta rapidez. De una forma u otra, perdí la noción del tiempo, hipnotizado por aquellos hermosos ojos cafés. Fue tregua momentánea, pues, ciertamente, ella era una bruja y yo era cazador de brujas. Le expliqué las instalaciones del castillo, al igual que aquella habitación en la que nos encontrábamos era nada más y nada menos que la habitación secreta del castillo, cuya entrada nadie conocía más que yo. Y después de aquella larga plática, cuando la luna se empezó a divisar en el cielo, al tiempo que el sol desaparecía en el horizonte, nos preparamos para salir.
Nunca hubiera esperado que las brujas fueran seres tan comprensivos y bondadosos como la chica que tenía al lado. En realidad siempre las había visto odiosas, malvadas. Tal como la que había matado a mi padre, tal como la que venía persiguiendo desde hacía más de cien años.
Ambos nos incorporamos.
Iraya respiró hondo y me miró con inseguridad en los ojos.
Sonreí, intentando reconfortarla.
-Gracias por tu ayuda, Iraya- murmuré antes de abrir la puerta.


Damen abrió la pesada puerta sin aparente esfuerzo, mientras los músculos de su espalda se marcaban notablemente.
Respiré hondo por segunda vez, antes de convertirme en gato.
Pude notar cómo Damen sonreía antes de que empezáramos a caminar por los pasillos, mirando atentos a nuestro alrededor. Mis cinco sentidos estaban alerta.
Sabía que al momento que me convirtiera en humana de nuevo, los cazadores del castillo notarían mi presencia.
Bajamos varios pisos, pasando junto a guardias, que se reverenciaban ante la presencia de Damen y que nos daban el paso sin problemas, hasta que llegamos a los calabozos más recónditos del castillo, donde sólo se tenían a las brujas encerradas.
“Es rápido” había dicho Damen. Pero empecé a dudar de sus palabras.
Cuando estuvimos frente al guardia que custodiaba la puerta de entrada y las llaves, Damen lo distrajo, con la excusa de que había escuchado un sonido sospecho en el piso superior.
El guardia lo siguió, pero… para mi gran problema… las llaves colgaban de un clavo escondido entre las piedras, a unos metros arriba.
Di un salto, aferrándome a las piedras, intenté subir, pero mis patas se resbalaron, hasta que caí de vuelta al piso. Lo intenté por segunda vez, llegando un poco más alto que la primera, pero aún así, sin éxito. Maldije para mis adentros, mientras lo intentaba por tercera vez.
Mis patas se aferraron y con una fuerza descomunal, subí un poco más, mordiendo las llaves de la punta. Su sabor se impregnó en mi lengua, mientras intentaba zafarlas, pero mis patas se soltaron contra mi voluntad de la roca. Dejándome colgada, con las llaves como único agarre. Me impulsé, pero mis patas resbalaban cada vez que intentaba asirme de las piedras.
Mis dientes resbalaron unos milímetros, mientras me balanceaba nuevamente, rogando porque funcionara, pero, en lugar de zafar las llaves, una piedra cayó al suelo tirándome a mí con ella.
Maldije por segunda vez, maullando de dolor. Mi pata trasera estaba atorada. Pero mis otras patas no estaban hechas para empujar cosas y por supuesto, mis fuerzas tampoco eran suficientes.
Se escucharon pasos que a cada momento se acercaban más. No lo pude evitar más. Cierto que todo el plan que habíamos formado se caía en pedazos, pero no tenía otra opción.
Y con extremada lentitud mis patas se convirtieron en piernas y manos, mientras que mi rostro se volvió de humana y mis sentidos disminuyeron su intensidad. Pero la agilidad de mis manos me permitió quitar la piedra de mi pierna… e incorporándome con dificultad, tomé las llaves.
-¡Intruso!- gritó alguien detrás de mí.
Me volví lentamente.
Un guardia me miraba horrorizado, apuntándome con su arma. Pude notar que sus miembros temblaban.
-¡Y es bruja!- gritó.
Entonces se escucharon más pasos, armaduras rechinantes.
Quedé rígida en mi lugar, con las llaves entre mis manos y una pierna coja.
El guardia soltó una flecha, pero sus nervios hicieron que errara el tiro ¡Yo siendo bruja desde niña y mi mente se quedaba en blanco!
E inesperadamente el guardia cayó desmallado al suelo.
Damen me sonrió con una cierta tristeza. Supe qué pensaba. Pero la seguridad que me invadió en aquel momento, fue suficiente para salir de mi rigidez y abrir la puerta de la celda.
-Hay que apurarnos, Iraya- me apremió, entrando a las celdas en tan deplorable estado.
Miré a mis compañeras y sentí rabia en mi interior, al verlas en harapos y temblando de frío a causa de sus manos atadas fuertemente con cadenas. Sus rostros eran de tristeza infinita y se podía notar fácilmente a las que llevaban más tiempo por sus cuerpos y rostros esqueléticos.
Era tal la rabia que me invadía, que recordar hechizos en aquel momento no me costó nada de trabajo. Le entregué la mitad de las llaves a Damen y empezamos a abrir celdas.
Se escuchaban voces y gritos fuera, que a cada momento se aproximaban más.
La primera puerta que cedió, fue la de la chica sentenciada aquella tarde, que no paraba de sollozar. Me miró con una sonrisa encantadora, mientras me hincaba a su lado y usaba la misma llave para desatar las cadenas, que dejaron marcas en su piel.
Le entregué unas cuantas llaves y juntas empezamos a abrir las siguientes puertas. Una mujer vieja, pero de porte noble e impenetrable, no me dedicó ni una mirada.
-Gracias, jovencita- fue todo lo que dijo.
Cuatro de las diez brujas estaban libres ya, cuando la primer flecha del enemigo cruzó de llano la habitación, hasta topar con la pared.
Miré rabiosa a los soldados mientras me concentraba en mi energía. Respiré hondo y haciendo dos movimientos con las manos, sincronizados con dos pasos hacia delante, solté una llama de fuego, que provocó que todos retrocedieran. Y sin perder el fuego, coloqué mis manos bajo mi barbilla y soplé, convirtiendo el agua gaseosa del aire en agua condensada.
De poco a poco, el agua y el fuego se fueron entrelazando hasta que la combinación formó un muro que nos separaba de los soldados.
-No tenemos mucho tiempo- informé- ayuden a abrir las puertas.
Entre todos forcejamos con las puertas para liberar a las seis brujas restantes. Y entre aquel tumulto, de repente me crucé con los ojos de Damen.
Un escalofrío cruzó mi espalda y repentinamente, los latidos de mi corazón se aceleraron.
Desvié la mirada.
-Bruja y hermana,- dijo la mujer vieja que había liberado- Nuestras fuerzas no alcanzan para salir de aquí ni para luchar a su lado.
Asentí lentamente mientras buscaba a Damen con la mirada.
Él se acercó hacia mí.
-Ya estamos todos.
Se escuchó un golpe del otro lado del muro. Se abrieron grietas.
“Piensa, Iraya” ¡¿Cómo íbamos a salir de allí?! Miré la pared de fondo, donde estaba encajada la flecha y sonreí triunfal, mientras me volvía hacia Damen.
Me llevaba una cabeza y era de espalda ancha, tan descomunal como para hacer el trabajo que le tenía preparado.
-Las manos transmiten y el corazón canaliza- murmuré cerrando los ojos y colocando una mano sobre su duro pecho.
