- Eres la persona más opuesta a mi Sky y por eso jamás te dejare ir, te guste o no. Así que ahora dime, Dubai o la casa de mis padres?- pregunto Henea.
Sky le acaricio el rostro, justo donde estaba ese feo corte en la mejilla que le habían hecho en la batalla de hace unos días. Henea serró los ojos, talvez por que ahora se sentía horrible por tan grande cicatriz o por tan agradable contacto, lo cierto era que Sky la veía mas hermosa que nunca.
- Obviamente Dubai, sabes que necesitamos un descanso e ir a la casa de tus padres no es precisamente eso- dijo ella
- Hay Sky! Sabes que algún día les tendremos que decir que somos más que mejores amigas, ya sabes…
- Novias?- pregunto Sky y le sonrío.
- Si novias.- dijo ella con total seguridad y Sky sonrío.
- Es la primera vez que lo dices en voz alta. – dijo y le tomo de las manos- Si estas lista para eso, vamos a la casa de tus padres.
Estuvieron a punto de darse un beso pero supe que eso seria realmente incomodo para mi, tomando en cuenta que esa escena estaba ocurriendo en mi habitación. Aclaré mi garganta y Henea se alejo de Sky ruborizada.
- Lo siento Sofi, creímos que…
- No se preocupen- dije con una ligera sonrisa y me recosté con algo de dolor. El vientre aun me dolía igual que cada uno de mis huesos pero aparte de eso estaba bien.
- Hemos venido a despedirnos. Solo queríamos que estés consiente para eso.- dijo Henea. Asentí con la cabeza.
- Jey nos explico tu plan antes de irse con Vladimir. Estas segura de lo que harás?- pregunto con el seño fruncido y yo asentí.
Jay se había ido hace dos noches. Le había escuchado despedirse pero no había podido abrir los ojos para decirle cuanto lo extrañaría. Me prometió que cuidaría a mis hermanos, que los asesoraría con las nuevas reglas, con el nuevo consejo que se formaría. Y Vladimir me prometió su lealtad y estar con mis hermanos era como me pagaría.
- Tengo que quedarme a aprender mas sobre los dones que tengo, esta es la única forma.
- Lo sabemos pero Jay también puede enseñarte…estar cerca de Leo no te va ha hacer bien-dijo Henea con cariño y me acaricio la mano. Ahora comprendía que Jay no les había explicado sobre lo que en verdad planeaba hacer. Suspire con fuerza.
- Leo no importa chicas. Ya no- dije y mire ligeramente a mi derecha, donde estaba Alexander sentado. El me sonrío y yo hice lo mismo.- ahora lo único que importa es saber controlar los dones que tengo.
- Esta bien, si esa es tu decisión. Te deseamos la mejor suerte del mundo- dijo Sky y me abrazo con fuerza. Henea hizo lo mismo después de un minuto.
- No hagas locuras por favor- me susurro y yo asentí nuevamente.
[…]
Ya han pasado 5 días desde que los Incidere Parvati nos rescataron.Como Scarlett había quemado nuestro hogar no tuvimos otra opción que mudarnos con los Incidere Parvati, no sabia exactamente el lugar, solo sabia que estaba en Roma, en un bosque extenso y que mi nueva casa era un castillo muy parecido al castillo de Windsor y hasta mucho mas grande. Con grandes bosques a su alrededor y casi una ciudad amurallada por dentro era muy difícil de perderse.
Estaba a punto de llegar tarde al lugar en el que Leo me había citado aquella mañana pero como dije antes, era muy difícil ubicarse en este lugar. La gente iba y venia con normalidad, sin temor de mostrar sus dones, caminando codo a codo, mano a mano Anastie con hijos de Fleaur como si fueran una raza única y no tuvieran diferencia alguna. Habían mas híbridos como yo de los que podía contar y eso de alguna manera me hacia sentir menos especial aun que como ya lo había dicho uno de los sacerdotes del lugar, nunca había visto que existieran dos gemelos con el mismo poder, generalmente al ser concebidos este don era repartido pero en Sebastian y en mi se habían conservado los dos dones, lo que nos hacia mucho mas fuertes pero no únicos.
