sábado, 6 de abril de 2013

Capitulo 9



Al ver sus ojos dorados todo se aclaro en mi mente. Las piezas encajaron como en una especie de rompecabezas del destino. Esta es mi misión. pensé asombrada al ver tal cantidad de coincidencias que me indicaban que lo era, sentí como Adamis asentía hasta esta revelación . Ya no importaba absolutamente mas nada y todo iba a segundo plano ahora que sabia la verdad. Kaia y el eran iguales a Akom y mi deber era protegerlos, no se como ni por que el destino nos unió pero este era mi deber.  Espérame Will pensé, aspiré todo el aire que podía para aclarar mi mente y proseguí.

-         ¿Estas listo? – pregunte y el asintió.
-         Pero antes necesitamos los antídotos y también armas, no quiero ir desprotegido.
-         Ok.- hablé y dejé que tomara mi mano y girara el anillo transportador.

Aparecimos en la habitación de armas, sacó una mochila de un baúl marrón y comenzó a meter todo lo que pudo, desde frascos a cuchillas envainadas. Cuando concluyó me lanzó una de las mochilas que estaba algo pesada. La deje en el piso mientras me pasaba un cinturón lleno de dagas y capsulas negras. Lo mire confundida.

-         Dagas con veneno y granadas de humo . No vamos a ir a jugar.- habló mientras se encogía de hombros y se ponía su propio cinturón.

Asentí con la cabeza e hice lo propio. En ese momento y cuando ya estábamos listos  supe que ya era momento de hacerlo. Con cuidado tomé mi muñeca, el brazalete latía en ella de una manera inusual, como si por alguna razón extraña supiese lo que estaba a punto de pasar.

-       ¿Duele? – preguntó
-       Quede inconsciente apenas me la puse.  – Soren hizo una ligera mueca.
-       Espero no perder mas tiempo, ya van 4 horas desde que se llevaron a Kaia.
-       Entonces trata de mantenerte despierto.

Sin ni si quiera pensarlo dos veces me arranque el brazalete de la muñeca. Sentí como algo se despegaba de mi, dejando a su paso un dolor punzante en cada terminal nerviosa de mi cuerpo.  Grite de dolor y sentí como mis piernas temblaban. Caí pero antes de chocar el piso sentí como los brazos de Soren me abrazaban.

-         Te tengo. – dijo mientras ambos nos sentábamos. Me recosté en su pecho sin fuerzas mientras Soren se apoyaba en uno de los estantes.
-         No puedo-  susurré y le mostré la pulsera a medio salir.
-         Yo lo hare.- habló y tomo con ambas manos el brazalete. Respire profundamente y termino de arrancarlo haciendo que un grito más saliera de mi.

Cerré los ojos queriendo dormir pero el rostro de Kaia apareció en mis pensamientos y Adamis me obligó a recobrar la fuerza.

-       Ahora es tu turno.- dije con los ojos cerrados y aun recostada en su pecho.
-       Si me desmayo, promete que harás lo posible para despertarme. – habló el.
-       Hasta te tiraría agua si fuera necesario.- a pesar de que estaba con los ojos cerrados supe que Soren sonreía al igual que yo.

Sus brazos se cerraron en forma de abrazo a mi alrededor, sentí como se ponía la pulsera y su espalda se respingaba mientras un grito emergente trataba de quedarse solo en su garganta. 

-         No te desmayes.- susurré aun débil y abrí los ojos para verlo. Estaba haciendo una mueca de dolor pero estaba aun consiente. Acaricie su rostro por puro reflejo y el abrió los ojos instintivamente. Le sonreí y el devolvió mi sonrisa.
-         Sigo vivo.- susurró y ambos sonreímos aun mas pero sin fuerzas todavía.  
-         Vamos a salvarla. – le pedí y ambos nos paramos con tanta dificultad que dudaba que lograríamos hacer algo.
-         Necesito mi mochila, hay algo que puede ayudar.- dijo y con desgano le pase la mochila

En más de 5 minutos logró encontrar un frasco color negro, lo abrió con algo de dificultad y me entregó un cristal azul.

-         No consumo drogas.- dije negándome a tomar el cristal. Puso los ojos en blanco.
-         Te dará energía, eso es todo.- habló y tomo una con rapidez. Vi como en el instante que trago el cristal, su cuerpo se removió y sonrió mientras sus pupilas se dilataban. Era sorprendente como en un segundo había cambiado tan rápido. Cristales mágicos susurró cautelosa Adamis. Pruébalos. Prosiguió.

