jueves, 31 de enero de 2013

Capitulo 5


Comencé a correr hacia el sur, pasando por pequeñas casas antiguas, esas de techo alto, con paredes blancas y puertas de madera tallada. Pasé de esa pintoresca residencial a un bosque de arboles frondosos que no conocía y aun así seguí corriendo sin mirar atrás, sin importarme el cansancio, solo quería huir de todo esto.  No se si fue el estado de letargo en el que estaba cuando vi a Soren o tal vez  la conmoción de todo lo que había ocurrido noches atrás, que me dejó aturdida pero ahora comenzaba a entender lo grabe que era la situación. Mi hermana quiso matarme.  Tenia unas ganas infinitas de llorar para desahogarme y sin embargo ahora eso era imposible. Grité llena de rabia mientras seguía corriendo por el bosque que cada vez se hacia menos tupido y dejaba ver al fondo una playa.  Para. Hablo Adamis y mi cuerpo se ralentizó. Escapando no conseguirás nada.  Prosiguió, suspiré con tristeza mientras me apoyaba en uno de los arboles. Vi el cielo, estaba completamente gris. Recordé que cuando desperté en  mi nueva habitación era casi verano pero el clima había dado un vuelco inesperado ahora,  como mi vida. Me quede en silencio un rato, observando la playa y sintiendo como el viento soplaba con fuerza. Ni siquiera respondí a Adamis cuando comencé a trepar el árbol para estar lo más alejada que pudiera del piso y poder observar mejor la playa. Me senté en una rama gruesa y me apoyé en el tronco mayor, haciendo que tuviera más estabilidad. Cerré los ojos y suspire, comencé a calmarme poco a poco pero las ganas de llorar que tenia dentro de mi eran tan grandes que no podía estar completamente serena.  Tienes que ser fuerte. Me dije a mi misma mientras tomaba una bocanada de aire.  Necesito decirte algo, pero tienes que calmarte y dejar que te traiga aquí, conmigo. Prosiguió Adamis con más fuerza en mi cabeza.

-       Pues adelante – dije cansada. Cerré los ojos y dejé que me llevara.

Al abrirlos nuevamente, estaba en el prado al que me llevaba mi madre de pequeña. Caminé hacia el árbol de cerezos que ya estaba con algunos frutos rojos y grandes. Adamis apareció a mi costado y me sonrió mientras caminaba conmigo al cerezo, ahora tenia puesto un hermoso vestido largo de color marfil y llevaba una diadema dorada en la cabeza.

-         He visto tus recuerdos.- dijo algo avergonzada. –A pesar de todo....realmente los amas.- concluyó mientras me estudiaba con la mirada. Yo solo asentí con la cabeza. Adamis sonrió con melancolía y después de unos segundos suspiro.– Debra, se como puedes rescatarlos.

La mire sorprendida  mientras sentía como mi cuerpo comenzaba a enfriarse por las palabras que había dicho. Me quede petrificada y ella se paró frente mío.

-       ¿Estas segura? – pregunté con la voz temblorosa.  Ella asintió con la cabeza, completamente seria.
-       Existe un libro.- prosiguió.-  Nuestro creador lo escribió ya hace muchísimo tiempo. Si tan solo podría leerlo no solo sabría como rescatarlos sino muchas cosas más.- concluyó  y aun que trataba de aparentar seriedad, en los ojos se le notaba el entusiasmo.
-       Pero...Alaric dijo…
-       Se lo que dijo y estoy segura que su guardián no le ha dicho nada sobre el libro por que el solo lo buscaría para saciar su curiosidad, tu lo buscas por amor.
-       ¿Cómo sabes eso? – pregunté y ella sonrió, como una madre le sonríe a un hijo. Me acaricio el rostro con dulzura y no sentí miedo sino algo de paz.
-       Ni si quiera te has puesto a pensar mucho en como siguen vivos y porque no son igual a ti, solo piensas en rescatarlos aun que eso signifique que al final tal vez se queden juntos. Tu solo quieres que estén a salvo.- continuo. La mire mientras las lagrimas caían por mis mejillas. Es solo una ilusión. Me dije a mi misma pero se sentía tan bien llorar que solo deje que fluyeran las lagrimas. Adamis me abrazo con fuerza. – vamos a rescatarlos. – concluyó y fue una verdadera promesa.

No se cuanto tiempo pasé con Adamis ni me importó. Tal vez solo estaba en mi cabeza pero era la primera vez que me sentí verdaderamente acompañada y protegida por alguien.  Cuando estuve lista volví a abrir los ojos y tan solo seguí mis instintos.  Mi cuerpo estaba más fuerte ahora y tan ágil que caí del árbol como  si tan solo hubiera bajado un peldaño saltando. Apenas pisé el césped me quite los vendajes que Soren me había puesto para dejar al descubierto las heridas y no tener que dar más explicaciones de las que debía dar.