Ya que era un hecho de que llegaría tarde a mi cita con Leo, decidí correr por uno de los tantos patios de piedra que tenia el castillo. En el centro había una gran pileta de la que brotaba agua por la boca de un enorme dragón, también habían una variedad finita de rosas de todo los colores, su olor exquisito embargaba todo el lugar, mas al fondo casi por una de las puertas y los grandes arcos de piedra habían algunos soldados. Los reconocí por su capa color verde y sus cabellos recogidos en colas altas no solo de las mujeres sino también de aquellos hombres que llevaban el cabello un poco largo. Vi a pesar de la lejanía el cabello rebelde de Jena, amarrado en una coleta ajustada. Su rostro aun seguía con ojeras por llorar todas las noches, la perdida de su padre aun le dolía tanto. John estaba a su costado, igual de cansado pero el parecía derrotado más que todo. Corrí hacia ellos sin pensarlo dos veces y jale a Jena antes de que se metiera nuevamente al castillo con los demás soldados.
- Pero que haces?- le pregunte algo confundida.- pensé que las guerras y las batallas habían terminado para nosotros por un tiempo…
- Para mi no Alice- hablo Jena con frialdad, consumida por la tristeza era la única cara que podía mostrar para no resquebrajarse.
- Jena…tu tenias planes- insistí al recordar la conversación que ella tuvo con John que por cierto, nos esperaba a cierta distancia.
- Alice tu no entiendes por que no has perdido a nadie importante pero yo he perdido a mis dos padres y los extraño mas que a mi vida, es por eso que he tomado esta decisión. No quiero que haya mas gente como yo que se queda huérfana por una guerra sin sentido y solo luchando podré aportar algo.
- Jen…- la voz se me resquebrajo y mi labio inferior comenzó a temblar indicando que estaba a punto de llorar. Jena tomo mi mano con fuerza.
- Eso no quiere decir que me aleje de ti Alice, solo voy a proteger a mas gente así, me comprendes verdad?- asentí con la cabeza.
- Te quiero hermana del alma. Adiós
- Adiós.- dije con tristeza y Jena desapareció junto a John.
Camine hacia el castillo en silencio. Saber que Jena se entrenaría para combatir al frente era algo que me había dejado sin ánimos. Vi con algo de asombro como Leo aparecía de improviso y se plantaba delante mío, me tomo por la cintura y me atrajo a él con suma normalidad.
- Que pasa? Pensé que me habías dejado plantado- dijo el y yo negué con la cabeza y me acurruque en su pecho.
- Jena se va a ir a combatir…- susurre
- Lo se- dijo el ahora con un tono serio. Lo mire algo extrañada- me lo dijo esta mañana…si tu quieres puedo dejar la sorpresa para otro día- agrego rápidamente y yo negué rotundamente con la cabeza.
- Se que has estado organizando esto desde que has podido estar de pie sin caerte- dije y le sonreí tratando de olvidar a los demás, ahora solo Leo existía. – ha que esperas?- le pregunte mas sonriente que nunca.
- Sabia que no te negarías- dijo el igual de contento y me beso en los labios, un beso suave que hizo que llegara a las nubes.- ya veras que a Jena no le pasa nada, solo necesita despejar su mente y sabes que la mejor manera de hacerlo es luchando- asentí con la cabeza, era totalmente cierto. Leo comenzó a llevarme por unas escaleras de caracol que me hicieron recordar a la urbe en Londres. – además esta con John- prosiguió con tranquilidad aun que se notaba ansioso por la forma de caminar y por el ligero apretón que hacia con su mano enlazada a la mía.
- Tienes razón- dije con más animo. Leo tenia razón, a Jena no le pasaría nada.