La conexión se llevó a acabo al instante. Una corriente eléctrica cruzó mi cuerpo entero, una corriente que pasó por mis manos hacia el corazón de Damen, que cerró los ojos conmigo y puso su frente sobre la mía, provocándome algo más que energía. Mi corazón soltó un calor que en lugar de ser sofocante, era cómodo. Por un momento, deseé que aquella sensación nunca terminaría. Pero paré, tomando el rostro de Damen entre mis manos.
-Rompe la pared de la flecha- susurré.
Damen abrió los ojos y soltándose suavemente de mi agarre, desenfundó dos espadas. Y de un movimiento, las encajó en la pared. Y con una fuerza descomunal, la piedra se partió en dos, dando paso a un abismo infinito, interminable.
Varias brujas rieron y gritaron con júbilo.
Entonces Damen sacó su cuerda de plata y la amarró de uno de los barrotes de la celda, asegurándola.
-La primera, que venga ya- ordenó.
La pared que nos dividía de los soldados se agrietó un poco más.
La mujer más vieja de todas pasó adelante.
Damen la aseguró con la cuerda y le instruyó, diciéndole que debía caminar con cuidado por entre las piedras hasta llegar al mirador del castillo.
Me acerqué a él.
-No nos va a dar tiempo- murmuré- tenemos que buscar otro medio.
Se escucharon gritos de los soldados.
Me volví rápidamente hacia la puerta sellada. Había caído la primer piedra y un arco apuntaba por ella.
Damen me imitó.
-Dylan…- musitó.
Me volví hacia él.
-¿Lo conoces?- pregunté.
-Es mi mejor amigo- se limitó a contestar.
-¡Cuidado!- grité de improvisto.
La flecha pasó rozando el hombro de una de las brujas.
-¿No puedes transformarte en un ave o en un dragón?- dijo Damen con cierta desesperación en la voz.
Negué con la cabeza.
-Mi única capacidad en la transformación es la forma de un gato.- contesté con pesar.
-¿No puedes mover las rocas, controlar a los soldados?- insistió.
Negué por segunda vez con la cabeza.
La primer bruja jaló la cuerda.
-Lo haremos de dos- sentenció Damen.
La segunda y la tercera bruja se dejaron asegurar por Damen.
Miré a las brujas restantes con preocupación.
De repente Damen se lanzó sobre mí, cubriéndome de las flechas que empezaron a llegarnos.
-Tendremos que luchar contra los soldados- me susurró al oído.
Entonces cayó la pared por completo y con ellas nuestras esperanzas.
Rápidamente nos incorporamos.
La bruja más joven, se acercó a la cuerda y dedicándonos una sonrisa cargada de un cierto alivio, se encargó de esperar la señal de las siguientes brujas.
Un peso menos.
Damen y yo nos pusimos en posición de ataque.
Desenvainó sus espadas, esperando el ataque de los soldados.
Y la masa entera se fue contra nosotros, eran más de cincuenta. Le di un golpe bajo a uno, atacando sus puntos débiles y de una patada lo saqué hacia atrás, golpeando al siguiente contrincante.
Rápidamente me hinqué justo en el instante que dos puños se dirigían a mi rostro. Golpeé sus piernas, tirándolos al suelo y continué con los siguientes, que me atacaron de a cinco. Esquivé a duras penas sus acometidas y dándoles a dos en la barbilla, me deshice de ellos.
Mi rabia me obligaba a actuar con precisión, deseosa de venganza. Le di a uno un fuerte golpe en el rostro, preguntándome si le había roto la nariz y golpeando a otro en el hombro, quedé con un contrincante que pronto fue flanqueado por otros seis, que intentaron atacarme al mismo tiempo. Supe que contra tantos contrincantes me sería imposible ganar, pero no me rendiría tan pronto. Di por segunda vez en la noche un golpe bajo, mientras pateaba s otro, provocando que perdiera el equilibrio y golpeara a uno de sus compañeros. Entonces sacaron sus espadas y no pude más que maldecir en voz baja. Acometieron contra mí, por lo que me incliné hacia atrás y tomando suavemente la hoja de la espada, la torcí, dislocando su hombro y al tiempo que le quitaba la espada al soldado, me protegí de dos acometidas más que me llegaron por atrás. Me volví hacia Damen, que se acercó a proteger mis espaldas.
-¡Primero trabajando como cazador! ¡No puedes dejar tu trabajo tan rápidamente!- me quejé hincándome justo en el instante que una espada cruzó por el antiguo paradero de mi rostro.
Damen rió.
-Es lo mejor que he hecho en mi vida.- aseguró acometiendo contra otros dos.
-¡¿Y meternos en un peligro así?! ¡¿Por qué decidiste…- golpeé a uno con el mango de la espada- ser cazador de brujas?!
El hierro de las espadas tronaba al cruzarse con otras.
-Porque una bruja mató a mi padre…- confesó Damen entre dientes- y juré atraparla un día…
Di una vuelta, mientras encajaba la espada en un hombro.
-Lady Mirtala- concluyó Damen.
La espada cayó de mis manos al tiempo que alguien me encajaba una en el estómago. No supe si fue el dolor de la herida o el dolor del desconcierto lo que hizo que cayera irremediablemente al piso.
Mis ojos empezaron a ver borroso.
-¡Iraya!- gritó Damen al tiempo que los hierros se cruzaban de nuevo.
Pero mis sentidos ya no estaban alerta, todo mi cuerpo me pesaba.
-La bruja…- dije con un hilo de voz- es mi mentora…
En ese instante mis fuerzas ya no me valieron para sostenerme y lo último de lo que fui vagamente consciente, fueron de unas fuertes manos que me sostuvieron.


La caída de Iraya me sacó por completo de combate. Dejé caer las espadas para tomarla entre mis brazos.
“Podemos atrapar a su hija. Me enteré de que salió de casa, ya no está más bajo la custodia de su madre.” Recordé, pero ahora, que la tenía entre mis brazos, matarla era lo último que hubiera hecho.
Todas las espadas apuntaban hacia nosotros y de entre los soldados, salió Dylan, que me miró con lástima.
-Lo siento, Damen, pero ya se acabó todo.- dijo acercándose lentamente hacia mí- O terminas con su vida en este momento y vuelves al castillo habiendo cumplido tu promesa o te mando a la corte para que te sentencien a muerte.
-Es un error lo que hacemos…- murmuré con suavidad.- Las brujas nunca han obrado contra nosotros.
-¡Mataron a tu padre!- gritó Dylan.
Asentí lentamente.
-Pero no todas matan- repuse, atrayendo el cuerpo inerte de Iraya hacia mí.
El silencio era sepulcral.
Dylan y yo intercambiamos largas miradas.
Entonces un destello de luz detrás de mí provocó que todos se sobresaltaran. Una bruja de avanzada edad volaba sobre el abismo y extendiendo la mano, congeló a todos los soldados, incluyendo a Dylan.
Cerré los ojos, protegiendo a Iraya con mis brazos.
La luz fue cegadora por minutos que se me hicieron eternos, hasta que todo atisbo desapareció.
Abrí lentamente los ojos y me volví hacia la bruja, descubriendo a Lady Mirtala, que se acercaba con extremada lentitud hacia nosotros.
-Nunca esperes atraparme muchacho. Matando a esta muchacha nunca hubieras logrado cumplir tu promesa porque ella no es mi hija, aunque la traté como a una.- explicó mientras se transformaba en una pantera.