Suspire y sin tener completo control de mis actos saqué otro cristal y me lo metí en la boca. Primero un sabor acido y luego un entumecimiento instantáneo que se transformo en energía en menos de lo que uno se podría imaginar. Sentía como si mi cuerpo hubiese recibido una inyección de adrenalina directa al corazón. Ya estaba lista.

-       ¿Listo? – le pregunte y el asintió con la cabeza mientras me sonreía.

 Se puso la mochila en la espalda y tomo mi mano.  Pensé en la habitación en la que había despertado tan solo una hora atrás pero algo extraño ocurrió y caímos en un piso arenoso. Abrí los ojos y observé el cielo nocturno completamente despejado.

-         ¿Pero que demonios? – pregunté mientras me paraba rápidamente y observaba al frente una gran fortaleza de paredes blancas.
-         Te dije que no entraría .- habló Soren

Lo mire confundida ¿Cómo es que no podía pasar si era como Akom? Las preguntas llegaron a mi cabeza de golpe pero se fueron demasiado rápido. Las luces de las torres de la fortaleza se prendieron y nos alumbraron directamente. Un escuadrón lleno de arqueros apareció en lo alto de la muralla haciendo que el corazón se me sobresaltara. Quizás eran 100 o mas, no lograba ver con precisión, solo sabía que  estaban preparados para atacar. Vi de soslayo a mis costados. ¿Dónde estamos? Me pregunte mientras veía un desierto inmenso a mi alrededor.  Soren entrelazo sus dedos con los míos y como si supiera lo que tenia que hacer, levanto ambas manos. Todos observaron la pulsera y mi anillo en ese preciso momento. Comencé a escuchar el murmullo de la gente pero nado concreto en si. El nerviosismo comenzó a apoderarse de mi pero al parecer lo que hizo Soren funciono. Los soldados comenzaron a bajar sus arcos poco a poco. Pasaron 5 minutos de tensión y en ese momento lo que pensé que no llegaría a suceder, ocurrió. Las puertas se abrieron. Comenzamos a caminar hacia ellas pero antes de que si quiera pudiéramos acortar el espacio, 3 personas salieron. Me quede paralizada al sentir el aroma de Akom. Observé a las personas, vi al hombre del medio, era él tenia que serlo. Era un hombre alto con una túnica larga que no dejaba ver su rostro, a su costado estaba Alaric y al otro, una mujer adulta de cabello blanco.

-         ¿Es el?- susurró Soren y yo asentí con la cabeza sintiendo como todo el nerviosismo se apoderaba de mi.

Akom comenzó a caminar tan rápido que en menos de un minuto ya estaba frente a nosotros, dejando a Alaric y a aquella mujer muchos metros atrás. Temerosa, baje la mirada.  ¿En que me había metido? Me pregunté, dándome cuenta de lo estúpida que había sido. Robar un libro sagrado, ponerme una pulsera que no me pertenecía. Yo no era nadie para hacer todo eso, era alguien insignificante a comparación de él y sin embargo, lo había hecho y ahora mi creador estaba aquí, de seguro listo para quitarme a Adamis y terminar con mi vida.

-       Me estoy muriendo.- sentencio aquel hombre dentro de mi mente dejándome sin palabra alguna. Levante la vista y lo mire a los ojos.

Primero vi el rostro de un anciano, con barba blanca y luego vi sus ojos dorados brillar,  de pronto ya no estaba en aquel desierto sino en medio de mi prado, agarrada de la mano de Adamis, como dos niñas pequeñas. Akom estaba el frente mío, ahora joven, vestía ropa blanca, ya no tenia barba, su cabello era castaño y parecía a pesar de ser joven otra vez muy cansado.

-         No…- susurró Adamis  y las lagrimas comenzaron a caer por su rostro. Yo estaba en shock, completamente quieta frente a el. Adamis sin embargo tomo el rostro de Akom con las dos manos. – no, no.- susurro mientras juntaba sus frentes y ambos cerraban los ojos.

Al estar conectada con Adamis pude sentir en ese momento, el dolor que ella sentía. Comprendí lo que realmente había significado este amor por Akom. Algo imposible pero sin limites y completamente puro. Es por eso que ella llego a convertirse, pensé con pena. Así por lo menos ambos se mantendrían inmortales a pesar de que vivieran separados casi toda su vida.