- cierra los ojos- dijo Leo
- Leo…
- Por favor- pidió haciendo un pequeño puchero que nunca antes había visto. cerré los ojos.- ya veras te encantara- dijo mientras se posesionaba detrás de mi y me tomaba de los hombros para guiarme. Llegamos a un pasillo largo, ya sin escalerillas, caminamos de frente y luego comenzamos a subir unos cuantos peldaños más.- recuerdas aquella vez que te deje subir a mi escondite?- me pregunto al oído.
- Si lo recuerdo- dije, y como olvidar lo guapo que te veías ese día, que me diste tu chaqueta y sentí la brisa de la ciudad? Pensé pero no dije nada.
- Extrañaba ese lugar, tanto que decidí buscar uno que se pareciera en este castillo.
- Y lo encontraste?- pregunte y gire la cabeza pero antes de abrir los ojos Leo me los tapo con la mano derecha.
- Si- me susurro.- gira y lo veras, solo que esta vez, este será nuestro lugar secreto, solo de los dos.- concluyo. Gire ligeramente y abrí los ojos.
Delante mío había una ventana serrada. Vi los peldaños que acababa de subir y descubrí que eran hechos de madera, Leo los debió de haber construido para que lograra subir sin dificultad. Vi a mi alrededor, todo el lugar estaba rodeado de un montón de cajas, era un deposito.
- Un deposito?- pregunto algo extrañada
- Lo que esta afuera boba- dijo el y abrió la ventana.
Entre casi a gatas, la ventana eran un tanto pequeña pero lo suficientemente grande para que entrara Leo. Al salir por la pequeña ventana observe un hermoso invernadero lleno de flores de todos los colores y tamaños. En el suelo había una alfombra negra de pelusa, llena de cojines de colores a su alrededor un tanto viejos, supuse que todo esto lo había sacado del deposito.
- Leo esto es increíble- hable mientras observaba toda la estancia.
- Lo se- Dijo Leo que me abrasaba por la cintura y recostaba su mentón en mi hombro derecho.- y lo mejor de todo…es que es solo para los dos- susurro a mi oído.
Mi cuerpo reacciono al instante, una electrizante sensación recorrió mi columna vertebral. Leo lo sintió y su respuesta no se hizo esperar. Beso el lóbulo de mi oreja y luego deslizó sus labios por mi cuello. Cerré los ojos y me deje llevar suspirando ligeramente. Había añorado este momento hace tanto tiempo que talvez era con lo que soñaba todos los noches. Repentinamente Leo me giro para estar frente suyo, me miro con esos ojos azul noche que siempre me atrapaban por completo. Sin decir nada lo bese con todas las ganas que tenia contenidas, me aferre a su cuello mientras el me tomaba de los muslos y me levantaba en el aire.
- Te amo- susurro entre besos mientras me recostaba con delicadeza en la alfombra.
- Yo también te amo Leo- susurre y poco a poco le fui despojando de su polo negro.
Leo se separo ligeramente de mi para terminar de quitárselo. Vi su cuerpo formado, su perfecto rostro y esos cabellos dorados tan alborotados. Sonreí sin poderlo evitar y comencé a reír sin parar.
- Pasa algo? – pregunto Leo extrañado mientras se sentaba a mi costado. me recosté ligeramente he hice que el se echara para que yo pudiera apoyarme en su pecho.
- Sabes por que rió? – le pregunte a Leo aun sonriente y el negó con la cabeza mientras ponía sus manos detrás de la cabeza.
- Por que estas algo loca- pregunto en son de burla
- No tonto, por que jamás creí que mi vida fuera tan feliz.- dije y le di un beso ligero mientras me acercaba un poquito más a el.- estar a tu lado Leo, es como estar en un caos permanente....- le quite algunos cabellos de los ojos mientras el me miraba sin decir nada- y de alguna manera eso me encanta, vivir a tu lado me encanta!- hable y una sonrisa grande le ilumino el rostro- y ya no tengo miedo de decirlo, soy la persona mas afortunada por tenerte Leo Herion.
