El dolor fue tan intenso que mi vista se
nublo por unos instantes. Escuché el grito de alguien pero no pude mirar mas
que los ojos y la sonrisa perversa de mi hermana. Entonces todo ocurrió muy
rápido, vi como alguien me alejaba de Carrie y me recostaba en el piso. En ese
instante solo pude ver el cielo raso blanco y la luz amarilla mientras
escuchaba los gritos molestos de Carrie y luego el sonido de un golpe tan
extraño que sentí que tal vez mi hermana ya estaba muerta.
Silencio en la habitación.
Sabia que algo malo había pasado pero ni si
quiera levante la mirada para ver, solo la bajé, observé aun la daga incrustada hasta la
empuñadora en mi vientre y la sangre discurriendo hasta chocar en el piso.
Traté de tocar la herida pero mis brazos se sentían como plomos.
-
Debra no te
muevas.- dijo Soren y pude ver su rostro por unos segundos, preocupado y
temeroso, tapando la luz a la altura de mi cabeza.
Se alejó de mi para sacar cosas de la
mochila, antídotos para el veneno tal vez. Pero entonces una duda llego a mi ¿Quién había hecho callar a Carrie? Levante
ligeramente la cabeza y observé a mi hermana recostada en el suelo,
completamente inconsciente y a Will, apoyado en la pared con un rostro
desencajado por el horror. Me miró sorprendido y asustado a la vez. El no es el malo, el no puede ser el malo.
El me ha salvado. Pensé una y otra vez mientras me iba. Cerré los ojos
cansada y Will se acerco casi a gatas hasta donde estaba yo.
-
No te mueras,
Debra. No lo hagas.- me ordenó con frialdad pero me tomó de la mano y acarició
mi rostro haciendo que sintiera que a pesar de estar siendo duro conmigo
también llegaba a preocuparse por mi.
En ese instante sentí como Soren sacaba la
daga de mi vientre. Ni si quiera pude gritar, el dolor fue tan abrumador que en
ese mismo momento me desmaye sin poder hacer frente a todo el dolor.
No recuerdo lo que ocurrió con exactitud a
veces abría los ojos y veía a mucha gente a mi alrededor pero no podía
reconocer sus rostros, eran oscuros y siniestros. Luego trataba de gritar y
nuevamente la oscuridad me engullía. En mis momentos de conciencia llamaba a Adamis pero al igual que yo parecía
estar perdida en la oscuridad porque estaba completamente ausente.
-
Regresa, por
favor, regresa.- susurraba alguien y me incitaba a salir de la oscuridad.
-
¿Soren?
¿Will? – pregunté pero estaba segura que nada se escuchó.
Me obligué a abrir los ojos, sentí como poco
a poco mi mente recobraba el control de mi cuerpo y como ya no sentía el cuerpo
muerto ni los brazos como plomos. Abrí los ojos de golpe y la luz que entraba
por una ventana me obligó a cerrarlos de golpe.
-
Debra.-
susurró Soren y sentí como acariciaba mi mano, haciendo pequeño circulitos en
ella.
Abrí nuevamente los ojos y lo primero que vi
fueron los suyos de color caramelo. Me sonrió ampliamente, me acaricio la
mejilla y sin ni siquiera pensarlo mucho me besó en los labios.
¿Me
beso en los labios?
Mi rostro demostró la estupefacción que
sentía a pesar de que el beso había sido cálido y había llegado a gustarme.
Esto era completamente inesperado. Soren se alejó de mi para estudiarme con la
mirada y lo único que pude hacer fue sonreírle tímidamente, me sonrió igual y
volvió a besarme, esta vez con más ganas y vehemencia tanta que me dejó sin
aliento. Me alejé bruscamente y tome una gran bocanada de aire, aun echada en
la cama.
-
Perdón.- se
excusó, negué con la cabeza completamente avergonzada y sin poder ver sus ojos.
¿qué demonios pasaba?. Adamis. –
llamé dentro de mi cabeza pero no respondió. Adamis.- volví a llamar y el pánico comenzó a apoderarse de mi.
Levanté la mirada asustada y vi los ojos
inexpresivos de Soren, luego bajé rápidamente la mirada para ver mi anillo pero Soren impidió que la viera. Me la
tapo con ambas manos y me apretó protectoramente. Su contacto hizo que una
extraña sensación de dolor recorriera mi cuerpo. Lo mire sorprendida.