Era la reproducción exacta del gato negro, pero diez veces más grande. Sus ojos amarillos no me perdieron de vista. Y con su gigantesca pata, tocó el rostro de Iraya.
La luz cegadora volvió a privarme la vista por un momento. Y cuando todo terminó, la pantera regresó al abismo, convirtiéndose nuevamente en bruja.
-Sólo tienes unas horas para despedirte.- me informó antes de desaparecer en la nada.
Miré expectante a Iraya, mientras la lucidez volvía a sus ojos.


Damen sonrió con alivio.
Las lágrimas recorrieron mi rostro.
-Me alegra que estés viva- susurró con voz aterciopelada.
Mi corazón se aceleró inevitablemente. Sus brazos eran un mundo de seguridad y sus ojos la perdición para mí.
La dicha me invadía por completo.
Damen se incorporó conmigo entre sus brazos, sin perder la sonrisa,
-¿Es posible que un cazador de brujas se enamore de una?- susurró.
Reí quedamente.
-¿Es posible que una bruja se enamore de su cazador?- repuse.
Damen acortó la distancia que había entre los dos, besándome con pasión. Me sentí en las nubes, lejos de aquel mundo de oscuridad, allí donde la luz existía. Mi estómago se llenó de mariposas mientras sus labios se movían al ritmo de los míos. Eran unos labios cálidos, electrizantes, que despertaron hasta la más recóndita célula de todo mi cuerpo.
Sí, si era posible.
Al separarnos la respiración de ambos estaba acelerada. Busqué sus labios por segunda vez, disfrutando nuevamente de aquella sensación.
Y contesté una segunda pregunta que llevaba haciéndome desde hacía tiempo.
Sí, la luz sí existía.
Me acurruqué en su regazo y coloqué mi cabeza bajo su barbilla, intentando regularizar mi respiración. No había brazos en los que pudiera sentirme más segura.
-¿A qué se refería Lady Mirtala cuando dijo que debía despedirme de ti?- preguntó Damen con inquisición.
Suspiré tristemente.
-Todo tiene un precio y que ella me haya regresado la salud también implica uno- contesté.
Damen me obligó a verlo a los ojos, tomando suavemente mi barbilla.
-¿Qué precio tienes que pagar?- preguntó escrutándome con la mirada.
-Me transformaré en el gato negro y cumpliré mi sentencia durante cuarenta años- contesté mientras las lágrimas se desbordaban por mis mejillas.
Damen sonrió.
-¿Cuánto tiempo tenemos?
Me encogí.
-Unas cuantas horas.
Pareció meditarlo por un momento.
-Puedo esperar cuarenta años- aseguró.
Fruncí el ceño divertida.
-¿Cuántos años tienes?- pregunté.
Por primera vez sonrió con la felicidad explícita en sus ojos.
-Trecientos cincuenta- contestó dejándome incrédula.
Muchas veces llegamos a pensar mal por la apariencia. Yo, como gato, nunca fui bien vista en la sociedad y menos como bruja. Pero con el tiempo, las brujas aprendimos a escondernos y los cazadores se volvieron obsoletos. De nosotras sólo quedó el recuerdo del gato negro. Aquel, que sin esperarlo, salvó no sólo diez vidas y encontró el amor en donde debió encontrar un enemigo.



El encanto de Rebeca


⁃ Matame- exclamó Anya con la voz ahogada por el cojín que apretaba contra su cabeza.
⁃ Sabes que no hare eso-Le contestó Lea con su voz siepre dulce, incluso en esas situaciones.
⁃ Entonces matalo a el!!!!
Ambas chicas, cada una acostada en un mullido sillón verde de la pequeña sala, volvieron a ver al pequeño niño que jugaba con su piano de juguete, reventando los oidos de ambas adolecentes.
Anya volvió a gemir con desesperacion.
⁃ Piensa en el dinero- la animó Lea.
Anya trataba de aguantar, pero aun no enendia como ella y Lea habian terminado cuidando niños en sus vacaciones .
⁃ ¿Como lo aguantas?
⁃ Nos imagino a ambas comprando el auto de nuestros sueños.
⁃ AH claro, el auto. Esa era la razon de que ambas estuvieran allí.
⁃ Aunto dojo, auto dojo- empezó a balbucear el niño apartando el pieano.
⁃ !!Ay Lea ya va otra vez!!
Toda la mañana el niño les habia pedido un carrito rojo que ninguna pudo encontrar, solo se calló cuando le dieron el piano.
Anya suspiró y se levantó del sofá, tomando al niño en brazos, la verdad es que era precioso con sus rizos y mejias rojas, pero exasperante tambien.
⁃ Auto dojo, aunto dojo !AUNTO DOJO!
⁃ Shhh no hay auto- Anya trató de acercarle el piano- callate por favor!! Lea ayudame!
⁃ Ah no, este es tu turno.
Mas llanto. Anya comenzó a desesperarce de verdad, agarró bruscamente al niño y lo puso a la altura de sus ojos, para que el los viera fijamente.
-Escuchame mocoso, te vas a callar y sentar como un niño bueno hasta que tu madre llegue ¿entendiste?
Algu pareció cambiar en la mirada del niño, perdiendose en los oscuros ojos de Anya, cerró la boca y se quedó inmovil, respirando lenta y silenciosamente.
-Hey como lograste eso?- preguntó Lea
-No tengo idea- murmuró Anya y dejó de nuevo al niño en el suelo.
Donde permaneció, el silencio, hasta la llegada de su madre.
...
Anya y Lea eran como el hielo y el fuego, tanto en apariencia como en personalidad.
La primera era rebelde y expresiva, tenia media docena de piercigs repartidos por toda la cara y su cabello habia exprerimentado miles de tintes, el actual era negro, como todo lo que llevaba puesto.
Lea por otro lado era timida, dulce, paciente. Siempre de jeans y camiseta, era lindisima con sus ojos verdes y sus rizos castaños pero no se daba cuenta, en cambio todos a su alrededor si lo hacian.
Y eso la incomodaba.
⁃ ya no quiero ir al centro comercial-le comentó Anya al salir de la casa del niño que cuidaban.
⁃ Porque no'?
⁃ Es que... siento que todo el mundo nos mira.

Y no era mentira, cualquiera que pasara a su alrededor contemplaba al estraño par, eso habia comenzado unos años atrás para Lea, incluso en la escuela todas las miradas la seguian. Ademas siempre era de las mas populares, aunque nunca lo habia buscado.
⁃ Por supuesto que si- exclamó Anya- hoy nos vemos preciosas ¿ no crees? Las ojeras que nos quedan despues de cuidar esos chiquillos agregan dramatismo a nuetros rostros.
⁃ A ti te queda bien, yo parezcon un zombie.
⁃ Vamos animate!, vamos por un helado.
Lea aceptó sintiendo cientos de ojos posarse en ella al pasar, como lo habian hecho casi toda su vida. …
⁃ Ya llegue!!- anunció Anya mientras entraba a su casa, esperando con ansias tirarse a su cama y escuchar musica.- mama!!! papa!!
Los encontro en el comedor, cenando algo de frutas.
⁃ ¿comp te fue hija?- le pregutó su madre observandola de arriba a abajo, aun no se tragaba lo del look gótico, pero Anya loas habia convencido, siempre los convencia.
⁃ Bien, el niño fue dificil pero nos pagan bien.
⁃ Me alegro.
Ambos se estaban comportando raro, notó Anya, apenas la miraban, ello eran personas alegres, incluso solian vestirse con colores vivos y por eso a Anya le divertia ser gotica.