-       ¿Y ahora que? – pregunte mientras sentía como mis sentidos se agudizaban a un más, haciendo que me mareara ligeramente por los fuertes olores que provenían del bosque. Ellos sienten el aroma del anillo porque aun eres nueva, nosotras necesitamos sentir los aromas que captamos al principio.  – ¡el olor de colonia y cigarros de Alaric! – dije rápidamente y comencé a olfatear.

El viento soplaba fuerte hacia el sur y ahora que estaba más sensible era fácil percibir los aromas. Sabia que no estaban lejos, Soren me lo había dicho y debía confiar en él. Al cabo de unos minutos sentí sutilmente el aroma de Alaric, sin pensarlo corrí hacia la dirección de la que provenía. Corrí lo mas rápido que pude para no perder el rastro, las ramas chocaban contra mis piernas y brazos haciéndome daño pero ni si quiera paré por eso, el aroma se hacia más intenso a cada segundo, tristemente también me di cuenta que regresaba nuevamente a las afueras del pequeño suburbio donde vivía Soren y eso me preocupó de sobremanera.

Los vi a lo lejos, el carro estaba estacionado en una carretera oculta por los arboles, a pocos metros ellos . No solo estaba Alaric y Camille, sino también un chico de mediana estatura y ojos marrones, que reconocí como Casian  gracias al anillo que llevaba en la mano.  Paré en seco cuando me vino un olor dulzón que me recordó a Soren. Los mire sorprendida, separada por apenas 100 metros de distancia.

-       ¡Sabia que tenia hambre! – gritó Casian con alegría.

No, no, no. Pensé mientras trataba de tranquilizarme. Caminé hacia ellos algo tambaleante por la impresión y la adrenalina que estaba sintiendo en esos momentos.  Alaric corrió hacia mi y me abrazo con fuerza y sin previo aviso.

-      Pensé que te habíamos perdido. – habló mientras yo miraba por su hombro a la camioneta.

 Dentro de ella no estaba Soren sino una muchacha con los ojos verdes abiertos de par en par. Jamás la había visto en mi vida pero estaba más que segura que era la chica con la que discutió en la mañana. Kaia. Dijo Adamis con tristeza. Esto es nuestra culpa. Hablé y a pesar de que era un demonio, Adamis no se opuso, ella también entendía lo que teníamos que hacer.

-       Me han traído algo para consumir. – dije temblorosa y sin poder mirar el rostro de Alaric.
-       Sabíamos que estabas cerca, pero los olores del bosque nos desconcentraban. – habló mientras se alejaba con ligereza de mi y me observaba de pies a cabeza. – nunca más te dejaremos sola. Fue estúpido hacerlo.

 Asentí con la cabeza mientras miraba a Camille. Me estudiaba con la mirada llena de suspicacia. 

-       Tienes muchas cosas que contarnos. – dijo señalando con la mirada mis brazos. Instintivamente agarre mis muñecas algo nerviosa. Casian se acercó a mi, con curiosidad.
-       Primero tiene que comer- dijo mientras me señalaba la camioneta.

Suspire con fuerza y miré los ojos de Alaric. Mirarlo dolía ahora que su similitud  con Will era más obvia para mi.

-         William escapó ¿mi hermana también? –  pregunté.


Alaric asintió con la cabeza y su mirada cambió radicalmente a una completamente seria. Teníamos tantas conversaciones sin concluir y dudaba que las hiciéramos algún día. Observé el bosque una vez más, sin saber como rayos iba a escapar con Kaia. Comencé a caminar con lentitud, sintiendo que todos los ojos estaban posados en mi. En ese momento la briza sopló fuerte, haciendo que mis cabellos se alborotaran y un olor dulce entrara por mis fosas nasales dejándome paralizada. Camille chilló mientras sus cabellos se levantaban y el vestido que tenia se le subía. Alaric y Casian comenzaron a reír y yo, supe en ese instante que Soren nos estaba viendo ¿pero como ellos no lo sentían?

Es ahora o nunca. Hablo Adamis y solo seguí mis instintos. No sentí que Adamis me poseía esta vez, ahora era yo. Corrí hacia el auto, abrí la puerta trasera con rapidez y sin previo aviso me abalancé hacia Kaia. Tenia las manos atadas pero por suerte sus pies estaban libres, cayó a lo largo del asiento del copiloto, gimiendo ligeramente de miedo. En vez de ir directo a su boca fui hacia su oído.

-       Estoy de tu lado.- susurre rápidamente.