-
Muchas cosas
han cambiado Debra.- susurró.
Fue en ese instante que sentí su aroma ahora,
ligeramente acido y pude ver toda la estancia. Paredes de piedra gris, un
cuarto pequeño con una ventana con rejas que dejaba pasar la luz.. Solo había una cama, un pequeño velador
y la silla donde estaba sentado Soren. Yo tenia puesto un camisón blanco ancho
y el estaba vestido con unos jeans y un polo blanco. ¿Dónde estoy?
-
Adamis…-susurré
sin fuerzas, sentía como mi cabeza comenzaba a dar vueltas. Hace mucho tiempo
que no había consumido nada y ya sentía los estragos.
-
Primero
tienes que consumir, luego te diré todo.- habló y yo asentí con la cabeza.
El se acercó a mis labios sin aun soltar mi
mano. Con la mano libre le acaricie el rostro y succione ligeramente. Sentí
como una pequeñísima parte de su esencia llegaba a mi como un aliento agridulce
y hacía que cada parte de mi cuerpo estuviera con más vitalidad que antes.
Soren me sonrió y yo hice lo mismo.
Hipócrita
Sabia que algo andaba mal, lo sentía pero
algo dentro de mi, me obligaba a seguirle la corriente. Era como si ya dentro
de mi cabeza hubiese un plan formulado que solo esperaba para ser encontrado. Soren se alejó de mi y suspiró, ahora parecía
un poco cansado.
-
Carrie te
había hecho mucho daño, yo no podía ayudarte, no sabia que hacer, estaba
desesperado, no parabas de sangrar y no te movías. William…- mi corazón comenzó
a revolotear cuando escuche su nombre pero al ver endurecerse la mirada de
Soren, me calme. – bueno el tuvo una idea.- Continuó. En ese instante el
pánico se apodero de mi.
-
¿El esta
bien? - pregunté y el asintió con la
cabeza solo una vez.
-
Debra. Yo no
sabia como regresar con Akom, eras la única que conocía ese lugar y William
tampoco sabia como, así que…así que nos trajo aquí y fue Victoria quien te
salvó.
En ese momento sentí como todo mi cuerpo se
contraía de rabia. ¡NO! Escuché una
voz fuerte dentro de mi. No era yo pero tampoco podía ser Adamis, la voz provenía de mi, como si estuviera fusionada a mi. Trague
saliva, completamente tensa y sin saber que decir aún, a pesar de toda la rabia
que recorría mi cuerpo. Estaba confundida.
-
Por alguna
extraña razón tu cuerpo se resistía a recibir su ayuda.
Nos
estaba condenando. Escuché
nuevamente esa voz y supe al fin que era ella, no estaba sola y tampoco loca,
era Adamis. Me alivié a pesar del
odio y miedo que sentía.
-
Tratamos de
quitarte el anillo para meterlo dentro de ese collar, como se hace- con los
eteres.- lo mire asustada. – Era lo único que podíamos hacer, te estabas
muriendo desangrada…Yo no podía perderte y entonces.. ocurrió algo…algo raro. –
hablaba lleno de confusión, sin poder creer todavía lo que había ocurrido.
-
¿Qué? –
pregunté y él suspiró.
-
Debra, tu
anillo se cayó solo, creo que Adamis
te abandonó.- dijo con el seño fruncido.
Por su expresión pude entender que el en
verdad creía eso pero yo no, yo sabia que ella me había protegido de otra
manera aun mejor. Se había fusionado a mi de alguna manera. Si, si Debra. Dijo rápidamente con más
fuerzas. Soren sacó el anillo de su
bolsillo y lo puso en el pequeño velador.
-
Victoria lo
probó, ya no sirve y pensé que…pensé que lo querrías. – asentí con la cabeza.
-
Sabes, tal
vez fue mejor, digo…sufría mucho- dije tratando de aparentar dolor. El asintió
con la cabeza y me abrazó con fuerza. En ese instante sentí la presión de algo
punzante entre nuestros pechos. Me alejé
de el otra vez.
-
Victoria
tuvo que ponerte este collar.
Soren levantó cuidadosamente el collar morado
que tenia dentro de el un minúsculo anillo y que ahora se recostaba en mi pecho.