Pero esa noche no parecian ellos, Anya decidió irse a su cuarto de una vez.
⁃ Tenemos una sorpresa para ti- soltó su padre de repente, con voz monotona, no calida y amable como simpre.
⁃ Una sorpresa?
⁃ ¡te vas de campamento!
⁃ Perdon?- Anya abrió los ojos e par en par, procesando la bomba que entrava por sus oidos. Nunca habia sido chica de la naturaleza, le gustaba, pero estar un mes alli... para nada.
⁃ ¿No es maravilloso?- parecia que su madre trataba de sonreir, pero la emprecion vacia segui allí y Anya comenzó a alarmarse.
⁃ ¿ por qué se les ocurrió asi de repente?
⁃ No es importante- respondió su padre , cortante- te vas mañana.
⁃ ¿mañana? Deben estar bromeando, no he preparado nada, tengo muchas madre que me piden que cuide a sus hijos, no puedo ir, ademas Lea...
Y de repente su padre se levantó, parecia furioso.
⁃ Vas a ir jovencita quieras o no.
Anya se quedó estupefacta, nunca se habia puesto asi por una cosa como un campamento, pero decidio que seria mejor no discutir y empezar a empacar.
⁃ Bien
Al encaminarse a su cuarto se detuvo, volviendose ligeramente hacia el comedor.
⁃ ¿Siquiera me diran el nombre de dichoso campamento?
⁃ Sus padres la miraron fijamente antes de responder a unisono.
⁃ El Encantado..
⁃ …



¿”El Encantado”? ¿qué clase de ridículo nombre era ese? Se preguntaba Anya mientra metia ropa en la maleta. Camisetas negras con logos de grupos de rock, pantalones morados, leggins rotas, botas, chaquetas, etc.
Al terminar puso la maleta junto a la cama y se tiró boca arriba sobre el cubrecama morado.
“El Encantado. Ridiculo”
Miró un rato la paredes de su cuarto, ella misma lo habia decorado y estaba orgullosa, sobre todo del hermoso gato negro que habia pintado con acrílicos en la pared junto a la ventana.
Tomó su Ipod, tarareando Sweet Sacrifice de Evanence e imaginando diferentes maneras de conocer a Ian Somerhalder.
Despues de un rato se aburrió y llamó a Lea.
-hola? - la voz de Lea sonaba canzada, como si estuviera haciendo alun esfuerzo.
⁃ estas ocupada?
⁃ Algo, estoy tratando de bajar una maleta que esta en lo mas alto de mi armario.
⁃ Una maleta para qué?- Anya frunció el seño, extrañada.
⁃ Bueno es que.., mira lo siento pero ya no podre seguir cuidando niños, mis padres decidieron de repente que...
⁃ te vas de campamento!!- interrumpió Anya incorporandose rapidamente.
⁃ ¿ cómo lo supiste?- Anya casi podia imaginar a Lea viendo extrañada el celular
⁃ Mis padres acaban de anunciarme lo mismo tambien, acabo de terminar mi maleta.
⁃ Se habran puesto de acuerdo?
⁃ Tal vez, ¿ te vas mañana?
⁃ Sip, al “Encantado” por favor dime que es el mismo al que te envian.
Anya puso los ojos en blanco.
⁃ Si a ese mismo, ridiculo nombre ¿no crees?
⁃ A mi me suena bonito
⁃ a ti todo te suena bonito- Anya sonrió, si Lea iba, el verano no podia ser malo.- nos vemos mañana.
⁃ Nos vemos, buenas noches.
Anya colgó y volvió a ponerse los audífonos, imaginando que case de lugar seria“ El Encantado”
Sus padres siguieron raros todo el camino, y mientras mas se alejaban de la ciudad, mas se preguntaba Anya que tal lejos estaria el campamento, tenia sus dudas acerca de él, ya que en la noche lo habia buscado en Google y no habia encontrado ningun resultado ¿qué clase de campamento no tiene página web?
⁃ ¿cuánto falta?- preguntó, pero no obtuvo respuesta.Volvió a preguntar :no respuesta.
Anya se encogió en el asiento y jugueteó con su cabello, cuando de repende el aunto se detuvo en medio de la nada.
⁃ Llegamos. - anunció su padre.
⁃ ¿Aquí? Aquí no hay nada- se quejó Anya mirando por las ventana del auto el extenso campo vacio que se extendia a ambos lados de la carretera.
⁃ Llegamos- repitieron ambos padres.
⁃ Hey ya parenle con esa actitud me asustan!
Y antes de darse cuenta su padre la habia sacado le auto, su madre sacado la maleta y ambos se alejaban mientras el auto dejaba una rastro de polvo en las narices de Anya.
⁃ Pero qué demo...?
Se sentó en su maleta, furiosa, pero tambien confundida y algo asustada. Tratando de localizar alguna señal de población humana, pero nada.
El Sol se alzaba en lo mas alto del cielo y Anya sentia su chaqueta de cuero y su cabello calentandose, al no aguantar mas se quitó la chaqueta.
El motor de un auntó se hizo oir por encima del cantar e los pájaros y Anya reconoció el auto de la familia de Lea, estacionandose frente a ella. Trató de grita algo pero al solo abrir la boca Lea era arrojada del aunto junto con su maleta y ambas vieron el auto perderse en los campo.
⁃ Lea!! ¿estas bien?
⁃ La chica se levantó mirando a su alrededor, visiblemente confundida, llena de preocupacion.
⁃ ¿dónde estamos? ¿y el campamento?
⁃ Ni idea.
⁃ Ambas chicas se miraron preocupadas, pensaban lo mismo, Lea fue la primera en soltarlo.
⁃ ¡Mis padres actuaban tan raro!
⁃ Los mios tambien- Anya le pusó una mano en el hombro y volviendose a poner la chaqueta- pero vamos, tenemos que regresar a la cuidad.
Lea la miro preocupada ¿cuántas haras habian sido de viaje? ¿seis, siete?. Nunca llegarian solas, sin agua y comida.
⁃ Esto es un mierda- rugió Anya tratando de tomar su maleta, que parecia hervir.
⁃ Un auto- dijo Lea soltando un gritito de esperanza, señalando por detras deAnya.- viene hacia acá.
⁃ Pero no de la cuidad- murmuró Anya, ella desconfiaba.
⁃ Puede que vaya para allá.
⁃ Talves, o talves no.
Las dos se hicieron a un lado para admirar a BMW que se estacionaba frente a ella,impresionante si, pero lo que las dejó con la boca abierta fue la persona que se bajó del auto.
⁃ Hola- saludó el chico con una sonrisa y por un momento Lea se olvidó de respirar.
Alto, esbelto, de cabello negro y ojos grises, con esa sonrisa...
Anya se sintió repelida de imnediato “ demasiado perfecto, y ese auto... debe ser un engreido”
⁃ Lea y Anya- preguntó él visiblemente divertido por sus reacciones- son ustedes?
⁃ ¿quién eres y qué quieres?- preguntó Anya hoscamente.
⁃ Yo soy Adam ¿son ustedes Lea y Anya?
⁃ ¿para que quieres saber?- mumuró la primera.
Adam las estudió ambas, deteniendose mas tiempo del necesario en Lea.
⁃ Pues yo vengo del campamento “El Encantado”, vengo a recogerlas- hizo una pausa inclinandose hacia la chica de ojos verdes- pero el encantado soy yo de conocerte ¿tu eres...Lea?