Nos miramos por un largo instante. Pude ver el miedo en sus ojos y también heridas en su rostro. Tragué saliva y en esa fracción de segundo en el que escuchaba como afuera reían y se mofaban de mi forma de atacar y de que realmente tenia hambre, genere un plan. Desamarre las manos de Kaia con rapidez.
-       ¿Ya estas? – preguntó Camille con impaciencia. Giré la cabeza y la miré furiosa.
-       Déjame en paz. – dije siguiendo mis instintos y ella volteo rápidamente, algo avergonzada. – Abre la puerta cuando de la señal.- le susurré a Kaia en el momento que desaté por completo sus manos. Estaba más cerca de la puerta que daba al bosque pero en la posición en la  que estábamos ambas, nos resultaría difícil escapar, necesitábamos una distracción. - ¡Alaric! – grite con fuerza y mire a Kaia mientras asentía con la cabeza.

Todo ocurrió en una fracción de minutos. Kaia abrió la puerta que daba al bosque mientras Alaric y los demás se acercaban con rapidez a la otra puerta para ver lo que ocurría. En el momento que Alaric abrió la puerta, di una patada tan fuerte que cayó de bruces. Como era de esperar Camille y Casian lo ayudaron sin entender aun lo que ocurría. Ese fue mi momento de escapar. Kaia salió primero y me tendió la mano para huir con ella. Teníamos una segundos de ventaja hasta que entendieran lo que estaba ocurriendo. Kaian al igual que yo, corría con una velocidad asombrosa entre los arboles que parecía conocer bien.

-       ¡Soren, Soren! – gritaba una y otra vez.
-       Nos van a encontrar más fácil, no grites.- hable y ella negó con la cabeza sin decir nada y siguió corriendo.
-       ¡Aquí!- gritó Soren no muy lejos.

Primero vi un destello azul que provenía del pastizal y los helechos, luego vi  erguirse a Soren y seguido a ello observe el pentagrama que acababa de hacer en medio del bosque. Una estrella de seis puntas hechas de algo brillante y azul que quemaba la hierva que tocaba a su paso, en el medio había un agujero tan negro  y tenebroso como la noche. Soren estiro la mano para agarrarme a mi. Le tome la mano con fuerza en el mismo instante que escuchaba a Alaric gritar mi nombre pero ya era demasiado tarde. Ni si quiera tuve tiempo de pensar o girar para verlo por ultima vez, solo me deje engullir por el circulo negro.

Fue como si estuviera entrando al ojo de un torbellino. Al principio era completamente tranquilo y silenciosa pero luego una abrumadora fuerza me succiono y votó tan rápido que ni si quiera tuve tiempo para gritar. Caí en un piso de cemento que raspo mi espalda. Escuché antes de abrir los ojos como Kaia tosía y escupía algo y como Soren maldecía por lo bajo.

-       ¿ A donde demonios nos has traído? – preguntó Kaia. Abrí los ojos y lo primero que vi fue el cielo gris luego a Kaia y a Soren levantándose.

Ambos parecían igual de magullados que yo pero estaban relativamente bien, a pesar de  que el rostro de Kaia delataba que la habían maltratado minutos antes, ni si quiera parecía inmutarse por ello. Se me estrujo el corazón al entender que pudo ser Alaric el que le dio esos golpes.

 Soren me tendió la mano con una semi sonrisa de disculpa. Me levanté rápidamente y pude ver mejor el lugar. Una azotea de un edificio en medio de la ciudad. Trague saliva al ver aun las gotas de sangre seca en el piso. Miré a Soren y el se encogió de hombros.

-         Todo ocurrió tan rápido que cuando te vi agarrada de Kaia, solo pensé en el día que te conocí.  – habló mirándome a los ojos y sin soltar mi mano aun.
-         Y aquí estamos. – dije en un susurro.
-         ¿por qué me ayudaste? – pregunto Kaia y ambos me miraron con seriedad. Suspire con fuerza.
-         Mi intención era irme con ellos pero en eso sentí el aroma de Soren, dulce…como caramelo ligeramente acido.- hable volviendo a respirar hondo para sentir ese exquisito aroma. Me recordaba al caramelo de manzanas que hacia mi madre hace ya muchísimo tiempo atras.  Kaia y Soren cruzaron miradas pero se quedaron en silencio. Primero creí que eras Soren y luego te recordé por la discusión que habían tenido esta mañana, aun que creo que al final el aroma si provenia de Soren, después de todo estaba escondido en el bosque.
-         ¿Sabias que estaba allí? – pregunto el algo alarmado y yo asentí rápidamente.
-         Tu olor es inconfundible, no entiendo como los otros no pudieron sentirlo.  Kaia se acerco a mi y me observo confundida, Soren negó tajantemente  con la cabeza.
-         Es que no pueden.- hablo él.- cuando se concentran mucho, pueden sentir que nuestra alma es silenciosa pero no pueden sentirnos así de fácil y tu dices que sientes…
-         Un olor dulce, me recuerda al caramelo que hacia mi madre.- hable y sin darme cuenta cerré los ojos recordando esos momentos. – es agradable. – dije mientras los abría algo avergonzada. Soren me miro completamente extrañado
-         Lo se, es mi esencia.- dijo pensativo y se quedo en silencio.
-         He escuchado que tienen buen olfato pero no puedo creer que puedas sentir nuestra esencia. Solo las sentimos entre nosotros, nos sirve para reconocernos y saber en que estado de animo estamos, cambia según la intensión…Es increíble que puedas sentirla. – habló Kaia mientras me encogía de hombros.
-         Casi imposible- susurro Soren mientras comenzaba a llover con fuerza. Kaia miró el cielo aturdida antes de agarrarme la mano y guiarme a las escaleras de incendio.
-         Te explicare varias cosas que se de ustedes y de mi, pero primero hay que conseguir un hotel.- dijo casi gritando la fuerza del chaparrón.