-         Ambos sabemos que este día llegaría. – habló él aun con los ojos cerrados.
-         Es muy pronto, no estoy preparada. – dijo Adamis.

Los mire incomoda sintiendo que esto era demasiado personal para que yo estuviera allí. Akom al parecer leyó mis pensamientos, abrió los ojos y observó a Adamis y luego me miro a mi. Adamis bajo las manos y se separo de el algo avergonzada.

-         Se acercan momentos difíciles en los que tendrán que tomar decisiones mas difíciles de las que ya llevan tomando, solo sigan sus instintos.- habló el mirándonos a ambas intercaladamente. Negué con la cabeza sin poder entender a lo que se refería.
-         ¿Victoria lo sabe verdad? – preguntó Adamis con frialdad- la líder de los eteros esta iniciando la guerra porque vas a morir pronto, ella lo sabe.- habló con un tono de verdadera indignación y molestia. Akom bajo la mirada en ese instante.
-         Es mi hermana.- susurró. En ese momento no lo vi como mi creador, lo vi como alguien vulnerable, una persona mas de carne y hueso que sentía al igual que nosotros.
-         Pero…
-         Adamis cariño, fue un error que cargare hasta mi tumba pero no hay forma de remediar el pasado y los reproches no ayudaran. Quise despedirme de ella, al igual que lo estoy haciendo contigo ahora,  no llegue a creer que eso involucraría en una guerra  a las tres razas. Sin embargo no me arrepiento, la vi por ultima vez y podre irme en paz sabiendo que hice lo correcto.

Adamis asintió con la cabeza y sin decir nada abrazó a Akom, el hombre aceptó el abrazo y luego de unos segundos se alejó de ella.

-         ¿No hay forma de que puedas hacer algo?- Pregunté tímidamente. El negó con la cabeza.  
-         Hasta los demonios elementales son mortales, yo ya estoy llegando al fin de mi ciclo pero así como yo me voy hay otros que han llegado.
-         Kaia y Soren. – susurré y el asintió pestañando con casi dolor.
-         Esos dos muchachos son muy importantes, el destino hizo que ambas los encontraran. Solo Dios sabe quien será el que llegue a ocupar mi lugar y quien será el sucesor de Victoria pero cuando eso ocurra, deben de estar preparadas para tomar, quizás la decisión mas difícil de sus vidas.
-         Pero…- trate de replicar pero mi voz se hizo un susurro inaudible.
-         Yo ya estoy por concluir mi ciclo de vida, sin embargo Victoria es menor que yo y aun le quedan unas cuantas décadas por vivir. Si existen mas de un líder de los eteros….
-         El caos será grande, más grande de lo que cualquiera se imaginaria.- dijo Adamis con preocupación. Akom volvió a asentir con la cabeza.
-         Mi hermana esta hecha para el mal, al igual que uno de esos hermanos. Aun no se puede ver realmente su esencia pero pronto la tendrán definida y cuando suceda ambas mataran a quien llegue a ser el sucesor de Victoria . – al escuchar esas palabras me negué completamente.
-         No. – dije con ferocidad. – son mi familia ahora. No puedo matarlos, no a ellos…
-         Matar a Victoria seria tan complicado como asesinar a un elemental, no hay otra forma.- dijo Adamis con molestia. Mientras me miraba con desaprobación por haber contradicho a Akom.

Suspire frustrada y todo el odio que tenia al inicio por Akom regresó como un torbellino furioso.