Lo sentí familiar. Sabia de quien era y eso me hizo sentir nauseas. Cerré los
ojos horrorizada, tratando de calmar todos los sentimientos que venían a flote.
Fuerte. Tengo que ser fuerte.
-
Carrie
murió.- susurré. El algo sorprendido solo pudo asentir con la cabeza. – era de
ella…- susurré para mi mientras tomaba el collar entre mis manos y me lo
quitaba del cuello con rabia. – no quiero tenerlo cerca. - Hablé y me recosté en la cama, entregándoselo
rápidamente y mirando hacia el lado de la pared.
Suspire con fuerza. Se ha
ido. Tenia tantas ganas de llorar por mi hermana pero las lagrimas nunca
más llegarían a mi y eso me frustraba. Grite de rabia y di un golpe a la pared
con la palma de mi mano. Pasaron segundos, minutos, en realidad no lo se. Al
tranquilizarme suspire nuevamente y deje caer mi mano a un costado,
completamente cansada de nuevo.
-
Si no lo
tienes…
-
Moriré.-
dije con frialdad, sabia que no lo haría, Adamis
me mantendría viva. Tal vez ni si quiera ese collar me hacia efecto pero aun
así no quería tenerlo cerca– se que tengo que mantenerlo a una determinada
distancia y mientras este aquí, puede estar debajo de mi cama o algo así pero
no quiero verlo. Por favor.- susurre y giré para verlo al rostro ya que el
silencio se prolongo más de lo debido.
El me miró algo confundido, contrariado más
que todo. Entendía esa mirada y así como así el plan se formo dentro de mi cabeza.
No sabia bien lo que estaba pasando pero de algo estaba muy segura. Mataría a Victoria.
-
¿Crees que
escaparé? – pregunté con el seño fruncido y me obligué a ponerme frente a
el. Le tomé las manos a pesar de sentir
el frio contacto del collar en una de ellas y lo miré a los ojos mientras
dejaba colgar mis piernas de la cama y estas chocaban con sus pantalones. Me
acerqué mas hasta chocar con sus rodillas. – ¿después de todo, realmente crees
que te dejare? – pregunté.
Mi
corazón decía que si pero mi cerebro hacia que me mantuviera completamente
serena. Por unos segundos vaciló y supe que si no hacia nada lo perdería. Tomé
su rostro con ambas manos y me acerqué más a el.
-
Estoy
contigo y no me iré sin ti. - Sus ojos se encontraron con los míos, aun contrariados.
Podía sentir que era el Soren que conocía pero también sentía que algo había
cambiado dentro de el, irreparablemente.
-
¿No te
importa lo que vaya a hacer ahora? Porque he decidido quedarme y no haras nada
para…- negué rápidamente con la cabeza.
-
Soren mira
lo que soy.- dije con frialdad y vi el collar que aun tenia en su mano derecha.–
No puedo regresar con ellos, no pertenezco ahí.
Soren asintió con la cabeza y me sonrió
ligeramente pero esa sonrisa no llegó hasta sus ojos. El miedo se apoderó de
mi.
-
¿Kaia? –
pregunté tratando de parecer indiferente
-
Esta bien.
En una habitación como esta pero segura.- asentí con la cabeza.
-
Victoria…-
-
Creo que
quiere matarla pero mis condiciones son claras, estaré aquí y seré su aprendiz
mientras no se meta con mi hermana. – asentí con la cabeza. Gracias al cielo
aun tenia cordura. – además creo que me tiene miedo…
-
¿Miedo?
Sonrió y esta vez su sonrisa fue más
perversa. Levanto la mano y me mostro la pulsera. Mierda. Es invencible. Sonreí
de igual manera pero sintiendo nervios dentro de mi. ¿Cómo demonios haría para
sacársela y así poder matar a Victoria? Porque estaba segura que esa era la
única forma de derrotar a esa mujer. Paciencia.
Susurró Adamis.
Soren dejo el collar en el velador y tomó mi
rostro entre sus manos. No le tenia miedo a pesar de saber que dentro de el
podía estar germinándose el ser más despreciable de la tierra. Extrañamente
para mi seguía siendo el Soren de antes, el que siempre intentó protegerme. No todos tienen salvación, Debra. Dijo
con frialdad Adamis. Lo sabia pero
aun me reusaba a acatar la orden que me había encomendado Akom. Primero su hermana.
