viernes, 3 de junio de 2011

Amelia murió u.u


No se asusten, Amelia no es una persona sino mi laptop (si, ahora si pueden asustarse). Antes de ayer ella murió u.u. Hoy ya tengo una nueva pero el problema es que tardaran en recuperar los archivos de Amelia y eso es lo que más me da pena y preocupa por que allí están todas, pero toditas mis historias, fotos, música, etc,etc. Prácticamente la mitad de mi vida y recuerdos se ha ido con mi querida Amelia y no se con certeza, si podrán recuperar toda mi información. Lo peor de todo es que en la nueva laptop que por cierto se llama Jacobo (lo se, me gusta poner nombre a mis laptops u.u) es un bebe, ni tiene Word, ni nada de eso ya que, tengo que instalarlo todo de nuevo. Por ello no podré publicar hoy, lo lamento u.u yo quería, si que si y ya tenia hasta la mitad de capitulo pero ahora que Amelia se fue y se llevo mis archivos también se llevo parte de mis ganas u.u no quiero volver a re escribir el cap por que se que no será lo mismo así que esperare a que recuperen mis archivos y ya si no se puede, tendré que volver a escribir pero juro que no pasa de estos días, así que no se asusten mucho y esperen por favor.

Y bueno, como no quería dejarlas sin algo que leer y ya que la historia premiada, la de Dany =) esta en mi correo se las pongo aqui. Espero que les guste, a mi me encanto por que tenia prácticamente todo lo que pedí. Las quiero y espero que Amelia devuelva todo lo que se llevo.

PDT: Por cierto, GRACIAS POR LOS 16 COMENTARIOS. No saben cuan feliz me puse cuando hoy entre y encontré 16 comentarios para leer. De todo corazón les digo: gracias. Esos son los detalles que te impulsan a seguir escribiendo y por eso, esta semana sea como sea les pongo el capitulo nuevo por que no las defraudare. Lo prometo.


Alma de Luna

Su brillante cabello negro resaltaba entre los otros niños y sus hermosos ojos azules se entrecerraban al sentir las pequeñas gotitas de agua cayendo sobre su rostro.

Era apenas un pequeño niño de ocho años pero que, aunque nadie lo sospechara, algún día sería más, mucho más que eso.

Saltó sobre un pequeño charco haciendo que las gotitas de agua saltaran a su alrededor mientras él solo reía. De charco en charco se fue separando de los demás pequeños y fue adentrándose más en el bosque seguido por una ligera llovizna que empezaba a empapar su ropa.

Al caminar miraba sus zapatos que cubrían sus piececitos y los protegía del frío. Ya había empezado a tiritar pero todavía no quería volver. Quería seguir jugando en el bosque con los charcos.

Unos chapoteos a lo lejos distrajeron al pequeño de su juego.

Una risilla suave y alegre resonó entre los árboles, como si estuviera tan cerca, pero a la vez, tan lejos.

El chiquillo miró con curiosidad a su alrededor, preguntándose de donde había salido esa risa y quién era su dueña.

Empezó a correr, adentrándose en el bosque y sus zapatitos se machaban de barro. Cada vez que avanzaba más la risita se escuchaba más cercana y más chapoteos resonaban. El viento era más frío a cada pisada que daba y el anochecer se cernía sobre el bosque mientras que el sol se ocultaba, dejando atrás un hermoso cielo oscuro, sin nubes pero con un millón de brillantes estrellas y la hermosa luna llena hizo su aparición iluminando al pequeño y un hermoso lago.

Miró a su alrededor antes de salir de la protección de los árboles para encontrarse con un lago, el agua de este era completamente limpia y pura, la luna lo iluminaba haciendo creer que parecía de cristal.

Un chapoteo más lo despertó de su ensueño y vio a una pequeña niña saltando sobre el lago. Sus pies desnudos rozaban el agua y saltaba sobre ella pero no se hundía si no, que flotaba sobre ella. Caminaba, saltaba y daba vueltas por todo el lago como una patinadora de hielo, lo hacía con una elegancia y delicadeza poco propia de una pequeña.