La pobre asintió, totalmente roja.
Anya soltó un bufido, tipico de Lea creerse esos cumplidos, ella siempre recordaba la voz de su madre “desconfia de los chicos guapos y halagadores”
Adam se volteó hacia ella.
⁃ Tu debes ser Anya.
⁃ An-i-a – lo corrigió ella.
⁃ Perdon?
⁃ Se pronuncia asi, no Anlla. An-i-a.
La expreción de Adam ya no era tan alegre pero trató de parecer interesado, Anya le dio algo de crédito por eso.
⁃ Bueno Anya ¿van a venir o no?- el chico lo lanzó una mirada a Lea.
Anya tomó a su amiga del brazo.
⁃ No podemos irnos con él, es un completo desconocido.
⁃ Viene del campamento..
⁃ eso puede decirlo cualquiera..
⁃ sabe nuestros nombres y que buscabamos el campamento...
⁃ hoy con internet todo se puede, ademas buscabamos regresar...
⁃ chicas sigo aquí!!!- intervino Adam- les juro que no les hare daño, vengo del campamento, pueden estar tranquilas- miró a Anya directo los ojos- vengan conmigo...
⁃ no
¿fue imaginación de Anya o él pareció realmente sorprendido por su negativa, como si esperara un si definitivo..?
⁃ vengan conmigo- repitió, esta vez mirando a Lea.
Ella asintió.
⁃ Vamos Any... yo confío en él
Anya lo miró fijamente, algo no estaba bien en él.Era muy atractivo, pero no le gustaba su mirada. Volvió la vista a Lea, , no siempre era la más valiente, tampoco era tonta, ¿por qué de repente queria cometer tal estipidez? Que el chico fuera guapo no era suficiente, ¿ir o no ir?
⁃ Supiró lentamente, si Lea iba, también lo haría ella.
⁃ Esta bien, vamos.
⁃ Adam subió las maletas en el baúl, en eso Anya cayó en la cuenta de que el auto solo tenía dos asientos, puso los ojos en blanco “BMW tenia que ser”
⁃ solo hay dos asientos- dijo primero Lea.
Adam se encogió de hombros.
⁃ Una de ustedes que se siente sobre la otra.
Emprendieron el viaje, Anya sentada en las piernas de Lea que era mas alta y un poco menos delgada, a veces ella se quejaba de sus curvas y Anya le decia cuantas chicas moririan por tenerlas.
⁃ Podrias subirle al aire acondicionado- suplicó Lea
⁃ ¿cómo se te ocurre traer un descapotado con semejante sol?- preguntó Anya
⁃ pues el el unico auto que tengo- respondió Adam bastante molesto.
La carretera seguia, el paisaje igual, aunque se observabam mas árboles, poco a poco el campo se fue convirtiendo en algo mas parecido a un bosque, aunque Anya ya no sabia a cuantas horas estaban de la ciudad, y estaba aburrida, Adam habia tratado de hacer conversación con Lea, pero no tenian mucho en común, además, ella ya casi no aguantaba a Anya sobre sus piernas.
⁃ ¿podrias parar un momento?- preguntó.
⁃ Ahora te cagro yo mejor- ofreció Anya, e hicieron el cambio rapidamente para seguir su camino.
Otra media hora pasó y la chicas empezaron a preocuparse.
⁃ ¿planeas quedarte en el pais?- preguntó Anya con sorna.
⁃ Si, ya casi llegamos.
⁃ ¿sirve el radio esta carcacha?
Adam la miró ofendido,la chica acababa de llamar carcacha a su auto, pero no dijo nada, solo encendió el radio.
La canción Highway to Hell de ACDC empezó a sonar y Anya subió el volumen, riendose para si misma, Adam lo notó.
⁃ ¿qué es lo que te parece tan gracioso?
⁃ Oh no- murmuró Lea sabiendo que su amiga diria algo grosero.
⁃ La canción- respondió Anya, sonriendo, y finjiendo tocar la bateria en la espalda de Lea- me parece describe muy bien nuestra situación.
⁃ Pues no, no vamos al infierno- dijo Adam suspirando y dandole una brusca vuelta al volante, se adentraron en un camino de tierra que se adentraba en el bosque.
Unos minutos después, llegaron al campamento.
Era bastante parecido a como Lea se lo habia imaginado, una tabla gigante de madera colocada en la entrada era donde estaba pintado el nombre “El Encantado”, habia pocas cabañas, unas doce, y tampoco se veia mucha gente por allí. Nadie pareció sorprendido de ver el Bmw entrar y estacionarse frente a la cabaña mas grande, o mejor dicho inmensa, como cuatro cabañas en una.
⁃ Bueno chicas- dijo Adam, sonriendo- bienvenidas al campamento.
⁃ Te dije que confiaramos en él- murmuró Lea, mientras se bajaban- gracias
⁃ ya, ya, no alimentes su ego- a Anya aun no le caia bien y dudaba que lo hiciera alguna vez.
Ambas admiraron el paisaje un momento, gracias a los árboles el clima era muy agradable, y tambien gracias a que casi oscurecia. Pero Lea estaba contenta ¿qué hay más bello que un atardecer?. Miró a Anya, ella seguia preocupada y no disfrutaba de la naturaleza, en cambio seguia haciendo preguntas.
⁃ ¿bajamos el equipaje?
⁃ Primero deben hablar con la directora del campamento, despues pueden decidir si quieren quedarse o no- explicó Adam- así que seria mejor que no sacaramos aun el equipaje del baúl.
⁃ ¿quedarse aquí es opcional? Porque yo...
⁃ Anya....- interrumpió Lea.
⁃ Ok, ok.
Adam las guió dentro de la gran cabaña, Lea contó justamente cuatro puertas antes de llegar al despacho dela directora. Adam ni siquiera tocó, entró así nomás.
⁃ Buenas tardes- saludó- aquí traigo a Lea y Anya como me lo pidieron.
Detras del decorado escritorio de madera se sentaba una mujer pelirroja, que de seguro rondaba por lo cuarenta años, de rostro amble, nariz refinada y ojos café. Detras de ella, en la pared, se encontraba colgado un diploma, Lea pudo leer su nombre :Jean Collins.
⁃ Hola chicas- dijo Jean con una alentadora sonrisa- me alegra que llegaran.
⁃ Mmm si bueno- empezó Anya- el viaje no fue muy...placentero.
Adam la miró entrecerrando los ojos y tocandose el pecho, fingiendo estar ofendido.
⁃ Lamento oir eso- siguió Jean- pero ahora que estan aquí debemos discutir algo importante, algo que podria cambiarles la vida.
Ambas chicas cruzaron miradas, Lea no sabia que pensar, la repentina confianza que la habia hecho querer ir con Adam la habia avandonado, y ahora que lo analizaba ¿en qué habia estado pensando?
⁃ A que se refiere?- preguntó Anya.
⁃ Ustedes son especiales chicas- empezó Jean lentamente, esperando su reacción.
⁃ ¿en que sentido?
⁃ Les ahorrare toda la platica- la voz de Jean era mas firme ahora- ustedes dos tienen el encanto.
Anya soltó un carcajada.
⁃ ¿qué es el encanto?- Preguntó Lea
Jean tomo aire antes de esplicarles, Lea sentia la mirada de Adam sobre ellas, tambien esperando reacciones.
⁃ Todos las admiran, son populares, consiguen facilmente lo que quieren, las miradas siempre caen sobre ustedes condo van a algun lugar ¿me equivoco?