-
¿Te pasa
algo? – Preguntó él aun con las manos mi rostro. Negué con la cabeza y lo único
que pude hacer fue abrazarlo.
-
Todo esto esta
pasando…muy rápido.- le dije sin soltarlo.
-
¿Te refieres
a lo nuestro? – preguntó en casi un susurro. Y reí sin poder evitarlo, una risa
franca. Me alejé de el algo más animada a pesar de todo.
-
Claro que
no, bobo. Esto es una de las mejores cosas que han sucedido.- hablé y le di un
beso.
Mentira. Estaba confundida, tanto que solo
quería alejarme de el y hacerme un ovillo en la cama pero sabia que las
circunstancias ahora eran otras. Mas que cualquier cosa, quería matar a
Victoria, hacer que sufriera como me hizo sufrir a mi al tener a mi hermana y a
Will como sus perros falderos. Quería que todo esto terminara pronto pero para
eso lo mejor seria tener de mi lado a alguien con tanto estatus como Soren.
Al separarme de el, me sonrió ligeramente y
se levanto de la silla, segundos después lanzó el collar debajo de mi cama y me
mostró las manos vacías.
-
Victoria
dijo que tendrías dudas ¿quieres que traiga a alguien para conversar sobre
esto? – preguntó y yo asentí rápidamente con la cabeza. Tenia que ser convincente,
parecer de verdad una Eter pero no tenia ni idea de cómo hacerlo.
-
¿William? –
pregunté un poco tímida. El sonrió ligeramente.
-
Lo suponía.
Vendrá más tarde, descansa Debra.
Me dio un beso en la frente antes de salir y
se fue sin más. Me eché en la cama y esperé a que el sueño viniera para hablar
plácidamente con Adamis pero
simplemente no podía conciliar el sueño.
-
Adamis. – susurre en mi cabeza después de un rato.
-
Estoy aquí.
-
¿Puedes
decirme, que paso?
-
Te morías y
no podía mover tu cuerpo por el estúpido veneno que tenias en la sangre. Estaba
desesperado porque escuchaba los planes de Soren y Will. Créeme cuando te digo,
que tuvieron opción de llevarte con Akom pero ni si quiera se lo plantearon de
verdad. Así que fui yo quien busco a Akom.
-
¿Cómo?
-
Grite una y
otra vez su nombre. Sentía que todo ya estaba perdido porque Victoria ya nos
tenia y fue entonces cuando el apareció en la oscuridad…hizo lo imposible con
nosotras.
-
¿Qué?
-
Me transmutó
a tu cuerpo. Soy parte de ti ahora y si tu mueres.
-
Tu también
mueres.- hablé y sentí su afirmación casi contenta.
-
¿Estas
feliz?
-
Más que
feliz, Debra. No sabes como se siente, ya no ser inmortal. – no dije más porque
sabia que sentía alivio al saber que no viviría mucho tiempo después de que
Akom muriera.
-
Por cierto,
aun no ha muerto.- dijo leyendo mis pensamientos. Tendría que acostumbrarme a
esto. – pero falta poco…- el dolor se hizo palpable en su voz y lo sentí como
propio.
-
Lo lamento.-
susurré.
-
Yo igual.
Hay algo más…el me dijo…el me dijo como rescatar a Will.
-
¿Qué? –
pregunte en voz alta
-
¿Qué de que?
– Preguntó William al entrar a mi habitación. Lo mire estupefacta.
¿Cuánto tiempo había pasado?
Su cabello estaba alborotado como siempre,
vestía un traje blanco, casual y sus ojos tenían grandes ojeras. Parecía muy
cansado pero también pude notar algo que hace mucho no veía en el, alivio.
-
Will. –
hablé y le sonreí algo nerviosa pero luego mis recuerdos hicieron que mi
sonrisa se borrara. Cerró la puerta tras de si y se apoyó en ella sin decir
nada. Me apoyé en el espaldar de la cama y lo observé tratando de
tranquilizarme.
-
Le dije a
Soren que no debía de venir. Se lo dije.- habló más para el que para mi. Lo
noté menos tenso, como si fuera el antiguo Will y no un Eter controlado por un
demonio.
