- Enserio quieres probar?- pregunto con un rostro pícaro. Yo asentí con la cabeza y me senté en la hamaca.
- Me vas ha enseñar o ya te achicaste?- pregunte con dureza.
Siempre ponía la dureza como un campo de fuerza cuando tenia miedo y ahora lo tenia, un poco talvez pero lo tenia y una vocecilla dentro de mi me decía una y otra vez que lo que estaba a punto de hacer era totalmente estúpido aun que solo sean cigarros.
- Solo quiero advertirte que estos no son los normales ok –dijo el y se sentó a mi costado.
- A que te refieres con eso.
- Son hechas de flores secas de Ignibus.
- Ignibus significa incendio en latín- dije en un susurro tratando de reconocer ese nombre. Abrí los ojos como platos al recordarlas.- Son como un tipo de marihuana pero mucho mas fuerte, para que nos haga efecto!- hable rápidamente y me quede en silencio. Que estaba a punto de hacer?
- Exacto por eso las fumo aquí y no adentro. Aun quieres?- pregunto y me puso el cigarrillo en la cara.
Ahora que lo veía bien era algo rustico por que lo había hecho Nicholas. De el emanaba un olor muy dulce pero a la vez algo acido y refrescante. Lo tome entre los dedos y mire los ojos de Nicholas.
- Soy la primera que traes aquí o siempre traes a tus amigas?- le pregunte con recelo, el me miro algo confundido. – contesta.
- Eres la primera- dijo rápidamente y acerco su rostro mas a mi- y podrías ser la única.- hablo mientras cogía el encendedor y lo prendía con rapidez, parecía algo impaciente. le di el cigarrillo algo nerviosa para que el lo prendiera.
- No te pasara nada, yo estaré aquí- dijo y me sonrío ligeramente.
“Exactamente eso era lo que me preocupaba” pensé, no estaba haciendo bien, era una estupidez pero aun así quería hacerlo, quería que él me tomara enserio, que no solo me viera como una niña. Lo quería a él y si tenia que hacer esto para gustarle lo haría a pesar de que era una locura. Tome el cigarrillo entre mis dedos, ahora estaba prendido. Estuve a punto de inhalar cuando se escucharon sonidos en el bosque. En menos de 10 segundos apareció una chica. Su piel era muy clara, tenia los labios pintados de rojo fuerte y el cabello negro recogido en una coleta despeinada, vestía totalmente desaliñada, parecía recién levantada de la cama pero con un estilo algo roquero.
- Oye Nick pásame uno pues!- dijo refiriéndose al cigarrillo, supongo por que había sentido el olor dulzón a metros de distancia. Lo dijo tan rápido que ni siquiera se percatado de mi. Nicholas se quedo en silencio y la chica recién me miro.- Oh mierda! Así que si iba enserio lo de corromper a la hermana de Leo, estas loco! Quieres que te despedace vivo no?!- pregunto divertida. Al parecer estaba tan borracha o drogada que no se daba cuenta de lo que en verdad decía.
Mire a Nicholas con frialdad absoluta, las lagrimas no querían salir se secaron, no había lagrimas solo odio hacia el, había sido una completa estúpida. La frialdad me cubrió por completo, como siempre solía hacer cuando alguien me hería.
- Así que corromperme?- pregunte con frialdad mientras me paraba. Tome el cigarro en mis manos y lo estruje para que el fuego prendiera mi llama. Al principio sentí un ardor tremendo pero no me importo, era el castigo que merecía por ser tan ingenua.
- Déjame explicarte, Dariana no sabe lo que dice, esta muy drogada- hablo el mientras se paraba y trataba de acercarse a mi. Mi mano prendida en llamas hizo que el parara en seco.
- No te me acerques Nicholas- dije con la mano apuntando a su pecho.- confíe en ti, pensé que eras mi amigo, pero todo era un simple juego no?
- No, Lily…
- Cállate!- le grite. Hice una bola más grande de fuego en mi mano y en vez de lanzársela a el, la lance a su pequeño escondite de cigarros y licor. El licor hizo que el fuego se expandiera con tal violencia y rapidez que ocurrió una pequeña explosión que nos hizo caer al suelo a los tres.