- No…- hablo y en un movimiento rápido giro y ahora era yo la que estaba echada.- yo soy la persona mas afortunada del mundo por tenerte a ti, por que encontré a la única persona en este mundo que enserio me complementa. Antes de ti Alice, mi vida era muy miserable y cuando te vi la primera vez…ese día de clases, cuando estabas escondida debajo de tu capucha ploma y me mirabas desde un rincón. Parecías tan asustada, Dios! Como quería protegerte. Y luego apareció Libby…- le tape la boca con mi índice.
- Shuu. Eso no importa.- susurre. El asintió ligeramente con la cabeza. Al comprender que el asunto de Libby aun me dolía tanto que prefería no hablar de el. El me acaricio la mejilla con cariño.
- Ali- susurro Leo después de un largo silencio- un día me dijiste que ya no existía el Leo del que te enamoraste.- abrí sorpresivamente los ojos.
- Leo eso ya no importa…- el negó con la cabeza.
- Déjame terminar.- asentí y me quede en silencio- es cierto Ali
- Que?
- El que conociste al principio era…- suspiro con fuerza como si le costara decirlo- una persona rencorosa y egoísta , solo pensaba en si mismo, se dejaba llevar por el rencor guardado. Pero llegaste tu Ali y si, me has cambiado por completo, gracias a ti soy una mejor persona. Por eso yo soy el afortunado.- concluyo y me beso con vehemencia.
Poco a poco fue desabrochando la ligera chompa azul que llevaba puesta. Me sonrío picadamente y me pidió permiso con la mirada para que me pudiera quitar el polo de tiras. Asentí con la mirada y con mucho cuidado fue quitándome el polo. Apenas lo hizo me beso con más pasión. Sentí el contacto con su piel ardiente, ya no me quemaba en absoluto, es más, era algo que mi cuerpo añoraba a cada instante desde que lo conocí.
Se escucho un grito desgarrador que rompió nuestra burbuja de tranquilidad en un segundo. Leo se tenso al instante y se paro de un brinco.
- Ese grito…
- Era de Sofía!- concluí.
[…]
Me levante de la cama, estaba con un horrible camisón blanco y con una ligera ropa interior pero a pesar de eso y de que solo tenia una manta encima, no tenia frío, absolutamente nada. Vi la cámara que me estaba vigilando en una esquina del techo y sonreí ligeramente. Me observaban como si fuera un bicho raro y si lo era, pero esto ya me estaba poniendo muy nerviosa. Tome la ropa que Henea me habia dejado en el sillón, junto a las zapatillas algo gastadas y me metí en el baño con rapidez. Tome una ducha larga de agua fría, aun no me acostumbrara a la sensación tan extraña de tener dos tipos de fuego en mi piel y también sentir ese ligero frío permanente dentro de mi alma por tener esencia de hija de la luna. Toque mi vientre aun tenia un color morado muy feo, dolía ligeramente pero ya no tanto. Me pregunte si algún día desaparecería ese color.
Al terminar, me vestí con la ropa: unos pantalones grises y un polo algo anchó color negro y las zapatillas. Me peine, mi cabello ya estaba tan lago que podía hacerme una cola alta sin problemas aun que tampoco era tan largo como el de Alice.
- A mi me gusta corto- dijo Alexander que estaba sentado en el borde de la tina.
- A mi también, apenas pueda lo cortare como antes
- Estas segura?- pregunto y pude verlo a través del espejo. Estaba cada vez mas traslucido y eso me preocupaba, no soportaría vivir sin el.
- De cortármelo? Si
- No seas graciosa, eso no.- dijo el y se acerco a mi, puso toda su mano en mi cuello, me atrajo a el y me beso el rostro.- sabes que puedes escapar y nadie lograra capturarte. Eres invencible. – cerré los ojos dejándome convencer por esas palabras pero la imagen de mi padre hizo que olvidara esa posibilidad. Gire ligeramente y me mordí el labio al darme cuenta que yo no podía coger el cuerpo de Alexander. Suspire con fuerza.