-
¿Por qué
ahora pareces más tu? – pregunte sin más, el suspiro.
-
Dentro de
estas paredes no hay necesitad de que Victoria nos controle, los demonios
dentro del collar se tranquilizan. – abrí los ojos como platos y sonreí. Eso
ayudaría bastante, actuaria como yo misma y no como nadie más, el problema
seria afuera.
-
Vaya ¿y cómo
es? – pregunté porque no sabia que más hacer, no sabia si abrazarlo y decirle
que todo estaría bien o simplemente, guardarme el secreto hasta… ¡no! No hay
que esperar más, mi hermana murió por esperar.
-
¿De verdad
quieres preguntar eso? – lo mire confundida y entendí su mirada de dolor.
-
No quiero
hablar de cómo mataste a mi hermana, si eso es lo que te preguntas. Preferiría
hablar sobre….
-
Perdón. Te
hizo daño y yo solo…perdon – dijo cortante -
Yo solo estaba aquí por ella. Era claro, tenia que cuidarla.
-
Por que la
amabas, lo se. – dije con frialdad y sin poder mirarlo. Pero era una completa
contradicción. ¿Por qué matar a alguien que amas?
-
No. Yo te
amaba a ti.
Amaba. Esa palabra dolió mas de lo que debía doler.
-
No quiero
saber mas William.
-
No. Tienes
que saber, tienes que entender que no me suicide por que quería protegerla.
Porque estúpidamente creí que podía salvarla y luego llegar a ti. Porque me
dijiste que esperara y así lo hice.- hablo.
Me quede en silencio sin poder decir ni una
sola palabra. El me había esperado, de verdad lo había hecho. Mi corazón
comenzó a palpitar sin control y sin entenderlo bien, comencé a caminar hacia
el. Tenemos un plan. Susurró Adamis pero ni si quiera le hice caso. Solo un minuto. Pensé y me acerqué a el.
Sentía mis pies pesados y como la estancia se hacia mas y mas larga pero aun
así camine. Uno, dos, uno, dos. Llegue hasta el y le acaricié el rostro
débilmente. Sus ojos se cerraron, como si doliera el contacto, me aleje
pensando que le hacia daño pero el tomó mi mano y la ajusto contra su rostro.
Me agarró de la cintura con su mano libre y me acercó a el, hasta que nuestros
cuerpos se pegaron completamente y nuestros labios estuvieron a centímetros
distancia. Era mi Will y a pesar de eso, las palabras: yo te amaba. Resonaron dentro de mi, haciendo que mi mano cayera a
mi costado.
-
Dijiste que
amabas, tiempo pasado.- susurré.
-
Ahora no
puedo hacerlo, esta cosa me lo impide pero si…pero si pudiera.
-
Si pudieras
elegirías a Carrie.- dije con casi dolor.
Mi hermana estaba muerta, ¡muerta! Pero aun
así solo pensaba en el estúpido día que ellos dos se besaron en la cocina. El suspiró e hizo que me alejara. Se sentó al
borde de mi cama y se agarró el rostro con las manos mientras apoyaba sus codos
en las piernas.
-
Ella sabia
de Alexander. – hizo una mueca.- Alaric. – corrigió. - No se como lo averiguó,
tal vez por las fotos o por mi hermano mayor, no se pero comenzó a molestarme y
presionarme con eso ya muchos días atrás, simplemente ese día yo…yo exploté y
la empujé. – habló casi con vergüenza.
-
¿Qué? –
pregunté confundida y me senté a su costado. Mírame pensé y después de segundos el levanto la mirada y me
encontré con sus ojos azules.
-
Tu hermana
no me caía para nada pero yo…yo estaba enamorado de ti así que la soportaba.
Sin embargo, el tema de Alexander era muy personal, ella se excedió, ni si
quiera tu lo sabias. Te juro que no pensé y la empuje con fuerza. Ella solo
sonrió, se limpió la boca con los dedos y dejo que se corriera su labial y se
despeino un poco. Yo estaba en shock, ni si quiera le pude decir nada. Creí que
saldría gritando que había tratado de abusarla o algo así pero solo regresó a
la mesa y dejo que tu imaginación corriera.
-
¿Por qué no
dijiste nada?