⁃ Bueno ...no- adimitió Lea.
⁃ Yo no soy asi- dijo Anya.- asi es la gente con Lea pero no conmigo.
⁃ ¿y por qué sera?- mumrmuró Adam.
Anya le lanzó una mirada envenenada mientras Jean la admiraba a ella.
⁃ Tal vez no eres popular, ni le caes bien a todo el mundo, pero, te tienen miedo algunos y siempre consigues lo que quieres.
Anya no supo que decir, ya que en efecto,era cierto. Jean continuó:
⁃ Eso es el encanto, la mayoria de artistas, esas chicas populares en el colegio, los jefes exitosos y que no son odiados por sus empleados...tienen el encanto. No es algo malo, pero algunas personas son mas poderosas que otras, la mayoria solo le caen bien a todos, son encantadores y admirados, pero hay otras personas que son capazes de influir en los pensamientos y en acciones de la gente normal, incluso sin querer. Este campamento es algo asi como una guia para estas personas, y es voluntario, pueden venir un verano, o varios, o ninguno si no quieres nada con nosotros. Si quieren irse o quedarse solo diganlo ahora, Adam puede llevarlas de regreso a casa.
Ambas chicas no sabian que hacer, a Lea todo lo le parecia una locura, esa gente estaba loca, incluso Adam que parecia dar por veridica cada palabra. Miró a Anya, su rostro estaba inexpresivo, lo que significaba que libraba una lucha dentro de su cabeza.
⁃ Bueno- soltó de repente, y para sorpresa de Lea, sonreia- ¿cuál es mi cabaña?
⁃ Estas loca!!! todo esto es un disparate.
⁃ Vamos Lea- Anya miró la sincera expreción de Jean- ¿de verdad piensas que esto es mentira? Tiene sentido, ademas el campamento se llama El Encantado, lo que prueba tanto su falta de imaginación como que dicen la verdad.
⁃ ¿como es que te lo crees tan rápido?
⁃ ¿entonces no te quedas?
⁃ Yo no.
⁃ Adam y Jean meiraban a ambas, no sabiendo si interferir o no.
⁃ Pues yo si.
⁃ Vamos Anya entra en razón, ellos dicen poder controlar a la gente...
⁃ pero Anya dejo de escuchar en el acto, callendo en la cuenta de que...
⁃ ustedes encantaron o como sea a nuestros padres ¿no es asi?- miró a Jean, ya no confiando tanto en ella. - lo hicieron para traernos aquí.
Jean asintió lentamente.
⁃ Yo lo hice- dijo de repente Adam y Anya se volteó hacia el- yo fui quien lo hizo.
Anya, cerró los ojos, esas personas le habian hecho algo a sus padres, y aun asi ella seguia queriendo quedarse, y era porque sabia la verdad: ella podia controlar gente, lo habia hecho con aquel bebe sin darse cuenta y solo Dios sabe cuantas otras veces.
⁃ Vamonos de aquí- suplicó Lea.
⁃ No, lo siento Lea, pero me quedo.
Lea la miró un momento como si no la reconociera, pero despues asintió.
⁃ Esta bien
⁃ Adam lleva a Lea con el grupo que regresa a su casa, Thomas los llevará en un autobus que rentamos, despues lleva la maleta de Anya a la cabaña seis. Anya quedate un momento quiero hablar contigo.
Todos asintieron.
⁃ Adios amiga mia- murmuró Anya abrazando a Lea con fuerza.
⁃ Nos veremos cuando termine el verano- Lea estaba a punto de llorar.
Ambas se abrazaron otra vez, ninguna trató de disuadir a la otra de sus deciciones, no serviria para nada. Anya trató de no llorar al ver como Adam se llebava a su amiga, y antes de que la puerta se cerrara detras de ellos Anya pudo oir al chico tratande de hablar con Lea.
⁃ Bueno Anya- empezó Jean apoyando sus manos sobre el escritorio- me alegra que decidieras quedarte, que tu aceptaras estas aquí era, en realidad, mas importante que Lea se quedara porque tu...
⁃ porque yo si puedo controlar a la gente.Lo sé.
Jean pareció levemente sorprendida, pero no lo comentó.
⁃ Bueno entonces solo te diré que es algo muy raro, por lo tanto tu no tendras la misma orientación que los demas, si no que tendras un tutor privado.
Anya estaba a punto de preguntar quien cuando la puerta se abrió, y al voltearse se encontró con una pareja joven, ambos no podian pasar de los 28. El hombre miró a Anya sorprendido y despues se dirigió a Jean.
⁃ Lo siento no sabiamos que tenia vistitas, solo veniamos a perguntar si la reunion de hoy a las cinco sigue en pie.- cuando el joven habló, la boca de Anya se abrió hasta dolerle, era la voz mas hermosa que habia escuchado en toda su vida, dulce, grave, no podia definirla, pero le hubiera gustado escucharla el resto de su vida.
⁃ Asi es- le contestó Jean, ellos asintieron y se retiraron, dedicandole un pequeño saludo a Anya.
⁃ ¿quienes eran?- preguntó, aunque el que le interesaba era él, o mejor dicho, su voz.
⁃ Son los dos tutores generales, Camila se encarga de los chicos y Robert de las chicas.
⁃ Su voz...
⁃ Eso era algo que tambien queria explicarte- Jean se levantó, era mas alta de lo queAnya imaginaba, e hizo una seña para que ambas salieran de la oficina- las personas cuyo encanto puede controlar a otras... la hacen al mirar a alguien lo ojos, mandan con la mirada, pero hay otro tipo de encanto, mas sutil, y es el de la voz, ellos no pueden mandar tanto como los que ocupan su mirada, pero al hablar pueden meter facilmente ideas en la cabeza e la otra persona, son unos excelentes profesores pero claro, debemos saber que son de confianza por que si no...
⁃ podrian meterle cosas malas en la cabeza a todo el alumnado- completó Anya, siguiendo el hilo.
⁃ Exactamente, ahora- Jaen le dedicó una amplia sonrisa mientras salian de la cabaña gigante, o cabaña principal como decidió decir Anya- ve a tu cabaña, es la seis, o si quieres conoce un poco el campamento. Tu tutor te explicara mas cosas mañana.
⁃ Gracias- le dijo Anya y decidió pasearse un poco por el lugar, habia catorce cabañas en total, y de repente, cerca de la numero uno, observó un pequeño autobus que se preparaba para partir con unas once personas adentro.
Anya corrió, esperando llegar a tiempo para despedirse otra vez de Lea, pero para cuando llegó el vehículo ya habia avanzado varios metros.
⁃ Oh mierda!
⁃ Pero que vocavulario!!- exclamó alguién detras de ella. Adam.
⁃ ¿qué haces aquí?- preguntó ella volteando.
⁃ Me despedia de Lea- dijo sonriendo, pero Anya notó que sus ojos grises estaba tristes.
⁃ Ella no quiso salir contigo ¿verdad?- no pudo evitar reirse- eso debe dolerte mucho.
Adam la miró con picardia, una buena idea cruzando por su mente.
⁃ Yo que tu me morderia la lengua, no quiesiera enojar a mi tutor, ya que él puede ordenarte lo que quiera, y hacerte la vida, realmente imposible.
Anya perdió la sonrisa en el acto.
⁃ ¿QUE TU QUÉ?