- Es algo que tengo que hacer.- fue lo ultimo que dije y salí de allí.
Sky había dejado en mi velador un pequeño encendedor que por suerte los soldados no se habían dado cuenta y así no me lo habían logrado quitar. Lo guarde en mi bolsillo, salí de mi habitación y comencé a caminar por los pasillos laberintozos de aquel recinto tan grande.
- Dime donde esta…- le susurre a Alexander, el asintió con la cabeza y desapareció.
Seguí caminando, vi a algunos guardias que me saludaron con la cabeza, hice lo mismo y nuevamente observe las cámaras que vigilaban todo desde lo alto de los techos. Era un lugar antiguo si, pero muy implementado a pesar de ser gobernado por religiosos conservadores.
- Esta en uno de los patios Sofi, te llevare- dijo Alexander y yo lo seguí en silencio.
Ahora que tenia un guía confiable pude acelerar el paso, casi hasta correr por los pasillos. Llegue en cuestión de minutos a uno de los tantos patios del castillo. Estaba empedrado por algunas zonas y otras estaban llenas de rosales de todos los colores, en el centro había una gran pileta de piedra y en el centro de ella un dragón que botaba en vez de fuego, agua por la boca. Allí, justo en el borde de la pileta circular estaba ella, sentada viendo los rosales y perdida en sus recuerdos.
- Hazlo- susurro la voz de mi padre. Camine hasta Fox con tranquilidad. Ahora ya nada me impediría vengar la muerte de mi padre.
- Fox- dije con la voz algo rasposa. La mujer levanto la vista y me miro con un rostro totalmente demacrado, seguía lamentando la muerte de Charlie.
- Sabia que vendrías- dijo ella con calma.
- Que?
- Sabes…- inicio con la voz ausente- la primera vez que vi en visiones a Leo vivo también vi que con el llegaría mi asesina.- concluyo, hubo un largo silencio entre nosotras. Ya lo sabia, desde hace tanto tiempo y sin embargo no hizo nada.
- Porque no me mataste entonces?
- Por que no podía…cada vez que lo intentaba algo nuevo sucedía y me di cuenta que eras tan buena asesinando a los de tu propia especie que preferí dejar que siguieras. Ahora que Charlie se ha ido, puedes llevarme también con él…- la mire con el seño fruncido, me había utilizado, todo este tiempo.
Observe sus ojos por un largo instante y descubrí que si lo hacia, si hacia lo que ella quería pues me seguiría utilizando y no se lo permitiría.
- No, no te matare Fox – dije con la voz fuerte y segura.
- Que? es tu destino! Lo vi en una de mis visiones del futuro, hoy aquí, tu me mataras- dijo ahora molesta.
- No creo en el destino Fox, yo voy por mi propio camino. Vine aquí para saldar la muerte de mi padre, creí que matarte seria la mejor manera de hacerlo pero ahora me doy cuenta que tu peor castigo no será morir sino será vivir con la conciencia sucia.- hable, mi voz ahora estaba llena de rencor y odio hacia ella- Se, estoy muy segura que cada vez que cierras los ojos, los vez, vez a cada persona inocente que mataste por tu estúpida venganza. Estoy segura que eso te matara con mucho más dolor del que yo puedo darte. – hable y con eso gire y comencé a caminar nuevamente hacia mi habitación.
- Segundos antes de que matara a tu padre y lo volviera en cenizas, el te miro y grito “Sofía, cuidado”. Te mire en ese instante, supe que estabas queriendo defender a Leo de Magnus, vi a Alice corriendo hacia ustedes y sin embargo lancé toda mi rabia convertida en fuego, no me importo nadie en ese momento, solo quería que tu padre sufriera..
Me quede paralizada con esas palabras. Sabia que lo decía para desafiarme, para que la atacara y sin embargo también sabia que eran verdad. Gire ligeramente y la vi, ahora estaba parada justo detrás de mi, a unos 5 metros o talvez menos.