Hoy había tomado una decisión. Una que tal vez cambiaria el rumbo de mi destino pero ya no podía hacer nada para corregirlo. Para Alaric, esto era traición y regresar… Solo te daría la muerte.  Habló Adamis con seriedad. Tragué saliva mientras seguía corriendo con Kaia y Soren a mis costados. Estaremos bien. Fue lo ultimo que ella dijo.

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Es pequeñito pero me gusta :) . Lamento muchísimo no haber publicado antes, les juró que creí que tan solo pasaron 5 días y pasaron ya 10 o.o de verdad que no me di cuenta. 

Nana Gaviria, gracias por seguir leyendo esta historia, juro que no te defraudare. Que digas eso sobre Leo realmente me alegra :) hay pocos personajes que se han quedado dentro de mi y que Leo se haya quedado dentro de ti es un gran honor.

Silvia,  realmente este capitulo no te responderá dudas sobre Will pero ya estamos cerca :). Y si la verdad es que para que una escritora se sienta satisfecha necesita tiempo, este capitulo lo cambie un montón de veces, hasta donde esta me gusta como quedo,  aun faltaba pero al darme cuenta de que ya había pasado tanto sin publicar preferí dejarla allí y tratar de publicar lo antes posible.  Espero que este capitulo te haya gustado :).

MJ Cardenas,  perdón por la tardanza y espero que este capitulo te guste como los otros. Tratare de que se me active la chispa de la creatividad para publicar lo más rápido posible.


Ga!!!!!! Al fin te encuentro :) que felicidad que hayas leído mi historia, por su puesto que te recuerdo, es más trate de buscarte pero no te encontré y no recordaba tu correo ( ya no utilizo hotmail, ni me acuerdo su clave jaja ). En fin, espero que esta historia te guste mucho y espero seguir leyendo tus comentarios pronto.

Celeste, siempre responder los comentarios, así siento que estoy mas cerca de ustedes. Y creo que con este capitulo y los que vienen Soren te caerá mejor. Por cierto Carrie esta inspirada en una ex amiga mía. Es idéntica e hizo algo como lo que hizo tu prima u.u

Bueno, un abrazo psicológico inmenso y hasta la próxima vez.

PDT: Las fotos que faltan las pongo mañana 

domingo, 20 de enero de 2013

Capitulo 4


Alaric tomó mi mano y comenzó a correr a toda velocidad haciéndose paso entre la gente.  Escuchaba gritar a Camile detrás de nosotros, pedía que Alaric se calmara pero era imposible. Seguimos corriendo hasta llegar a las puertas traseras del local. Al salir el aire frio me golpeo con fuerza e hizo que me desestabilizara por unos segundos. Camile y el otro muchacho salieron por las puertas también y nos miraron estupefactos.

-       ¡Que estas loco!- gritó aquel chico pero Alaric solo me miró a mi. Me chancó contra una de las paredes  haciendo que mi espalda me ardiera y me miró con intensidad.
-       ¿Quién era? – preguntó. - ¿Quién era el chico que se parecía a mi? – volvió a preguntar con más fuerza.
-       No se que de que me hablas.- dije aturdida.

Me quede con la boca abierta, a punto de replicar. Estúpida. Pensé mientras sentía como mi corazón se contraía al ver las facciones de Alaric. Era él y no había forma de negarlo, tal vez unos kilos menos y obviamente todo el atuendo negro pero era Will.

-       Will.- susurre mareada y con ganas incontenibles de vomitar. ¿Cómo era que a pesar de conocer tanto a Will no reconocí sus mismas facciones en Alaric?
-       ¿De que hablas? – preguntó Camile mientras se ponía a mi costado para que Alaric la viera a ella y me soltara a mi.
-       Uno de los Eteres era igual a mi, la otra era la hermana de Debra…- habló mientras me miraba con intensidad y bajaba los brazos.
-       Y que… - dijo el chico.
-       ¡ y que! –  Replicó con fuerza Alaric y dio un golpe a la pared de ladrillos, justo al costado mío, luego giró para encararlo.- ¡Casian, puede que al fin descubramos porque realmente nos eligen! ¿no lo vez?- habló furioso. El muchacho lo miró con los ojos muy abiertos.
-       ¡O no! Eso no se hace, los guardianes no los han advertido, no podemos…- habló Camile.
-       Al diablo con nuestros guardianes.- la cortó Alaric al instante en que se abrían las puertas de Cao.