-         ¡Me dijiste que mi hermana y Will estaban muertos! ¡Mentiste! ¿Cómo se que esto no es otra mentira? Alaric dijo que no te conocía pero ahora entiendo que es casi como tu mano derecha, le diste la espada y esa cruz, ¿por qué no los ocultaste? Eres un demonio que miente, ¡¿Por qué después de todas esas mentiras tengo que confiar en lo que dices tu!? Me niego ¡me niego a hacerlo!- grité Adamis me miro con sorpresa pero Akom no se inmuto.
-         La verdad es cruda pero se que tienes que saberla, has descubierto mucho como para que aun tenga necesidad de mentirte. La octava demonio elemental llamada Lilith me dio la vida, me transmuto al cuerpo de un recién nacido. Me crie como humano y no como demonio. Vi las atrocidades que hacían ellos y no me considere jamás uno de los suyos. Decidí por ello crear algo que pudiera combatir el mal pero como todo en este universo, nada es perfecto y falle. Cree seres poderosos que se alimentaban de otros seres parecidos a mi. Con el tiempo los Isigos comenzaron a tratar de buscar una respuesta a lo que eran, se mintieron a si mismos, se dijeron que salvaban almas pero realmente fueron creados para eliminar esos cuerpos corrompidos por demonios.
-         Necesitan saber la verdad.- dije y el negó con la cabeza.
-         Decirlo haría que murieran en vida, como decirles que son creados por un monstruo.
-         Tu no eres un monstruo.- hablo Adamis y me miro molesta pero no me importo.
-         Prosigue.- dije retándolo con la mirada.
-         Mi hermana fue creada 100 años después que yo pero siempre tuvo otras intensiones. He llegado a creer que todo tiene dos caras y nosotros somos igual. Mientras yo buscaba algo que ayudara a la humanidad, ella siempre buscó lo opuesto a mi y por eso llegó a crear a los Eteros.
-         ¿Por qué mi hermana esta allí?
-         Todo tiene dos caras joven niña, solo gemelos pueden demostrar ello en el mundo real. Iguales pero generalmente opuestos. –continuó y todo cobro sentido. Bien y mal, Carrie y yo, completamente iguales pero a la vez diferentes.
-         Alaric…- susurré.
-         Alexander Robinson, hermano de William Robinson, murió a los 3 años de leucemia, fue el Isigo mas pequeño que convertí en muchos años y por eso tuve que criarlo yo mismo.
-         Casi como yo.- susurró Adamis y sonrió con algo de nostalgia
-         Nadie como tu, Adamis, nadie. – suspiré frustrada.- el hecho que le pedí que te mintiera fue porque si Adamis sabia la verdad me comenzaría a buscar sin cansancio y yo no podía permitir eso todavía.
-         El libro, háblame, ¿por qué lo quieres? – pregunté
-         Lo necesitaba para enseñarle el idioma a Alaric, para que al igual que Adamis el supiera completamente todo y pudiera enseñarle al nuevo elegido las artes de crear a Isigos.
-         ¿Hay alguna forma de salvar a Will? – pregunté y él me miro confundido.
-         ¿A pesar de saber que su esencia es maligna quieres salvarlo? – preguntó el y comenzó a estudiar mi mirada.
-         No importa eso, solo necesito que este libre del control de ese demonio. – el asintió con la cabeza.
-         Acertaste en tu elección Adamis, es una buena chica.- dijo Akom y realmente no entendí esas palabras pero tampoco quise preguntar.
-         Lo se. Dijo Adamis con una semi sonrisa y luego prosiguió.- por favor cuéntame sobre la guerra que se avecina.
-         Victoria a conseguido una forma de controlar a los demonios, tiene aprisionado un grupo grande y planea utilizarlos como carne de cañón contra los suyos y los nuestros.
-         Kaia esta aprisionada ahí.- dije rápidamente y Akom me miro algo sorprendida.
-         Entonces no hay tiempo que perder, tienen que sacarla de ahí.
-         Pero pensé que dijiste que era mejor matar al sucesor. – Replique
-         Pero no sabemos si Kaia realmente lo es.- Dijo Adamis.
-         Si Victoria llega a sentir su presencia la matara y si ella es mi sucesora y muere no habrán mas Isigos.
-         Necesitamos regresar ya.- habló  Adamis completamente preocupada.

En ese momento caí en la cuenta de lo que realmente pasaría. ¿Seria capaz de matar a uno de ellos dos? Me pregunte mientras veía como Adamis abrazaba a Akom.

-       Te extrañare siempre. – susurró en su oído. Cerré los ojos y cuando los abrí nuevamente estaba en el desierto en medio de la noche pero todo había cambiado.
-       Debra despierta, por favor ¡Debra!- gritó la voz de Soren una y otra vez. Abrí los ojos.