⁃ Asi es, yo soy el unico con el mismo don que tu, la diferencia es que lo he usado por años, gracias Jean, ella lo tenia tambien por cieto, pero fue perdiendolo con el tiempo.
Anya no salia de su asombro.
⁃ Mañana, hay una pequeña sona para dias de campo de la cabaña principal, te veo allí a las nueve a.m, en punto ¿entendiste?- le dedicó a la chica un pequeño guiñó y se dirigió a la cabaña principal, dejando a Anya arrepentida de abrir la boca.
Anya se despertó a las 8:30,lo cual implicaba arreglarse en media hora, hubiera podido hacerlo, si no hubiera sido por las otras cuatro chicas en la cabaña que tambien querian el baño.
Any no habia hablado con ellas, aun, planeaba hacerlo poco a poco, ya que ninguna de ellas tenian un estilo parecido al suyo.
Tomando en cuenta que se despsitó un poco en el camino, llegó a la cita a las 9:36, en punto.
Adam la esperaba, tumbado en el cesped con unos lentes de sol puestos, unos jeans y una camiseta negra, se veia atractivo, mucho. Pero Anya desidió ignorarlo.
⁃ Mmmm hola?
⁃ Hola!- la saludó el quitandose los lentes y indicandole que se sentara junto a él.
⁃ Anya lo hizo, y el solo siguió recostado sin hacer o decir nada.
⁃ No me diras “llegas tarde” o algo asi?
⁃ ¿para qué? Si es obio. Ya lo sabes no necesito descirtelo.
Anya meditó un rato la respuesta, y esperando que el dijera algo mas.
⁃ ¿Asi son todas tu clases?
⁃ La mayoria.
⁃ ¿vas a comenzar a enseñarme algo o me puedo ir?
El sonrió, aun con los ojos cerrados.
⁃ Entonces te interesa?
⁃ Por supuesto que si.
⁃ Bien- se sentó, con un asonrisa aun mas grande- ahora que se que te importa empezare con lo básico. ¿ qué es lo que Jean te explico?
⁃ Basicamente que yo puedo ordenarle cualquier cosa a las personas al verlos a los ojos, que es un don muy raro, y que tan bien hay otros que lo hacen mediante su voz.
⁃ Exelente- Anya se preguntó que lo tendria de tan buen humor, pero viendolo bien, le caia mejor asi que tratando de coquetear con Lea, tal vez el estaba feliz de encontrar a alguien mas con su talento- algo que de seguro no te explicó es que nosotros, y los que ocupan su voz son los unicos que podemos encantar a las personas que tienen su propio encanto, por ejemplo a todos los de este campamento, pero no entre nosotros asi que realmento no puedo obligarte a hacer nada ni tu a mi. Lo mismo con Camila y Robert.
⁃ ¿y ellos a nosotros?- se interesó Anya recordando la voz de Robert.
⁃ Un poco, pero no influyen tanto como en los demas.
“wow los demas deben quedar hipnotizados”
⁃ puedo preguntarte algo?- dijo ella inseguramente.
⁃ Claro- la animó Adam, definitivamente, ese dia le agradaba mucho mas, por un momento se pregunto si él la estaria encantando, pero recordó que no podia y siguió adelante con su pregunta.
⁃ Por qué si yo tengo un Encanto tan fuerte... no soy tan bueno... encantadora como las otras chicas, y chicos, que he visto por aquí.?- estuvo apunto de añadirlo a él en el ejemplo pero se contuvo, no queria que el volviera a creerse superior.
⁃ En cada persona es diferente, como Jean dejo, tal vez no le caigas bien a todos, pero te admiran.
Anya pusó los ojos en blanco pero se sentia halagada.
⁃ Lo digo en serio- Adam se acercó, parecia que trataba de no reirse- y no olvides... que tus ojos son tu arma mas poderosa.
Anya soltó una carcajada.
⁃ Eso suena a cliché- le dijo aun riendo.
⁃ Lo se,- murmuró el, no podiendo contener mas la sonrisa.
Los dias pasaron rapidamente, antes de que Anya se diera cuenta ya solo le quedaba semana y media en el campamento El Encantado, pero no era eso lo que mas le preocupaba, si no la manera en que Adam se volvia cada vez mas importante para ella, de repente se encontró ansiando los momentos para estar con el, cuando le hubo explicado todo lo necesario le informó que podia irse si queria, pero ella decidió quedarse, le gustaba el lugar, habia descubierto unos columpios detras de la cabaña destinada a los niños que iban al campamento, e iba allí de vez en cuanto, aunque tal vez no estuvieran hechos para su peso.
Lo unico que no disfrutaba era esa presencia, a menudo sentia que la vigilaban, pero nunca habia logrado decir quien, incluso durante sus “no citas” con Adam se sentia asi.
Anya se habia puesto a pensar que tan bien le caia Adam, si era posible que le gustara.
Al final admitió lo obio, y se preguntó si Adam sentiria lo mismo, auque lo dudaba, ya que a él le habia gustado Lea primero, sin embargo un dia se armó de valor, mientras ambas estaban tirados sobre el césped, se atrevió a abordar el tema, empezando por las tangentes.
⁃ Adam
⁃ aja?
⁃ ¿por qué eras tan grosero conmigo cuando nos conocimos?
⁃ ¿qué yo era el grosero?- preguntó el levantando una ceja.
⁃ Si lo eras.
⁃ Dejame recordarte que tu empezaste a atacarme con tu hostilidad incluso antes de que yo dijera algo que no fuera “hola” y “¿son ustedes?”, si ahora me porto diferente contigo es porque tu eres ahora mas amable conmigo.
Anya suspiró, si era cierto, ahora no lo culpaba por haberse defendido un poco. Volvió a suspirar, esperando que el valor no la abandonara.
⁃ ¿por eso te gustó mas Lea?
⁃ Tal vez- contestó él, algo sorprendido por la pregunta
⁃ y ¿ te gustaba mucho?- Anya cerró los ojos, no queria verle la cara.
⁃ Algo.
⁃ ¿Te dolio que te rechazara?
La voz de Adam sonó mas brusca esta vez.
⁃ ¿por qué te interesa?
Anya entro en pánico y dijo lo primero que se le ocurrió.
⁃ Tu no eras su tipo.- abrió los ojos, el la miraba con total confucion, incluso algo de irritación.
⁃ ¿qué estas diciendo? ¿cuál era su tipo?
⁃ No lo se, no tu.
⁃ No estaras incinuando que yo si soy tu tipo?- Adam de acercó, con una sonrisa picara que Anya quiso borrarle de una cachetada.
Tampoco sabia que decir, asi que sin querer se puso a la defencida, diciendo cosas que no queria.
⁃ Mi tipo?¿tu? Para nada, no suelo salir con guapitos ricos engreidos.
Adam la miró con los ojos como platos, pero tampoco se quedó callado
⁃ !Me alegro!!! pues no quisiera a una gótica antisocial babeando detras de mi.
Las palabras hirieron a Anya hasta el alma, nada salió como ella queria, amobos eran tercos y se enojaban demasiado rápido, de seguro nunca serian una buena pareja.
Asi que se levantó con dignidad, le lanzó Adam una mirada envenenada, y caminó hacia si cabaña, palaneando como perdirle a Jean poder a asisitir a las orientaciones con los demas o mejor que alguien aparte de Adam la llevara a su casa.
Pero no llegó muy lejos.
Estaba a cinco metros de la cabaña seis cuando Adam la alcanzó.
⁃ Mira Anya lo siento mucho!- le dijo tomandola del brazo.