Todos miramos expectantes. Primero salieron cuatro personas de diferentes edades con el mismo collar que tenia Carrie. Eteres, anunció Adamis mientras sentía como se tensaba dentro de mi, tomando el control de mis extremidades, lista para atacar o huir. Segundos después llegó Carrie notablemente afectada, parecía cansada, se le notaba por la forma en que caminaba pero también estaba furiosa y esa rabia la mantenía de pie. Will por su lado apareció tranquilo y con una mirada arrogante que jamás había visto en él. Todos, sin excepción tenían dagas en las manos que parecían brillar con una tonalidad verdosa muy extraña que antes no había visto.  Alaric se puso delante mío en forma protectora. Giró ligeramente la cabeza hacia a mi y me susurro “corre”.  No lo pensé ni un solo segundo, comencé a correr y fue en ese momento donde escuche sus gritos.

-       ¡Vayan tras ella!- grito Carrie.

No quise girar, corrí por el callejón hasta llegar a una calle principal, trate de tomar un taxi pero todos pasaban llenos y nadie se apiadaba de mi. Era tarde, las tiendas estaban cerradas y casi no había gente caminando a excepción de algunas mujeres que buscaban otra cosa. Desesperada y sintiendo que me pisaba los talones giré inesperadamente hacia un callejón, al ver que no había salida y no podía dar media vuelta, comencé a subir las escaleras de incendios de uno de los edificios.  Miré hacia abajo y descubrí que solo una persona me seguía y era Will. El corazón comenzó a bombearme con fuerza, como hace mucho no lo hacia. Llegué hasta el techo y me encontré con un grave problema. Desde allí no podía escapar a ningún lugar, los demás edificios eran lejanos y saltar o bajar no eran una opción. Miré desesperado a todos lados. Era una amplia estancia al aire libre sin nada que me sirviera como un arma. Comencé a hiperventilar mientras sentía como Adamis comenzaba a recubrir mi cuerpo, lista para la pelea.

Will subió segundos después. Su mirada era fría y calculadora, comenzó a caminar a paso lento, sabiendo que ya me tenia ante el.

-         Will, soy yo.- hablé  y le mostré mis manos en son de paz. El siguió avanzando mientras yo trataba de retroceder, asustada por su nueva actitud.
-         ¿Quién yo? – preguntó y me mostro la filuda daga que tenia en la mano.
-         Debra…Will, soy Debra.- hable desesperada mientras sentía como el espacio se recortaba entre nosotros. Will negó con la cabeza.
-         No te pareces en nada a ella, Deb esta muerta. – y a penas lo dijo se abalanzó sobre mi y comenzó a atacarme.

Grité desesperada mientras caía al piso y me defendía con las manos. Sentí como la daga traspasaba mi blusa y cortaba mis  antebrazos y muñecas, dejando un dolor terrible. Grité con más fuerza. 

-       Has que mi rostro cambie, Adamis hazlo ahora.- imploré mientras trataba de defenderme sin embargo, Adamis no podía cambiar. Estaba tan concentrada en mantenerme con vida que no podía hacerlo.
-       Creo que esa no es forma de tratar a una señorita.- habló la voz de un hombre y de un movimiento rápido y violento me sacó a Will de encima.

 Los brazos me dolían y sentía como mi sangre goteaba y chocaba contra el piso. Me levante rápidamente y llena de dolor mientras observaba como un muchacho alto  le daba certeros golpes a Will. Me abrasé a mi misma para que dejara de sangrar pero era imposible dejar de hacerlo.

-       ¡Cambia ahora Adamis, cambia ahora! – grite  y sentí como mi transformación iniciaba

En un abrir y cerrar de ojos ya estaba transformada. Miré con horror como aquel chico empujaba a Will hasta el borde del edificio, dejándolo indefenso y al ras del abismo de mas de 10 pisos de distancia.

-       ¡Will! – grite con fuerza.

Un segundo. Me miró tan solo un segundo antes de que se dejara caer por el borde. Grité horrorizada y corrí para ver donde había caído. Aquel chico me tomo de la cintura y me atrajo antes de que yo me lanzara por Will.

-         ¡Tranquilízate!- habló mientras me abraza.
-          ¡¿Pero quien te crees?!- le grite y comencé a darle golpes con las pocas fuerzas que me quedaban- ¡Asesino, asesino! -  grité desesperada, había perdido el control y con la poca fuerza que me quedó me aleje de el y vi por el borde. Espere encontrarme una imagen horrible de Will pero no había nadie en esa calle. El chico volvió a tomarme de la cintura y alejarme de allí.
-         Tranquilízate por favor, él no ha muerto. Los Eteres no mueren fácil.