Comenzó a dar vueltas y a reír, haciendo que su largo cabello rubio platino bailara en suaves ondas a su alrededor y sus grandes ojos grises miraban la luna con felicidad y alegría, mientras que su vestido del color de la plata la hacía resplandecer aún más.

El pequeño niño la miró sintiendo una sensación extraña hacia ella.
No quería interrumpir su hermoso baile, ni su alegre risa, pero algo la atraía hacia ella. Como si lo hubieran hipnotizado se acercó más al lago y se sentó en la orilla a apreciar a la niña.

Llegado un momento la niña dejó de saltar para tan solo caminar, pensativa.

El tiempo pasaba y el cielo comenzó a cambiar de color del hermoso anochecer empezaba a convertirse en un cálido amanecer, la luna empezó a esconderse mientras que el sol se elevaba para remplazarla y en un pestañeo la misteriosa pequeña ya había desaparecido.

El chiquillo la había llamado y buscado pero no la encontró. Sabía que hace mucho tiempo que había tenido que volver a casa y lo haría pero no se rendiría.

Estaba seguro de que la volvería a ver de nuevo.

Al llegar a casa se encontró con su preocupada madre que lo había buscado por todo el pueblo al igual que su padre que ya estaba asustado al percibir que tal vez nunca pudieran encontrar a su hijo.

Él por su parte pidió disculpas a sus padres y les contó lo que había visto en el bosque sobre la niña pero no le creyeron por más que él insistió en que fueran para verla. Rendido se acercó a la cuna en la que su nueva hermanita dormía cómodamente, se llamaba Hanon y tenía los mismos ojos de él pero su cabello era mucho más claro. Ella tan solo llevaba unas pocas semanas de haber nacido pero igual se podía notar lo linda que era.

Le acarició el cabello y se fue a su cuarto a descansar y a entrar en calor ya que, estaba congelado por el frío.


Ya habían pasado dos semanas y el chiquillo había escapado de casa para ir al lago para ver a la niña. Siempre se sentaba en la orilla a observarla a escondidas tras una roca, miraba todos y cada uno de sus movimientos y cada día que pasaba sentía más deseos de ir con ella. Que le enseñara a flotar, caminar y saltar sobre el agua para que juntos pudieran jugar.

Aunque después de que la había visto el primer día ella se veía un poco diferente como si se volviera cada día un poco invisible. Al principio el pequeño no le dio mucha importancia a ese detalle pero al pasar de los días él había notada que la niña se ponía un poco triste y de vez en cuando algunas lágrimas empapaban sus mejillas pero igual sonreía, no siempre había felicidad en su sonrisa pero no se desanimaba y continuaba disfrutando sus paseos por el agua.

Una noche había decidido hablar con ella.

Hacía mucho frío en el bosque pero estaba decidido a continuar hasta llegar.

Es noche las nubes poblaban el cielo y apenas se podían distinguir unas pocas estrellas y la luna nueva hacía que todo se viera más oscuro y tenebroso.

Después de unos minutos llegó al lago pero ella no estaba. Estuvo casi toda la noche esperándola en la oscuridad pero nunca apareció. Decepcionado y triste volvió a su casa.

Al día siguiente después de la escuela decidió ir al bosque a buscarla. Quería volver a verla pero ese día tampoco apareció, en un momento le pareció haber escuchado un ligero chapoteo y una risa pero al girarse se dio cuenta de que estaba solo y que su imaginación lo engañaba.

Después de una semana había vuelto, decidido a entrar en el lago a pesar de que no sabía nadar muy bien, pero se llevó la sorpresa de ver a la niña de nuevo y más sonriente que antes. Se acercó a la orilla y se volvió a esconder tras la roca. Unos minutos luego sus deseos de acercarse a la extraña niña se intensificaron y salió de su escondite.

Se levantó y caminó hasta la orilla más cercana de la niña, se subió y sentó en una roca aún no muy decidido a hablar.