- Con esas palabras no conseguirás que te mate.- dije con tranquilidad- solo demuestras que te has convertido en un monstruo o que talvez siempre lo has sido- dije al fin y comencé a caminar de nuevo.
- Vi en mis visiones que querías tener un bebe, una familia, ser normal. Esos eran tus sueños con Alexander no?- pregunto con la voz venenosa.
- No te atrevas a decir nada sobre él.- dije aun de espaldas a ella, tratando de controlar la rabia que quería afluir por mi cuerpo.
- El esta muerto niña, supéralo y tu vientre es infértil…veamos quien vive una vida más miserable ahora- dijo ella. Grite con todas mis fuerzas. La mire con dolor y ella sonrío con malicia.
- Te odio- hable.
El clic del encendedor sonó, no me permitiría prender mi fuego sin un encendedor y mostrarle lo que era capas de hacer, ella no merecía ni siquiera eso. La llama verde se prendió en mi mano y se la lancé con todas mis fuerzas. El fuego golpeo su hombro y ella cayó al suelo. Volví a tener otra bola de fuego en las manos y cuando estaba a punto de lanzársela, Alice se interpuso entre nosotras.
- Calma Sofi, calma- dijo Alexander mientras yo caía al suelo de rodillas y las lagrimas comenzaban a caer por mi rostro sin control. “El esta muerto niña, supéralo y tu vientre es infértil” sus palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza haciendo cada vez más daño en mi ser.
- Pero que haces?- pregunto Leo y me quito el encendedor de las manos.
Su mirada era fría y severa. Suspire con fuerza y cerré los ojos. Los guardias no tardaron en llegar. Me apresaron pero yo no puse resistencia, para que escapar, para que tratar de vivir si ya no había sentido alguno?
3 meses después
- Ha estado hablando solo con más frecuencia estos días- dijo el hombre que revisaba las cámaras de seguridad en un cuarto oscuro lleno de pantallas.
- Y eso que tiene que ver con nosotros?- pregunte sin mucho animo. Leo apretó ligeramente mi mano para que fuera más paciente.
- Ha estado diciendo el nombre de Leo- dijo esta vez una mujer.- miren- hablo y a continuación nos puso una grabación.
La grabación estaba en blanco y negro. Se veía una habitación pequeña, de paredes de un material plomizo tan fuerte que era imposible escapar de allí. No había ventanas solo una cama, un escusado y un pequeño lavador de manos. Sofía estaba sentada en la cama viendo hacia la puerta.
- Leo vendrá, solo hay que esperarle un poco más- dijo Sofía como si conversara con alguien, luego de un instante negó con la cabeza tajantemente- El me prometió que superaríamos esto juntos, me dijo que me ayudaría, así que lo esperare.
- Que hiciste?!- le pregunte algo exaltada a Leo
- Eso fue hace tiempo Alice, antes que sucediera lo de tu madre. Y tu sabes muy bien que desde que sucedió eso no la he vuelto a ver- dijo Leo y yo asentí con la cabeza.
- Pues Leo, creo que ese es el problema- dijo uno de los doctores que estaban en la habitación.
En total eran 5, le prestaban mucha atención a Sofía por que era única y además por que le temían. Querían que sanara para así poder ayudarlos con las alianzas que ya se estaban formando sin embargo, Sofía se negaba, por eso nos habían traído aquí, ya estaban desesperados.
- Leo no va ha entrar allí, es peligroso, viste como trato a Sebastian cuando entro. Casi lo mata!- dije exaltada.
Recordé que mi hermano había ido a su habitación dos días después de lo sucedido para tratar de preguntar que es lo que había ocurrido con mi madre que por cierto, también se negaba a hablar. Sofía se le lanzo encima suyo y lo ataco llena de odio, arañándole el rostro y diciendo que el era igual a mi madre, un monstruo. Me preguntaba si pensaba lo mismo de mi y sobre todo que es lo que le había dicho mi madre ese día.