Lo miré a los ojos. Tenia los ojos de color caramelo, algo que nunca había visto. Mis piernas flaquearon y sentí como el cansancio me consumía por dentro y el ardor de mis brazos se hacia mas fuerte e insoportable. En ese momento sentí un aroma dulce muy fuerte y seguido a eso mi vista se comenzó a nublar. Es un demonio. Hablo Adamis antes de que perdiera el conocimiento.

-       Pero tu joven Isigo, si.- susurró mientras me desvanecía entre sus brazos.


-       Eres todo lo que quiero, les encantaras- susurró.

 Sonreí nerviosa y vi una vez más mi vestido color avellana. Sobrio y ligeramente suelto, perfecto para una cena como esta. Will tomó mi mano con cariño antes de entrar al comedor y beso mis nudillos para darnos fuerzas mutuamente.  Entramos a la estancia amplia, de colores marrones y rojos. Conocía ese comedor de memoria, la mesa rectangular de caoba en el centro, los cuadros de famosos pintores adornando las paredes, era el comedor que uno siempre desea, como el de las revistas de moda. Paré en seco al percatarme que el lugar que me correspondía estaba ocupado por alguien.  Había una intrusa allí y no era precisamente desconocida. Carrie sonrió, esa sonrisa maliciosa que muchas veces me escarapelaba el cuerpo, haciéndome dar cuenta que era muy probable que fuera más mala que buena.

Tenia puesto su vestido favorito de color rojo, el ajustado con un escote pronunciado.  En ese segundo me di cuenta de dos cosas, estaba vestida como una niña estúpida y debido a que ella estaba al costado de la madre de Will, quedaría un lugar al final, sobrante. Esa seria yo. Pensé nerviosa y molesta.  Miré a mi hermana con intensidad. ¿Qué haces aqui?

Al parecer en esos microsegundos allí parados se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Después de saludar a todos y forzar una sonrisa, me hizo sentar al costado de su hermano para que yo no fuera la sobrante.

-         No te esperaba aquí.- habló Will notablemente fastidiado mientras terminaba de sentarse y me apretaba la mano con ligereza. 
-         Pues tu hermano me invitó hoy, ni si quiera tuve tiempo de contarle a Debra.- respondió y me sonrió mientras me daba  un golpecito con el pie. Forcé una sonrisa.
-         Me alegra que estés aquí. – dije hipócritamente.

Claro que no estaba contenta, le había pedido explícitamente que me dejara este fin de semana para Will  y para mi, ella lo sabia pero sin embargo era Carrie. De ella no se podía esperar mucho, siempre que se trataba de nosotros ella tenia que  lucirse.

-         Es mejor, imagínate tu solo aquí, aburrirías a todos.- dijo entre risas.

Me mordí el labio y Will trato de fulminar a mi hermana con la mirada pero ella solo le sonrió coqueta y le guiño un ojo, típico de Carrie. Suspire, este seria el almuerzo más largo de mi vida pero tendría que superarlo y luego ella se las vería conmigo.

Los minutos transcurrieron mucho más lentos de lo planeado. Todo la hora, Carrie se la paso encantando a los padres de Will. Pronto la tensión se disipo y hasta Will se reía en muchos caso. En ese momento sentí que no encajaba en ese almuerzo, que era Carrie la que si daba con Will. Tenia ganas de huir.

-         Ire a buscar el postre- dijo Will y me miro con complicidad mientras ajustaba mi mano- ¿Deb, me acompañas? – ni si quiera tuve tiempo de responder, Carrie se levanto primero.
-         Claro que no.- dijo con su voz dulzona.- no seré mas descortés, ella tiene que conocer más a tus padres y lo único que he hecho yo es hablar y hablar.- los padres de Will rieron y yo solo suspire.
-      Tiene razón hijo.- dijo su madre amablemente. Yo sonreí y  le solte la mano para que fuera.

Fueron los minutos más incomodos que tuve en años. Sus padres eran tan amables pero no me veían a mi como veían a Carrie, me miraban con algo de resignación y a la vez desaprobación y lo odiaba. John hacia sus bromas pesadas pero aun así el comedor se mantuvo casi todo el tiempo en silencio. 

Carrie y Will tardaron demasiado en traer los postres, tanto que la madre de Will los llamo un par de veces. La primera que entro fue Carrie, tenia el labial ligeramente corrido y el cabello algo despeinado. Mi corazón comenzó a palpitar fuerte. ¿Qué hiciste? Pregunte dentro de mi cabeza.  Conocía perfectamente esas características, la había visto un millón de veces  salir de su cuarto así después de besar a uno de sus chicos. Mire a John, tenia el mismo rostro de reconocimiento.

-       ¿Will? – preguntó con sequedad.
-       Creo que la comida le cayó algo pesada.- dijo Carrie mientras servía los postres.