⁃ Dejame! No quiero nada que ver contigo imbecil!
Pero Adam no se inmutó, la soltó, pero siguió a su lado. Anya se calmó y desidio que mejor seria discutir ahora.
⁃ Te escucho
⁃ No quise decirlo, como se que tu tampoco quisiste decirme lo otro,¿ me equivoco?
Anya negó con la cabeza.
⁃ Me disculpas?
⁃ Si ¿y tu a mi?
Adam asintió y le dio la mano.
⁃ Amigos.
⁃ Amigos- repitió Anya, finjiendo una sonrisa... amigos.
Anya desidió salir de su cabaña, para dar un paseo, le gustaba como se veia el campamento de noche.
Al cerrar la puerta con el gran numero seis tras ella se dió cuenta de que alguién habia dejado una canasta en la entrada de la cabaña, se agachó a recogerla y se encontro con su nombre garabateado con fina caligrafia en la tarjeta, muy raro, pero no le importó al ver lo que la canasta contenia : chocolates
se sentó para comerse varios chocoltes y leer la tarjeta:

Querida Anya:
de tu admirador secreto
reunamonos mañana detras de la
cabaña principal a las 5:00 p.m

⁃ admirador secreto?- por un momento pensó en Adam, pero ese no era su estilo, y despues vino a su mente aquella sensación de se observada “¿seria ese tal admirador?” se preguntó, pero no estaba segura, aquella sensación no era muy calida que se diga.
Dejó la canasta escondida detars de unos arbustos y siguió con su paseo, se dirigió a los columpios detras de la cabaña tres, donde ya todos de seguro dormian.
Se estuvo columpiando largo rato, tan alto como podia, la brisa moviento su cabello era deliciosa, desde pequeña habia amado comlumpiarse, era como volar...
⁃ bonita noche ¿verdad?
Anya sonrió para si misma, feliz de que Adam estuviera detras de ella se inclinó para atrás, quedando practicamente acostada en el columpio, pudo ver a Adam de cabeza. El sonreia, pero Anya tuvo la impresion de que al verle la cara aguantó una carcajada.
⁃ Te caeras- le dijo
⁃ no lo hare- respondió Anya pero volvió a sentarse, meciendose mas fuerte.
⁃ Si ese columpio se cae será tu culpa, tuya, y de los chocolates que tienes en el estómago.
Anya se quedó de piedra, trató de volver a verlo sin caerse, pero por poco lo hace.
⁃ ¿como sabes que comí chocolates? - su voz subia a cada sílaba- ¿eres mi admirador secreto?
Adam no pudo mas y se hecho a reir
⁃ no sabia que tenias un adrmirador pero te aseguro que no soy yo
⁃ ¿ y como supiste entonces?
⁃ Porque tienes manchas de chocolate alrededor de toda la boca- rió él.
“oh Dios que veguenza” Anya soltó una mano de la cadena y se la paso por la boca.
⁃ ¿ y qué hacias por aquí?- le preguntó a Adam cambiando de tema.
⁃ No podia dormir ¿ y tu?
⁃ Columpiarme me despeja la cabeza, me encanta.
Adam no dijo nada, Anya se siguió columpiando sola un rato, despues planeo bajarse y dejó de darse impulso. Caundo el columpio estaba a punto de detenerse sintió las manos de Adam en su cintura, dandole impuslo, haciendola llegar tal alto y tan rapido que se le escapó un grito.
⁃ Lo siento no medí la fuerza- dijo él, volviendola a empujar esta vez mas suave- pero la verdad es que eres mas liviana de lo que pareces
⁃ gracias...creo.
Siguieron en silencio un buen rato, Anya trataba de no concetrarse demasiado en las manos de Adam en su cintura, hasta que el volvió a hablar.
⁃ Con que ¿ un admirador?
⁃ No es nada
⁃ te regaló chocolates, eso es algo.
⁃ No se quien es, me citó en una tarjeta a verlo mañana pero...
⁃ ¿vas a ir? - preguntó Adam rapidamente, a Anya le agradó.
⁃ No lo sé, hoy estuve pensando en irme a casa, ahora que se como controlar bien el don, aunque la verdad no pienso usarlo para nad...
⁃ ¿irte a casa?- de repente las manos e Adam rodearon su cintura, deteniendo el columpio.
⁃ Solo lo pensaba, pero no te preocupes, ya no quiero irme.
Adam dio la vuelta para quedar frente a ella.
⁃ Bien, no quiero que te vayas.
Anya sonrió, viendolo a los ojos, estuvo a punto de pedirle un beso, a punto.
Por suerte para ella, no necesitó hacerlo, porque Adam se inclinó poco a poco, mientras ella cerraba lo ojos, sintió sobre ellos la luz de la luna.
Las 4:55 p.m, Anya sentia estar demasiaod consiente de la hora, faltaban cinco minutos y aun no habia decidido si ir o no.
Adam y ella rondaban cerca de la cabaña principal, y eso solo la ponia mas nerviosa.
⁃ Yo digo que vayas.- opinó Adam- conocelo y aclarele las cosas amablemente.
⁃ Aclarar las cosas amablemente no es mi fuerte- se quejó ella pero al final accedió y caminó hacia el lugar de encuentro.
Los otros campistas iban de aquí para allá, pero la zona estaba muy sola, para el gusto de Anya.
Y al llegar, al ver a la persona que la estaba esperando, deseó con todas sus fuezas no haber ido
⁃ no puede ser- murmuró, no habia conocido a muchos chicos en el campamento pero EL era imposible, sin embargo alli estaba: Robert, el orientador con voz de ángel.
⁃ Hola!- le saludó energicamente.
⁃ ¿ tu eres mi admirador?- bueno, adios a la amabilidad.
⁃ Bueno yo....- pasó una mano por sus cabellos rubios, Anya adoraba su voz, pero el realmente no le gustaba, lo habia visto un par de veces por qui y por allá y no.
⁃ lo siento pero no puedo, eres mayor y un tutor - adios al tacto tambien- solo, olvidalo.
Robert se vió triste, pero por algina razon a Anya no le pareció sincero.
⁃ Vendras el verano siguiente?- preguntó, pero esta vez su voz sonaba mas persuasiva, como si tratara de convencerla- quisiera ser tu tutor
⁃ por qué?
⁃ Para hablar de algunos temas que puedan interesarte, tal vez cambies de opinion sobre algunas cosas- su vos ya no sonaba tan dulce, era sofocante. Le dedicó a Anya un guiño y se fue.
Anya se acordó entonces de la platica que habia tenido con Jean, “debes ser personas de confianza porque si no...podrian meterle cosas malas en la cabeza a todo el alumnado”
Regresó junto a Adam aún al confundida. Por suerte el no habia logrado ver a Robert.
⁃ ¿que pasó? ¿tan rapido o no llegó?
⁃ No se presentó- mintió Anya.
⁃ Oh bueno, quizas es tímido- Adam se encogió e hombros- ¿vendras el próximo verano, no es necesario, pero yo vengo todos los años es bastante divertido.
⁃ Vendre, - aseguró Anya, Robert ya no podia hacer nada ese verano, pero lo haria en el siguiente, y Anya no lo permitiria, necesitaba pruebas, y las coseguiria- vendre todos los años si es necesario.
⁃ Adan sonrió y la rodó por los hombros, sin imaginarse lo que Anya pensaba en esos momentos, ni lo decidida que ella podia llegar a ser.


¿Fin?