Estaba tendida en la arena,  se escuchaba mucho ruido que luego reconocí como gritos y chasquidos de metal con metal. Espadas pensé y trate de mirar a mi alrededor. Alaric y Soren protegían mi cuerpo y el de Akom mientras luchaban a puño y espada con Eteros. La mujer de cabello cano que los había acompañado minutos antes yacía en el suelo, ya sin vida y con un gran corte en el cuello. Un aura verde rodeaba a Soren. Sabia que era el brazalete y sin embargo y a pesar de que era inútil, los eteros seguían atacando sin piedad. La batalla parecía haber comenzado segundos antes porque los Isigos aun no salían de la fortaleza y los Eteros eran pocos, tal vez solo unos 20. 

-       ¿Cómo supieron?.  – pregunté mientras me paraba y ayudaba a Akom a pararse cosa que  hacia con mucha dificultad.
-       Nos estaban observando.- susurró el con voz rasposa. Llevarnos al prado en nuestras mentes, le había producido un gran desgaste.
-       Debra el anillo, llévanos adentro. – dijo Alaric. – no salgan, no salgan.- gritó fieramente a las tropas que ya estaban por abrir las puertas.

Mientras sostenía a Akom, Soren tomó mi codo y Alaric agarró a Akom por el hombro. Pensé en la habitación que había despertado horas antes y llegue allí junto a Alaric y Akom pero Soren no estaba. Estúpida, él no puede entrar. Pensé

-         No, no – balbuceé mientras  soltaba  a Akom. Saqué una de las dagas que tenia en mi cinturón  y gire nuevamente el anillo. 

Aparecí nuevamente en la arena, exactamente donde había estado segundos atrás. Soren seguía luchando contra los eteros.

-         Debra. –dijó Soren algo aliviado mientras chocaba con su espalda.
-         No voy a dejarte.- hable y comencé a luchar con todos los eteros que como animales hambrientos se abalanzaban sobre nosotros.

En ese momento los vi. Mi hermana y Will estaban allí, corriendo hacia nosotros con dagas en las manos. Will me miraba con impotencia mientras que Carrie tenia puro odio en su mirada. Will puede llegar a salvarse pero mi hermana ya esta consumida. Pensé

-       Prepárate Soren y cuando te diga gira mi anillo - hablé y lance una de las granadas de humo que el había puesto en mi cinturón.

El humo comenzó a dispersarse por todos lados. Tome la mano de Soren y comencé a correr hacia Will y Carrie. Solo cerré me abalancé  sin saber muy bien a donde caía pero con fe de que fuera Will, supe que no me metería la daga que tenia si realmente era el. Los tres caímos al suelo en medio de la confusión que generaba el humo.

-         ¡Ya!- le grite a Soren he hizo lo suyo.

Nos transportamos a la habitación de Soren en un abrir y cerrar de ojos.  Los tres caímos en el piso aparatosamente rápido.  En ese instante, sentí como un cuchillo atravesaba mi vientre haciendo que gritara de dolor. Abrí los ojos y vi a Carrie.

-         ¿Malos cálculos? – preguntó con una sonrisa perversa debajo mío. 

2 comentarios:

  1. ¿Enserio? aksdfbsad i can't...

    ¡Fue genial el capítulo! Al menos ya entendí porque Ana no se salvó o porque Alaric y Will se parecen, pero... ¿Todos son gemelos? Los que salvan, son todos gemelos? absjdkbsadk maigod enserio está increíble!! :B
    ¿Cómo Adamis logró estar en el anillo? O más bien, como llegan o entras o lo que sea a él? Todos pueden comunicarse de la misma manera que Adamis y Debra?

    ¡Siguela cuando puedas!
    Creí que decía 'Camille' en lugar de Carrie y ya iba comenzar mi diatriba hacia ella hasta que leí bien lol sajdbkjsk aún así, las dos no me agradan mucho e,e

    ¡Sigue así Lu! Está genial!! :D

    ¡Cuídate y que todo vaya estupendamente bien!

    xx♥

    ResponderEliminar
  2. Hola Lu yo no habia visto tus entradas anteriores, hasta hoy!!! Por Dios me encantaron los dos ultimos capitulos, geniales enserio!! Oow osea que will tubo esa esencia mala desde siempre?? Ojala lo salvaran, ya quiero leer en que aprietos vas a meter a Debra cuando se sospeche que Soren es el heredero de Victoria porque eso haras cierto?? Querras matarnos lentamente!! Aaaaaa ya quiero seguir leyendo... me perdi en algo la pulsera los ayuda porque??
    Ya quiero saber la historia completa de Adamis!! escribes genial cuidate mucho
    Celeste!!

    ResponderEliminar