Yo les creí, les creí cuando dijeron que no pasó nada esa tarde. Ahora que tenia los ojos abiertos, ahora que veía todo desde otra prospectiva como si esa fuese una película completamente predecible sabia que en esa cocina había pasado algo y que en muchas oportunidades también. TONTA. Me dije a mi misma. Mi hermana siempre tuvo esa naturaleza, siempre quiso lo mío. Pensé  furiosa y comencé a gritar llena de ira mientras el sueño se desvanecía.

Cuando abrí los ojos estaba todo completamente oscuro, aun que no como la primera vez que desperté. Ahora a pesar de la oscuridad podía identificar, un estante con libros, armarios, un velador y un televisor además de la cama en la que estaba. Confundida trate de recordar todo lo que había pasado, imágenes inconexas venían a mi cabeza sobre lo que había ocurrido. Traté de levantarme pero mi cuerpo pesaba demasiado y mis brazos ardían cada que me movía.

-       La están buscando, Soren- escuché a lo lejos una voz femenina que parecía frenética. Agudice el oído un poco más. – si saben que estuvo aquí, nos darán caza…Es uno de ellos, ni si quiera se como pudiste traerla aquí… que pasa si es una trampa…
-       ¡Kaia silencio!- ordenó la voz de un muchacho.- no voy a lanzarla a la calle ahora que esta indefensa.
-       Pero…
-     Se era cuando tenga que irse y si te precupa que esos Isigos vengan aquí a buscarla, puedes irte a un hotel mientras esto pasa. – hablo mas calmado. La chica grito con rabia, escuche como le daba un golpé a algo y luego bufaba.
-       ¡como te odio!- grito como una niña pequeña y seguido a ello escuche un fuerte puertaso. Escuche un suspiro cansado y la puerta de la habitación en la que estaba se abrío dejando entrar luz tenue. Parpadeo un par de veces al ver la luz.

-       ¡Despertaste! Hablo el demonio mientras se acercaba.

Aparentaba unos 20 años, tenia el cabello castaño y esos ojos caramelos tan brillantes que ahora recordaba bien. Se quedó parado a mi lado, observando mi rostro con expectación mientras comenzaba a ponerme compresas con agua tibia en los brazos que me hicieron sentir menos dolor.

-               La daga que te hizo esas heridas tenía veneno.- fue lo primero que dijo. Lo mire confundida y sin poder hablar por lo cansada que estaba. Tenia tantas cosas que preguntarle pero mi cuerpo no daba para nada. El lo entendió, asintió con la cabeza y sin decir nada acerco sus labios a los míos. – no mucho, por favor. Si lo haces moriré.

Me quedé paralizada al escuchar sus palabras. Lo miré a los ojos sin poder comprender como un demonio, un ser que desprendía maldad infinita podía estar siendo tan generoso conmigo. No me conocía y aun así me  había rescatado y ahora me dejaba consumir parte de él. Se acerco más a mi, rozó mis labios y yo inhalé por la boca. A pesar de que la primera vez que lo hice, quise consumirlo por completo ahora ni si quiera probe por temor a que lo iriera. Su sabor era extraño, era la sensación que te deja oler por primera vez el bosque. Llenó mi cuerpo lleno de vitalidad. Sentí como Adamis se removia dentro de mi con fuerzas y al igual que yo confundida.  Cuando ya tuve fuerzas levante una de mis manos y a pesar del dolor puse mi mano en su mejilla mientras seguía mirando sus ojos. Al principio se asusto y tenso un poco pero luego se relajo ligeramente mientras veía como le sonreía ligeramente.

-       Gracias. - Soren asintió con la cabeza y acaricio mi mano.
-       No hay de que Debra. – habló y seguido a ello se alejó de mi. Me quede algo sorprendida al escuchar mi nombre – estoy al tanto que tus amigos te están buscando. – prosiguió y entendí porque sabia mi nombre.-  Sus guardianes sienten a tu protectora y lamentablemente se dirigen hacia aquí. – lo mire con miedo mientras recordaba lo que había dicho esa muchacha.
-       Tengo que irme.- hablé y el solo se limito a asentir con la cabeza.
-        Ahora que has probado de mi tienes más fuerzas, sin embargo dudo que realmente puedas movilizarte mucho o hasta defenderte de ese Etero.- continúo. Mi corazón se estrujo al recordar a Will. Hice una mueca y Soren la capto.
-       ¿Lo conocías? – preguntó y yo asentí ligeramente.
-       En mi otra vida, era mi novio.- dije con tristeza y el me miro algo sorprendido.
-       Jamás supe de una Isigo que recordara su pasado.- me encogí de hombros. – aun que se que los Eteros recuerdan perfectamente y aun así jamás regresan a sus antiguas vidas.- habló y me estremecí mientras recordaba como Carrie me quiso matar. – acarició mi mejilla. – no recuerdes lo que paso ese día, él no era realmente él.- habló. Me recosté y lo mire a los ojos.
-       ¿A que te refieres? Me recordaba y aun así quiso matarme ¿Cómo es que no era el? – pregunte rápidamente y me sentí agotada. Soren me empujo con suavidad hasta echarme de nuevo.
-       Tranquila, no es necesario que te canses.- habló y me sonrió ligeramente pero yo estaba tensa.