- No!!!- grito Nicholas con fuerza y me miro con odio, tanto odio que me dio miedo.- me las vas a pagar mocosa!- grito.
Salí corriendo de allí, deje a Dariana llorando y riendo como una desquiciada y a Nicholas tratando de sacar lo que quedaba de su preciosa Ignibus. En ese momento no me importo mi pie ni nada, solo quería entrar a la urbe y estar segura. Cuando estaba ya por la mitad del camino las lagrimas comenzaron a caer sin cesar. Había sido tan tonta. Escuche alguien correr tras de mi, me asuste al pensar que podía ser Nicholas, trate de correr mas rápido pero el pie me lo impidió, sentí como unos brazos fríos me rodeaban por la cintura. Patalee y grite tratando de safarme como si la vida se me fuera en ello.
- Shuu cállate Lilian te van a oír- dijo Josep y me llevo hacia unos matorrales.
Existieron unos minutos de tensión en los que los dos nos quedamos escondidos y en silencio hasta que paso primero Dariana a tal velocidad que supe que era una hija de Fleaur, 5 minutos después paso Nicholas, parecía muy molesto, al parecer no había logrado salvar nada, lo único que había logrado era mancharse la ropa.
- Josep?- susurre después de que ellos dos desaparecieron en el bosque.
- Lamento que te pasara esto…trate de advertirte- hablo el algo nervioso.
- Viste todo?- susurre y el asintió con la cabeza.- como…como sabias que estaría aquí?- Josep suspiro y me miro a los ojos.
- Conozco a Nicholas desde hace mucho. Dariana, Nicholas y otros cuatro muchachos pertenecen a un grupo, lo llaman el circulo y hacen cosas estúpidas como estas.
- También perteneces a ese circulo verdad? Por eso sabias donde estaba, por que eso dijiste que no me acercara a Nicholas, por que sabias sus intenciones, tu también eras parte de esto!- dije y cada vez mi voz fue subiendo de tono y trate de alejarme de el. El me tomo de la muñeca he hizo que me quedara quieta.
- No pertenezco a ese grupo, jamás quise o querré hacerlo.
- Entonces? Como sabias todo eso?
- Mi hermano perteneció al circulo, antes de morir el era el líder es por eso que todos me tienen un cariño significativo y me tienen cierta confianza con migo. Apenas llegaste y estabas inconciente por los sedantes mi padre me dejo con tigo para protegerte y fue allí cuando escuche todo lo que Nicholas planeaba. Trate de advertirte pero eres tan necia!- suspire y me deje caer en la hierva. Josep soltó mi mano y también se hecho a mi costado, mirando el cielo igual que yo. En ese momento solo quería que la tierra me tragara.
- Soy una estúpida- dije con completa certeza
- No, no lo eres. Solo eres una niña.
- No, no lo soy!- dije molesta
- Entonces eres muy ingenua- concluyó él sin mirarme.
[…]
Abrí los ojos y vi a Leo apoyando la cabeza en mi regazo, se había quedado dormido. Observe la habitación un poco desorientada, era un cuarto de hospital, como cualquier otro, blanco y lleno de maquinas solo que este tenia a un costado una gran ventana con las persianas cerradas. Vi mis manos, tenia una intravenosa en la mano derecha y un oximetro de pulso en el dedo índice de la mano izquierda. Vi a Leo con mas precisión, estaba sentado en un sillón y por eso tenia medio cuerpo en la cama, trate de acercarme pero sentí como unos tubos en mis orificios nasales me lo impedían ligeramente. “Así que también tenia un respirador” me dije mientras trataba de recordar que es lo que había sucedido.
- Leo- susurre al recordar completamente todo – Leo- volví a decir con mas fuerza mientras le acariciaba la cabeza.
- Ali?- pregunto el repentinamente – hay, por fin despertaste- dijo mientras me tomaba de la mano con suavidad y le daba un ligero beso justo debajo de la intravenosa. Le sonreí ligeramente.
- Por favor, dime que no estoy embarazada- dije rápidamente y la angustia se reflejo en sus ojos igual que en los míos. – después de unos segundos negó con la cabeza.