- Pero se ha negado a hablar con todos, hasta con migo y necesita ayuda- dijo Eve que entraba a la habitación.
Su rostro se veía mucho más maduro, su cabello marrón estaba ahora recogido en una coleta, sus ojos se habían estado aclarando desde la ultima vez que los vi, ya no eran marrones oscuros sino algo verdosos. Tenia una mirada triste como si el arrebatarle su don le hubiera dejado esa marca permanente en el rostro.
- A ti te ataco?- pregunto Leo
- Por que no miras por ti mismo- hablo ella y nos indico una de las pantallas.
Se veía la misma habitación, solo que ahora Sofía llevaba el cabello recogido en una coleta chascosa y se abrasaba las piernas con los brazos.
- Hola Sofi- dijo Eve y entro con cuidado, se sentó en la esquina de la cama.- Podemos hablar sobre lo que paso?- Sofía levanto la vista y la miro con pura frialdad. No le dijo absolutamente nada pero me di cuenta por la forma en la que se miraban que eso no era necesario.
- Ven todo lo quieras- dijo Sofía después de un largo rato- no hablare con ustedes. Quiero a Leo.
- Y así fueron unas 4 veces más, se reusa ha hablar- dijo Eve con total seguridad.
- Sino habla con nosotros y no deja que le pongamos los medicamentos jamás sanara- dijo uno de los doctores. Leo asintió con la cabeza.
- Necesito hablar con ellas dos en privado, puedo?- pregunto Leo. el doctor asintió y los tres salimos al pasillo.
- Porque no le han suministrado las medicinas a la fuerza?- pregunto Leo sumamente molesto- ella necesita ayuda…
- No quieren hacerlo a la fuerza, prefieren que Sofía no se altere para que siga de nuestro lado.
- Pero ella en verdad esta enferma!- susurro Leo- me lo dijo hace algún tiempo, confeso que ve gente que ya esta muerta…-susurro y yo me quede completamente helada. Si Sofía veía gente muerta desde hace mucho, entonces estaba muy atormentada, necesitaba ayuda.
- Leo tienes que ir- me sorprendí susurrando.- si se lo prometiste y ella pide verte talvez seas la única persona que en realidad pueda hacerla entrar en razón. – Leo asintió con la cabeza- de todos modos no puede hacerte daño, no tiene un encendedor.
- Si.- contesto.
- Si irán- dijo Eve y dos guardias salieron para escoltarlo.-hay algo que tienes que saber Leo- le susurro ella al oído y como yo estaba tan cerca pude escuchar con claridad- ella no ve muertos como tu dices, solo ve a uno, es Alexander y yo también lo he visto- fue lo ultimo que le dijo antes de que los guardias lo escoltaran al ultimo piso de la torre oeste, donde se encontraba Sofía. Mire a Eve con asombro. - Ella es mas poderosa de lo que creemos y aprende muy rápido
[…]
Harta de este encierro y frustrada, así me sentía. Leo? donde estaba Leo que hasta ahora no había venido a verme? Ya me estaba aburriendo de hacerme la completa desquiciada para tener más tiempo sola y así aprender de las cosas que existían en la cabeza de Eve. Y aun que todo eso me había ayudado, ya había pasado mucho tiempo, Alexander, estaba más trasparente que nunca. Se me acababa el tiempo y yo seguía aquí, esperando una despedida que talvez nunca se daría. La puerta de acero sonó y alguien entro por ella. Me senté rápidamente y lo vi, Leo al fin había venido junto a dos guardias.
- Podemos hablar?- pregunto el sin moverse de la puerta, se veía algo sorprendido al verme. Solo le mire con la cabeza ladeada y luego observe a los guardias. Leo lo interpreto muy bien- pueden dejarnos solos.- los dos guardias asintieron con la cabeza y cerraron las puertas detrás de Leo.