-
Porque tenia
vergüenza – dijo en voz alta- creí que si sabías, pensarías que era igual a tu padre y no quería que me
temieras, eras muy importante. – sin poder evitarlo tomé su mano con fuerza.
-
Todo esta
bien. – dije y mi voz sonó mas fría de lo que quería que sonase.
-
Nada es lo
que debería ser. Nosotros deberíamos de estar ahorita en nuestro ultimo año de
secundaria, postulando a las mismas universidades, teniendo nuestra primera vez
tranquilos pero esto…
-
Esto no es
lo que debería ser.- concluí. Will asintió con la cabeza. - Puedo ayudarte. –
las palabras salieron sin ni si quiera meditarlo. Will me miró algo aturdido. –
yo…yo te dije que encontraría una forma, o bueno espero…espero haberte dado a
entender eso.- el asintió con la cabeza.
-
Espera…-
dijo antes de que pudiera hablar mas. Agarró su collar y se lo quito de encima.
Lo lanzó debajo de mi cama, donde estaba el de Carrie. - A veces si están cerca
de ti, escuchan. – asentí con la cabeza. ¿podía
confiar en el?
Mierda,
que diablos, no podemos hacer esto solas.
Dijo Adamis. Ya nos dimos cuenta de eso, Pensé.
En ese momento me comenzó a lanzar toda la información que tenia sobre como
curarlo. Una serie de palabras extrañas en un idioma extraño. En mi mente
apareció el dibujo de un ritual que solo una persona podía hacer. Un pentagrama
hecho con sangre.
- Kaia- susurré. – para ayudarte…
- Ayudarnos – corrigió y yo asentí rápidamente.
- Necesitamos verla. – dije con convicción.
- Pero, ni ella ni tu pueden salir de sus
instalaciones. No por ahora o sin que estén con Soren. – Al decirlo hizo una
mueca de desagrado.
- No… el no puede saber nada de esto.
- Entonces…
Vi el velador pequeño y tome el anillo inerte
en el que había vivido Adamis.
-
Toma- dije
entregándoselo. – dáselo a Kaia y dile que cree otro. – Will me miró
confundido.- Lo entenderá.
El silencio reino entre nosotros. Will
acaricio mi mejilla y me dio un beso ligero en la sien.
Nuestros ojos se encontraron por unos
segundos y el sonrió con algo de melancolía.
- Regresaré pronto
A.S que bueno que te gusto el capitulo y si
todos son gemelos, uno bueno y otro malo y
la mayoría de los Isigos se comunica asi. Los Eteros en cambio no
pueden, el collar que tiene prisionero
al anillo les controla en vez de comunicarse con ellos. Mmmm que mas, a si aun no puedes saber como
entro Adamis dentro del anillo pero pronto lo sabrás :). Gracias por comentar y
espero que este capitulo también te guste.
Celeste que bueno que regresaste. La pulsera
es como un escudo, quien la tiene no puede ser herido por eso en estos momentos
Soren es invencible por así decirlo. ¡Espero
que comentes pronto! Saludos.
Lu.
Pdt: Se que me estoy tardando en publicar
pero es porque no hay lectoras, cuando vea comentarios, publico.
El giro que le diste woow me encanta como escribes!! No puedo creerlo Debra y Soren :3 justo como lo predije haha pero aiin Will aun podria amar a Debra...decisiones decisiones!! Me pone triste la idea de que su amor pudo y no fue... me recuerda a un ex y ahora que lo veo, es extraño a pesar de que ambos estamos con alguien mas!! jaja ya quiero saber que pasa!! Que cosas se te ocurren de verdad me dejaste muy inquieta!!
ResponderEliminarSi ya se que no hay lectoras que triste =( pero porfa no te tardes en publicar...
Celeste!!
Luuuuuuuuuuuu !!! :') :') :') Volviste a publicar después de tanto tiempo !! No sabes la alegría que me causa !!
ResponderEliminarDe verdad, ya había perdido las esperanzas desde hace muucho, porque tú bien sabes que adoro tus historias... y de repente... entro... de pura casualidad... y ahí está: "Por Luciana... hace dos semanas" hahahaha :') :') NO SABES MI EMOCIÓN !!! :D :D :D :D :D :D :D
Espero que regreses de corazón.
Saludos y mucha, mucha inspiración, que tus letras hablan.
Nessy