La pequeña siguió bailando y sus pies se movían de forma grácil y hábil, cada vez más se acercaba un poco al pequeño pero sin quitar la vista de la hermosa luna menguante que ahora reinaba el cielo.

La niña cruzó las piernas y estiró sus pequeños brazos a cada lado de su cuerpo, dobló un poco su cintura haciendo una especie de reverencia bajando la cabeza.

Él pequeño aún la miraba asombrado. Ella levantó la mirada y por primera vez, sus miradas se encontraron, la niña sonrió demostrando sus pequeños dientecitos blancos, sus ojos de un gris tan claro, pero tan claro que casi no se distinguían del blanco lo miraban con alegría, él le correspondió con una sonrisa.

- Hola – dijo ella mirándole y extendiendo su mano hacía él.
- Hola – respondió él dudando en si tocar su mano, ya que tenía miedo de que si tocaba su frágil piel pudiera romperse pero después de un momento sus extraños deseos de estar cerca de ella le vencieron y tocó la pálida mano de la chica – so-soy Blake – dijo en un tímido susurro.

- Ya estaba esperando a que algún día decidieras hablarme, pensé que tendría que ser yo la que fuera a hablar contigo – dijo soltando una ligera risita y acercando su rostro al del pequeño Blake.


Blake no sabía que decir un ligero rubor se extendió por su cara. Decidió apartar la mirada pero la niña colocó su mano bajo la barbilla de este, haciendo que se miraran.

- Me gustan tus ojos – dijo ella – son bonitos.
- A mí me gustan mucho los tuyos respondió Blake mirándola.

- ¿Cómo te llamas? – le preguntó él por fin. Ella sonrió y miró a la luna.


- No lo sé.
- ¿Cómo es que no sabes tu nombre? – preguntó Blake, dejando un espacio libre

sobre la roca para que ella se sentara.

- No tengo nombre – susurró ella sentándose.

- Todos tienen un nombre – dijo el pequeño. Ella se quedó callada.


- Te gustaría tener un nombre – preguntó Blake mirando la luna.
- Si – dijo ella, simplemente.
- ¿Qué te parece… - lo pensó unos segundos – llamarte… Luna?
- ¿Luna? – repitió ella pensativa.

Se quedaron callados observando el lago.

- Me gusta – dijo sonriendo.

Blake también sonrió, ya tenía una nueva amiga… Luna.

Blake iba todos los días a verla y se sentaban juntos durante toda la noche sobre una roca a hablar, le había pedido que le enseñara a caminar de esa forma tan delicada sobre el agua pero él se hundía sin poder evitarlo. Ella tenía un secreto que no podía contar y él lo sabía pero esperaba que algún día Luna se lo dijera.

- ¿Por qué tu flotas y yo no? – le preguntó un día.
- Porque yo soy diferente – respondió ella.
- Pero quiero estar contigo allá – le dijo algo triste.
- Si podemos estar juntos – dijo Luna sonriendo y lo tomó de la mano – ven,

acompáñame.



Ella no llevó hasta la orilla y empezó a caminar. Blake la imitó pero se detuvo cuando el agua empezó a rozar su cintura.



- ¿Qué pasa? – preguntó Luna.
- No sé nadar – dijo apenado Blake.
- Conmigo no te pasará nada, lo prometo.

Continuaron caminando hasta que el agua llegó a los hombros de Blake, ella se acostó sobre el agua haciendo que ambos estuvieran a la misma altura.

- ¿Ves? Si podemos estar juntos solo que de una forma diferente – dijo Luna mirándole – pero un día estaremos completamente juntos, te lo prometo.


Esa noche fue la primera vez que él le tomó la mano y se sintió tan bien, era su mejor amiga. Su amiga especial.



Elevó un poco sus manos entrelazadas.



- Está un poco pálida, parece que te fuera a volver invisible, como un fantasma – dijo riendo, pero ella no rió si no que, miró al cielo con desesperación. Una lágrima rodó por su mejilla y cayó en el lago. Soltó la mano del chico y salió corriendo. Desapareció. Y el sol comenzó a iluminar el bosque. La llamó pero ella no volvió.