¿Qué pasaba si existía una forma de regresarlos a como eran antes o por lo menos hacer que no quisieran matarme? En ese segundo me imagine entre los brazos de Will y no pude evitar tener esperanzas nuevamente. Tal vez no todo esta perdido.

-       Has visto el collar que tienen en el cuello, no es un simple collar ¿sabes?  Contiene un tipo de demonio llamado Zor. Se caracteriza por ser violento y voraz. Se encarga de mantener encarcelado al protector del anillo que mantiene vivo al Etero. El Zor corrompe al Etero, lo convierte en una maquina de matar sin piedad. –  se me escarapelo el cuerpo al recordar nuevamente a Will.
-       ¿No hay manera de revertirlo?  - pregunte con esperanza. Soren negó con la cabeza.
-       Si la hay no la conozco.- habló. Suspire con resignación. Encontrare la forma Will y te salvare. Le prometí y sentí como Adamis comenzaba a alarmarse. Tenemos que irnos están cerca. Me comencé a mover con algo de torpeza. -  ¿qué haces?
-       Están cerca, los siento.

Adamis tomó posición de mi cuerpo e hizo que me parara con rapidez mientras Soren me hacia espacio. Perdí por unos minutos el equilibrio y el me tomo de la cintura sin ningún tipo de incomodidad. Me quede prendida a sus ojos por unos segundos. ¡es un demonio!  gritó Adamis.  Traté de concentrarme en lo que era pero simplemente eso era una pequeñez si sabias lo que había hecho.

-       Me salvaste la vida.- hable y el respiro hondo. – jamás podre terminar de agradecerte eso. – continúe y le di un beso en la mejilla.
-       Aleja a tus amigos de mi y la deuda estará saldada.- dijo con algo de frialdad como si la misma razón de que fuéramos diferentes lo alejara de mi. Asentí con la cabeza y seguido a ello me guió hasta la salida de la pequeña casa.

Lo mire por ultima vez y con temor de un nuevo rechazo ni si quiera me atreví a besarle la mejilla. Solo le hice un saludo con la mano antes de salir corriendo sin ni si quiera mirar atrás.

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Perdón por la tardanza, este capitulo se borró cuando estaba haciendo unos arreglos y no me acordaba de todo lo que había escrito así que hice otro completamente cambiado :( en fin, me alegra que hayan mas lectoras y que se animen a comentar :).


Ana: No te preocupes de verdad :) que bueno que te gustó aun que me perturba algo que tu hermana te persiga así jajaja. Espero que este capitulo te guste y que poco a poco te vayas adentrando más.

Celeste:  que bueno que te gusto! Y bueno, espero que este capitulo haya resuelto algunas dudas, sino es asi aquí te dejo algo para que entiendas mejor. Existen como 4 diferentes tipos de seres:

1.     humanos – gente normal
2.     demonios  - seres que tienen que entrar dentro de el cuerpo de un humano para poder interactuar con ellos por medio de un cuerpo.
3.     Eteres – seres que tienen un demonio y un guardián. El anillo y el collar.
4.     Isigos. – seres que solo tienen un guardián. El anillo.


Nessy: primero, tu historia esta alucinante, me encanta! Y bueno lo que me hizo cambiar de parecer es que ahora tengo mas tiempo y se me ocurrían tantas ideas que solo tenia ganas de mostrarlas, nunca me olvide de ustedes, siempre que tenia un sueño  loco decía “esto es para el blog” pero no tenia :( blog y por otro lado, lleve un curso que se llamaba taller de narrativa, me hicieron escribir muchos cuentos y prometí que al terminar  reiniciaría con el blog y aquí estoy.  Mmm me salió muy larga la explicación u.u bueeeeeno, solo espero que te guste el capitulo. Poco a poco Debra descubrirá cosas sobre ella y los Isigos que te aclararan la cabeza.

MJ Cardenas:  estuve pensando en Aurora gracias a tus comentarios, tratare de hacerla, si sale algo, cuando termine esta la publica y así no pierdo el contacto con ustedes :) que bueno que te guste esta historia, prometo no borrarla jaja.

Silvia: claro que me cuerdo de ti :), te cuento que me pasaba lo mismo con los comentarios pero realmente no me importa si solo pones un “me gusto” jaja cualquier comentario de verdad me hace feliz. Espero que leas este capitulo y como dije antes perdón por la tardanza.

Un abrazo psicológico gigante, gracias por comentar y tratare de publicar más rápido.

Luciana.

Pdt: Las fotos las pongo mañana