- Aun no saben lo que tienes, han descartado el embarazo y las enfermedades humanas, dicen que quizás…- se quedo en silencio, su mirada era de profunda preocupación
- Quizás que?- pregunte rápidamente
- Quizás tienes alguna enfermedad de nuestra raza Ali.- dijo al fin
- Y eso es muy malo?- pregunte pero el no contesto- Leo!- volví a insistir- por favor dime, que creen que tengo.
- Chailleadh – concluyo y yo lo mire confundida – es la enfermedad que afecta los dones, existe una perdida progresiva, es poco común ya que solo afecta a los híbridos y tu…y tu tienes algunos síntomas: los desmayos, mareos, perdida de la memoria….-me quede en silencio y las lagrimas comenzaron a caer por mi rostro. Ahora entendía por que no recordaba mis visiones, era esto. Leo me abraso con fuerza pero con sumo cuidado como si me fuera a romper.
- Si pierdo mis dones- sollocé en su oído- moriré verdad?- pregunte y Leo me abrazo con más fuerza como si me fuera a ir si me soltaba un poco, sentí su dolor y su angustia en cada latido de su corazón, en mi piel, en su piel y en sus ojos azules. Tan solo verlo así me partía el alma, pensar que lo dejaría solo me asustaba más que la propia enfermedad.
- No pienses en eso, aun nada esta dicho!- dijo rápidamente- tienes más síntomas y no concuerdan con esa enfermedad - hablo mientras se alejaba de mi y se paraba a mi costado.
- Cuales?
- Los múltiples moretones- dijo y me destapo ligeramente las piernas. Tenia un sinfín de hematomas igual que mis brazos, todos de diferentes tonalidades que iban de morado a verde.
- Pero que rayos- dije algo asustada.
- Me preguntaron si te pegaba o si te habías caído varias veces.
- No me caí y tu no me pegas- dije rápidamente
- Lo se.- hablo el y se sentó nuevamente en el sillón
- Cuanto tiempo ha pasado?- pregunte después de un prolongado silencio.
- Has estado inconciente casi todo el día- hablo el con tristeza. Suspire con fuerza.
- Mi hermano, tus primas, que paso con ellos?
- Eso no importa ahora!-grito Leo cargado de impotencia.
Di un ligero respingo en la cama por el susto que me había pegado su repentina voz elevada y al darse cuenta de lo que había hecho me miro en silencio.
- Lo…lo siento- dijo rápidamente y ya no soporto mas.
El Leo fuerte que había conocido toda mi vida se resquebrajo frente a mis ojos y comenzó a llorar, unas cuantas lagrimas cayeron por sus mejillas, cada lagrima significaba para mi una apuñalada en el corazón. Apoyó su rostro en sus manos y trato de secarse las lagrimas con rapidez.
- Lo lamento, no debí de resquebrajarme así- hablo rápidamente.
Las lagrimas ya habían vuelto a caer por mis mejillas no por el hecho de que talvez moriría pronto, llena de dolor y confusión sino por el hecho de que dejaría a Leo solo en este mundo, por que al fin todo estaba tomando sentido y tenia que ocurrirme a mi. Lloraba de impotencia, de dolor, de miedo.
- Ven aquí- le susurre mientras me hacia a un costado para que se echara a mi lado.
- Ali…- dijo el negando con la cabeza.
- Lo único que necesito ahora es tenerte a mi lado para saber que siempre estaremos juntos- susurre. Los ojos de Leo se volvieron brillantes pero aguanto las lagrimas, se puso a mi costado y beso mis labios con delicadeza.
- Te amo- susurro mientras acariciaba mi rostro- más que a mi vida, más a que a todo, te amo.- volvió a decir.
- Y yo a ti- dije, me apegue más a su pecho y comencé a llorar, se que el también lo hacia pero no dijimos nada y así nos quedamos dormidos.
[…]
Escuche que alguien tocaba la puerta y aclaraba su garganta. Abrí los ojos con cautela y solo vi a Ali muy cerca a mi, durmiendo, tan frágil y hermosa como siempre solo que ahora tenia esa tonalidad pálida en su piel que me asustaba tanto y las ojeras moradas que demostraban que no había parado de llorar hasta quedarse dormida y que algo en su frágil cuerpo estaba mal. Vi la puerta de la habitación, allí parado estaba el doctor Mark.