También antes le había preguntado porque desaparecía algunos días y ella tan solo le contestó que tenía que alimentarse, cuándo él le preguntó si le gustaba el chocolate y ella ni siquiera supo que era Blake le llevó uno pero a ella no le gustó y apenas comió un poco. Nunca le contestó que era lo que comía.

Lo único que ella le había contado es que ella no vendría hasta que la luna apareciera y que tenía que irse antes de que amaneciera. Él pensó que tal vez por eso ella estaba un poco pálida.

Se levantó y se volvió para rehacer su marcha de nuevo hasta su casa.


9 años después…


Blake tomó su gabardina negra, agarró su daga de marfil y la incrustó en su cinturón. Salió de la casa de sus padres, que ahora, era tan solo suya y de su pequeña hermana de casi nueve años que ya se había quedado profundamente dormida en su cama.

Aún estaban de luto ya que hace unas pocas semanas sus padres fallecieron.

Habían encontrado sus cuerpos sin vida cerca del bosque, sus manos, tobillos y cuello tenían una ligera rajadura de la que salía sangre a borbotones, habían fallecido porque alguien les quitó el alma. No solo a ellos, también en el pueblo ya más de treinta personas habían fallecido en estos últimos dos años y por la misma manera. Las mismas cortaduras.

Ahora Blake, tenía el deber, junto con un grupo de chicos, entre ellos sus mejores amigos Rick, Mónica, Daniel y Ray. Cada uno de ellos estaban preparados para encontrar a la criatura que se había llevado la vida de sus familias y amigos. Protegían el pueblo día y noche.

Comenzó a caminar en el bosque y recordó la primera vez que entró en él. Sentía como si todo eso hubiera sido ayer. Cuando solo era un pequeño, que guardaba el secreto de su mejor amiga. Luna.

Ella era algo más para él. Algo mucho más que una amiga.

Simplemente estaba enamorado de ella.

Se detuvo a la orilla del lago y se recostó contra un árbol cercano.

Ella había crecido mucho, su anterior cara de niña había sido remplazada por un cara adolescente de diecisiete años. Sus ojos seguían del mismo color y sus largas pestañas negras los hacían ver aún más hipnotizantes de lo normal. Sus labios eran rojos y algo llenos, nunca había visto unos labios como los de ella, sentía la necesidad de probarlos pero ella tan solo se lo permitía un par de veces y era tan solo un suave roce pero él igual lo apreciaba y deseaba más.

Media más o menos media cabeza menos que él, era delgada y su estilizado cuerpo ya tenía las propias curvas de una adolescente. Sus vestidos de plata ahora eran diferentes, eran antes de las rodillas y desde la cintura para abajo eran de forma evaporada haciéndola ver más hermosa. Una capa negra caía desde sus hombros hasta el suelo.

Él por su parte también había crecido bastante y tenía músculos desarrollados estaba más alto y su forma de caminar era más segura.

Era más hábil y más fuerte, al igual que Luna, había dejado su cara de pequeño por una de un adolescente y su voz se hizo más grave.

Pero a pesar de todo, no habían cambiado mucho, seguía siendo lo mismo que desde ocho años atrás. Ambos se encontraban todas las noches en el lago y charlaban o jugaban.

La luna menguante comenzó a iluminar el lago y ahí apareció Luna haciendo su mismo baile. Sintió la mirada del chico y le echó un vistazo. Sonrió pero casi al instante continuó con su baile retándole a que él se acercara primero. Blake sonrió y hundió sus tobillos en la fría agua mientras que ella sonreía pero aún seguía sin mirarlo.

Él siguió caminando y se sentó en una roca a verla. Ella se acercó un poco a él todavía concentrada en su baile y bailó a su alrededor. Cuando terminó, saltando se lanzó a los brazos del chico. Blake colocó sus brazos alrededor de su pequeña cintura y la abrazó. Le dio un ligero beso en el cuello y sintió como a ella se le erizaba la piel. Sonrió por eso.