- Pensé que nunca vendrías- dije con la voz algo rasposa mientras daba dos palmaditas a la cama para que Leo se sentara. Se notaba tenso, talvez pensaría que le haría daño pero yo jamás lo haría, no a él y si ataque a Sebastian fue por que en ese instante estaba llena de rabia pero ya no la tenia, ya no.
- Necesitaba tiempo para pensar…
- Si cumplirías tu promesa o no?- le pregunte y el se quedo en silencio.- como esta ella?
- Fox?- pregunto Leo y yo asentí con la cabeza- han pasado tres meses y su herida aun no sana del todo pero estará bien, supongo. Porque no la mataste?
- Que no les ha dicho?- pregunte en un susurro
- No, se reusa ha hablar, casi ni siquiera come, solo se queda en su habitación y llora.
- El remordimiento la esta matando, es lo que le dije por eso no la mate.- Leo se quedo en silencio, me acerque un poco mas a el y puse mi mano sobre la suya. El me miro directamente a los ojos.
- Eve dice que pudo ver a Alexander, no estas loca Sofi- susurro.
- Lo se.- hable mientras me paraba y lo miraba de frente- jamás lo estuve Leo y ahora lo entiendo, este tiempo aquí me a servido para darme cuenta de muchas cosas, entre ellas que no me gusta estar encerrada y que puedo recuperar a Alexander, aun puedo…
- Que?!- pregunto Leo y se paro de un salto, me aleje ligeramente de el dando dos pasos para atrás. Una sonrisa grande se formo en mi rostro.
- Solo esperaba a que vinieras, no quería que esto terminara sin despedirme, deseaba verte una ultima vez y decirte que me alegra que encontraras la felicidad, ahora me toca a mi.- dije con la voz mas fuerte, le sonreí ligeramente y estire mi brazo izquierdo en dirección a una de las paredes.
- Sofi no creo que esto sea lo correcto- hablo Leo y trato de detenerme pero mi mano derecha se lo impidió. Le toque el pecho, su calor se me hacia tan familiar, sentí su sangre fluir dentro de el como si fuera mía.
- Es lo mejor- hable.
Mi mano izquierda se prendió en una bola de fuego verde. Tan solo fue necesario lanzar una de esas bolas para que la pared de acero se resquebrajara y se rompiera con un fuerte estrépito para dejar ver un lindo bosque.
- Adiós – le susurre y le di un beso en la comisura de sus labios perfectos- fue muy necesario encontrarte para saber que no todo estaba perdido en mi vida, gracias – pensé y se que lo escucho, hice que lo escuchara.
Todo paso tan rápido después de ese segundo. Camine hacia el borde de la habitación. Gire para ver una ultima vez a Leo, que ya comenzaba a reaccionar.
- No!!- grito al darse cuenta que saltaría y corrió hacia mi.
En ese instante se abrieron las puertas y los guardias entraron pero ya era demasiado tarde, di un paso más y comencé a caer desde el ultimo piso de la torre más alta del castillo. Si moría o no en esa caída ya no importaría, lo importante en ese segundo es que ya estaba libre y junto a Alexander. Lo mire y le sonreí ligeramente en esa fracción de segundos en las que caía. Sentí la hierba debajo de mis pies descalzos, lo había logrado.
“ No importa lo que tenga que hacer, si hay alguna esperanza de que pueda recuperarte lo haré.”
Acabó la segunda temporada y con ella nos despedimos de las narraciones de Sofía aun que en verdad hasta a mi me a picado la curiosidad y se que ha ustedes también, que hará a partir de ahora Sofía? Lograra recuperar a Alexander?Por otro lado ya tengo listo el prefacio de la tercera temporada pero este será diferente xD, me explico mejor, será un book trailer que lo publicare el lunes! Así que espero que pasen el lunes para verlo.
Y bueno eso es todo, tengo algunos nuevos proyectos en la mente y prometo escribirlos pero será apenas acabe Fire Girl.
Lu.
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