- Leon- dijo el hombre de cabello cano y mirada dura. Vestía como todo doctor una bata blanca y tenia como siempre una cruz en el cuello, de madera y no de metal como se solía utilizar en las batallas.
- Doctor Mark- dije mientras me paraba de la cama con sumo cuidado para no despertar a Alice.
- Podemos hablar afuera?-pregunto el hombre y yo asentí con la cabeza, me puse las zapatillas con rapidez y lo seguí en silencio.
- Alguna novedad?- pregunte apenas salimos de la habitación. El hombre negó con la cabeza.
- Descartamos todas las enfermedades de nuestra raza, solo nos falta descartar la enfermedad Chailleadh pero sabes que para eso ella debe de estar conciente. – asentí con la cabeza, me habían explicado el procedimiento de ese examen un día antes.
- La despierto?
- Si, hacer esa prueba dura horas y los resultados suelen salir en 3 o 4 días así que quisiera hacerlo rápido.- asentí con la cabeza, estaba apunto de entrar a la habitación cuando me di la vuelta.
- Doctor Mark! Los moretones? aun no saben que son?- el hombre negó con la cabeza.
- Es como si su cuerpo se rehusara a estar infectado por algo que le esta haciendo daño pero no sabemos que. – asentí con la cabeza y entre nuevamente a la habitación.
[…]
Estaba en mi habitación, echado en la cama observando el techo de madera, esperando a que Sebastian o alguien me llamara para que hiciera algo bueno en la vida o me dijeran alguna novedad de Alice pero nada.
Antes, hace ya mucho, cuando aun vivía en la urbe con mi madre ella me había alentado tantas veces para que estudiara en la universidad. Derecho, eso quería pero ahora era un sueño casi imposible, por que las personas de esta urbe creían que nosotros nos limitábamos mucho al tratar de parecer humanos normales pero que pasaba si yo quería ser alguien así? No me culpen, mi madre me habia enseñado desde pequeño que eso era lo mejor, ser un humano normal y no un Anastie. Ahora no se que creer, solo se que aun no encuentro un lugar en el que encaje.
Las puertas de mi habitación se abrieron y Lidia entro con rapidez.
- Valla!- dijo ella con algo de sorpresa- pensé que jamás te encontraría, este lugar es tan grande.
La observe estupefacto, ya no llevaba el traje negro y ajustado, ahora tenia puesto un vestido celeste agua que caía hasta sus rodillas, no llevaba chaqueta y sus hombros estaba desnudos. Era como si estuviera en un típico día de primavera solo que en este caso estábamos casi por los 6 o 8 grados, pero era una Anastie y eso no importaba mucho. Ese era un punto que nos diferenciaba a los dos, ella estaba orgullosa de serlo y yo…y yo aun no sabia que sentía por serlo.
- Que haces aquí?- le pregunte mientras me sentaba y la observaba con más detalle
No la había visto desde que tenia 14 que fue el momento en que nos separaron, pero la verdad es que seguía igual, tan hermosa como siempre, tan Lidia, perfecta y la vez simple, callada pero con el carácter fuerte, sincera y amable en fin Lidia. Y aun que no había perdido el contacto con ella por las cartas que nos mandábamos ocasionalmente, hace más de un año que no sabia como estaba.
- No puedo venir a visitarte? No tuvimos tiempo de hablar ayer por la tensión que se vivía en ese momento y has estado algo….escondido.- contesto ella y sin permiso se sentó a mi costado.- que ha sucedido con esa chica?
- Alice? Esta enferma por eso me he mantenido pendiente de ella.
- Alice…- susurro.- no es la misma de la que me hablabas en tus cartas?- pregunto con algo de sorpresa.- la muchacha de la cual estabas tan enamorado? Por la que sentías cosas iguales o más fuertes que las que sentiste por mi…- culmino en un ligero susurro.
- Es ella.
- Y ahora esta con Leo! pero que descaro!- dijo algo furioso
- Ellos se aman Lidia y yo ya no ciento nada por ella, es como mi hermana.