- Hola Blake – saludó ella alejándose un poco, con una perfecta sonrisa en la boca.
- Hola Luna – correspondió este a su saludo.
- Hoy es tu cumpleaños – canturreó ella, mirándole a los ojos – te tengo una sorpresa.

Le tomó la mano y juntos se levantaron sobre la roca.



Luna lo miró a los ojos y acercó su cara a la suya. Le dio un suave beso.



Blake la rodeó con sus brazos, acercándole más a él y el beso pronto dejó de ser un roce y se fue convirtiendo en un beso lento pero apasionado. Descubrió que los dulces labios de Luna sabían a miel y a… sangre. Pero no le importó, más bien, le gustaba. Tal vez demasiado.

Rodó sus labios por la mejilla de ella, era la primera vez que Luna le dejaba besarle de esa manera. Llevó sus labios al cuello de esta y lo mordió ligeramente. Ella colocó sus brazos alrededor de su cuello acercándolo más. Mientra Blake comenzaba a besar su hombro y volviendo a su cuello.

- Muérdeme, Blake – susurró. Blake no entendía porque ella le había pedido aquello pero así lo hizo. Ya no podía controlar su cuerpo y sintió el frágil cuello de ella entre sus dientes y un poco de sangre empezó a correr por su boca.

- Si, continúa – Luna lo acercó más a él y Blake aún sin poder tener control de su cuerpo probó la dulce sangre de ella.


Después de unos segundos ella lo detuvo juntando sus labios nuevamente y ahora lo mordió ella. Blake sintió como en un suspiro de Luna una especie de pequeña nube entró en su boca haciéndolo sentir más fuerte… más ágil… más poderoso. Ya podía controlar su cuerpo.

Se separaron y él miró como un pequeño hilo de sangre caía del cuello de Luna hasta su vestido. Ella se agachó y con un dedo rozó el agua. Se llevó el dedo al cuello y lo pasó por su herida que dejó de sangrar y empezaba a cerrarse.

Blake la miró confundido. ¿Qué había pasado?

Pero Luna colocó suavemente su índice sobre los labios de él antes de acercar su boca hasta el oído de él.

- Todavía no termina tu sorpresa – susurró y lo tomó de la mano de nuevo.

Dio un paso y cayó sobre el agua. Le hizo una seña para que la imitara y así lo hizo. Sus pies tocaron suavemente la superficie del agua y ahí se quedaron.

Blake la miró aún más sorprendido y ella rió.

- Ya estamos juntos – dijo Luna abrazándolo.
- Wow Luna – exclamó Blake pasándole un brazo por la cintura – no puedo creerlo.

¿Cómo lo hiciste?

- Te lo explicaré, pero no hoy. Hoy solo quiero estar contigo.

Blake la miró. Sus hermosos ojos grises lo miraban y se acercó a ella. Le tomó una mano y la otra la colocó en su cintura. Ella sonrió. Adoraba bailar, tanto como vivir.

En sus mentes una canción de vals resonaba y ambos bailaban por todo el lago con una sonrisa mientras la hermosa luna, casi llena los iluminaba. Pasaron casi toda la noche bailando sin parar.

Se sentaron en una roca y Luna apoyó su cabeza en el hombro de Blake.

- Mira que bella está hoy la luna – dijo Blake mirándola, mientras que acariciaba el
cabello de Luna.
- Si, está muy linda – corroboró Luna mirándole – pero, prefiero el sol.
- ¿Y eso por qué? – preguntó Blake desconcertado - ¿lo has visto?
- No – dijo triste – no puedo, pero tú eres mi sol. Lo más grande, lo más hermoso que tengo. Te amo.

- Te prometo que algún día veremos un amanecer o el atardecer juntos. Y lo cumpliré como tú prometiste estar juntos sobre el agua. Te amo con toda mi alma.



Blake la acunó en sus brazos y miraron a la luna.