- Aja, si claro.- dijo sin creerme
- Es la verdad y si quieres no me creas- dije algo malhumorado. Puse mis manos detrás de mi cabeza y me eché en la cama, solo quería ver nuevamente el techo y que Lidia entendiera que no estaba de humor para hablar con nadie.
- Que sientes por mi David?- pregunto mientras se apoyaba en mi pecho. Abrí los ojos y vi su rostro a centímetros del mío.- ya perdiste los sentimientos que tenias por mi igual que por Alice?
Me quede en completo silencio. Las puertas de mi habitación se abrieron nuevamente, gire el rostro con rapidez para ver quien era.
- Hay perdón, no sabia que estabas ocupado- dijo Eve con Yue en sus brazos y cerro la puerta con rapidez.
- Mierda! Eve espera!- hable rápidamente, me levante con rapidez y Lidia cayó a un costado de mi cama.
Por ese minuto no me importó nada, solo Eve y la impresión que se debía de haber llevado por lo que acaba de ver.
- Eve!- dije al salir de la habitación. Ella aun estaba parada al costado de mi puerta. Apoyada a la pared, solo veía a Yue entre sus brazos. Me miro con esos hermosos ojos y su rostro algo ruborizado.
- Pero que vergüenza, debí de tocar la puerta, lo lamento David.- dijo rápidamente, negué con la cabeza enérgicamente
- No pasa nada
- Malogre tu momento…- susurro aun llena de vergüenza
- No malograste nada por que no pasaba nada.
- Pero…
- No se lo que Lidia trataba de hacer en ese momento pero yo no estaba enterado de nada - dije y le sonreí ligeramente a lo que ella también sonrío- para que venias?
- Yue acaba de decir “mamá”- dijo con un brillo de felicidad en los ojos, hace mucho que no la había visto tan contenta. Le sonreí aun más y acaricie la cabecita de Yue, segundos después le di un ligero beso en la frente.
- Es estupendo Eve! Te dije que tarde o temprano lo haría- hable con alegría
- Si lo se por eso vine apenas lo dijo, quería que fueras el primero en saberlo aun que no sea gran cosa para otros pero…- le acaricie el rostro sin poder evitarlo.
- Para mi es muy importante, gracias.- ella asintió con la cabeza y luego miro detrás de mi hombro.
- Ve hablar con ella, ya nos veremos en el almuerzo- hablo y dio media vuelta. Gire para ver a Lidia saliendo por mi puerta. “Mierda, me fregué” pensé mientras ella me miraba con total frialdad.
[…]
Leo me había dicho que para la prueba de Chailleadh tenia que estar despierta, primero por que tenían que hacer exámenes con mi fuego control y para eso no podía estar inconciente y dos, me tenían que sacar muestras de la medula ósea y tenia que estar conciente para que no hubiera peligro de prenderme en llamas por el dolor.
Las horas pasaron y con ellas las pruebas mas difíciles. El hospital de la urbe esta muy bien equipado, lleno de instrumentales creados especialmente para los de nuestra raza, sin embargo eso no impedía que cada prueba doliera menos que la anterior. Ahora estaba sentada en una camilla, esperando a que me penetraran con la aguja en la medula.
- respira profundo- hablo la enfermera.
- Dolerá?- pregunte aun que ya sabia la respuesta, la mujer no respondió- es igual o peor que cuando lo hacen con los humanos?- pregunte nuevamente
- Peor- concluyo ella- ahora respire profundo y por favor no se mueva.
- Esta bien- hable y respire profundamente. Sentí como un pinchazo que ardía entraba dentro de mi. Era como si me estuvieran abriendo por dentro. Cerré los ojos con fuerza y me aferre de la camilla para no caer.
- Hay- se me escapo mientras las lagrimas caían por mis mejillas.
- Respira, ya casi termina- hablo la mujer.
- No, no termina - dijo otra voz de mujer, algo en ella me parecía tan conocida pero no recordaba quien era. Solo podía estar segura de algo, no era Sofía pero la voz le pertenecía a alguien joven.
- A que te refieres?- pregunte en mi subconsciente. Era como si ya no estuviera en la habitación del hospital, ni siquiera sentía la aguja clavada en mi espalda. Vi mi cuerpo, estaba parada y completamente desnuda en un lugar totalmente negro.
- A que recién empieza, es tu destino – dijo la voz femenina y apareció ante mi.
La muchacha tenia el cabello suelto y hasta la barbilla, de color rubio tendiendo a blanco, su piel era tan blanca como un papel, sus ojos grandes y dorados muy parecidos a la miel más dulce que había visto, pero me miraban con tonta tristeza que dolía. Tenia un vestido blanco, ceñido a su cuerpo pero lo que mas resaltaba en ella eran sus manos, tenían un fuego que cambiaba de azul a rojo con rapidez y también a un extraño color transparente que parecía agua que tuviera vida propia como el fuego.
- Quien eres? Que quieres de mi!- pregunte con lagrimas en los ojos, el hecho de que ella estuviera allí me acongojaba y aun no sabia la razón.
- Mi nombre no importa ahora, solo lo que pasara desde este momento en adelante.- dijo con calma- prepárate Alice por que toda tu vida cambiara. Tienes que ser fuerte, no importa lo que dejes atrás, todo sacrificio abra servido de algo.
- No entiendo a que te refieres.
- Ha que te he elegido Alice, pronto lo entenderás…
[…]
- Cuanto tiempo más nos esconderemos aquí?- pregunto Jessie impaciente
- Cuanto tiempo sea necesario- hablo Jocelyn
- Parecemos ratas!- se quejo Jessie
La alcantarilla era húmeda y fría, tenia ratas por doquier y eso a Jessie le incomodaba tanto, había pasado de ser una soldado fiel a la urbe a ser la fiel de una loca. Scarlett había perdido los cabales después de el incendio que causo en el refugio de Fox y ahora solo se guiaban por sus locas visiones de que la acción estaría centrada en la urbe de los Incidere Parvati pero eso a nadie le constaba. Aun así como llegaron allí y se escondieron en las alcantarillas de la ciudad para no ser vistas hasta que Scarlett tuviera otra visión y viera que es lo que podían hacer.
- Si nos entregamos ahora podemos echarle toda la culpa a ella- hablo Jessie tan desesperado como jamás había estado. Se sentía sucia, ya no se reconocía y solo quería que todo terminara pronto aun que eso significara entregarse y vivir en una celda el resto de su vida.
- Estas loca!- susurro Jocelyn
- Nadie me va traicionar- hablo Scarlett que aparecía entre las sombras detrás de Jocelyn. Estaba completamente despeinada, tan flaca que parecía anoréxica, con sus pómulos salidos igual que sus omoplatos.
- Entiende Scarlett si seguimos aquí moriremos de hambre, ya se nos van a acabar la comida, por lo menos afuera tendremos que comer y una buena cama, hasta nos podrían perdonar la vida!
- Nadie les perdonara la vida- dijo una voz detrás de Jessie.
- Que?- pregunto Jessie. La sangre se le helo tan solo escuchar esa voz, giro la cabeza para ver quien estaba pero ya era demasiado tarde.
El ser de capa oscura la tomo del cuello con sus manos enguantadas y con un doblez certero le rompió el cuello. El cuerpo de Jessie cayó sin vida al suelo, Jocelyn grito de horror, observo a ese ser que tenia una mascara negra y estaba tapado de la punta de la cabeza hasta los pies.
- Eres la siguiente- susurro.
Jocelyn no tuvo ni tiempo de prender su fuego con el encendedor. Aquel ser se le acerco con una daga en la mano y se la metió directamente al corazón. Para cuando el cuerpo de Jocelyn choco el suelo, Scarlett ya tenia las manos prendidas en fuego casi amarillo por que no tenia muchas fuerzas.
- No te me acerques- grito y trato de retroceder unos pasos.
- No lo haré- respondió el ser de negro y con un rápido movimiento le lanzo una bola de fuego azul a los ojos de Scarlett. Scarlett grito con fuerza, el fuego consumió todo por dentro dejándola con las cuencas de los ojos vacíos y con una expresión de dolor y terror permanente en el rostro.
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Hola! Espero que les guste el capitulo y las nuevas fotos de los personajes :) al fin encontré a la perfecta Yue, estoy tan feliz por eso ^^.
Lu
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