- Y yo te prometo que estaremos juntos por siempre.

Después de un rato, Luna desapareció, aunque no sin antes darle un suave beso a Blake, el amor de su vida.


Blake se despertó al escuchar un extraño ruido fuera de casa.
Se levantó de un salto y abrió la puerta. Ray estaba afuera junto con Monica y ambos con sus ojos avellanas lo miraban con profunda tristeza.

Blake se asustó, después de la muerte su padre Ray no se había dejado ver con una cara tan triste y preocupado.

- ¿Qué paso? – preguntó Bloke lentamente.

Ninguno de los dos respondió, lo guiaron por entre el pueblo y comenzaron a entrar en el bosque donde varias personas se encontraban reunidas.

Blake no podía creer lo que estaba pasando. Su pequeña Hanon estaba ahí. Y era el centro de todas las miradas. Ella estaba recostada contra un árbol y su cuerpo casi sin vida no se movía, su respiración era lenta y dificultosa. La subían a una camilla. Blake corrió hasta ella.

- Hanon, por favor hermanita – la tristeza lo embargaba profundamente y la misma sensación de pérdida que sintió al ver por primera vez desaparecer a Luna, el día en que perdió a sus padres volvió – te adoro peque. Ahora eres mi única familia. Quédate conmigo. Te lo suplico.

La pequeña trató de abrir los ojos pero algo no se lo permitía y sentí como algo se le escapaba, como si estuviera a punto de perder algo. Algo importante.

El alma…

La llevaron al hospital, Blake estuvo con ella toda lo noche y al día siguiente al atardecer sintió como su hermana se movía. Tan solo un poco, pero se había movido.

- Se me escapa el alma, hermanito. Te quiero mucho.
- ¡No, Hanon! No, por favor – gritó Blake. No podía ser. Su hermanita no podía morir así. Por una criatura que le quitó la vida. Que le robó el alma.

Tomó a su hermana en brazos y salió silenciosamente del hospital. Nadie lo podía ver. Caminó hasta el bosque mientras la gran tristeza que le embargaba estaba siendo remplazada por la furia. El sol se comenzó a ocultar y la luna llena comenzó a salir. Llevó a su hermana al lago. Era el único lugar en el que podría estar segura. Aunque ya había fallecido, tenía que hacer algo. Tenía que haber algo que la salvara.

Llegó al lago y sentada sobre una roca le esperaba Luna. Sus miradas se encontraron y su rostro se alarmó. Corrió sobre el agua para llegar hasta mí. Una lágrima cayó por mi mejilla y él se acercó a la orilla a su espera. Cuando llegó comenzó a llorar.

Blake no entendía el porqué lloraba pero depositó a su hermana en la orilla y la abrazó.

Pero ella se alejó.

- Lo siento – dijo Luna, todavía sollozando. Su largo cabello le caía ocultando su rostro – lo siento… yo, te amo más que a mi vida Blake, te amo como no puedo amar a nadie más pero tú y yo no, no podemos estar juntos. Aunque te lo prometí. Solo podremos estar juntos de una forma diferente, juntos de una forma especial.

- Luna, por favor, no me dejes. Te amo. Eres lo único que me queda. Perdí a toda mi familia. Mi propia hermana se desangró en mis brazos.

- Es que, Blake, todo es mi culpa. Yo… no soy un alma libre.

- ¿De qué hablas?

- Mi cuerpo, no es cuerpo. Es lo más cercano que puedo tener como un cuerpo. Yo soy un alma… El alma de la luna.


- Blake, aléjate de ella. Ahora – Rick apareció con su daga de marfil.
- Rick, tranquilízate hermano, ella es Luna mi novia.
- Y la asesina de tu hermana – Monica y Ray aparecieron – La vimos a ella en el bosque junto a tu hermana.
- Imposible – dijo Blake. Todos sus sentimientos se revolvían en su interior y se volvió hacia Luna que seguí sollozando - tu… no, Luna, por favor dime que no.
- Blake…
- Asesinaste a mi hermana – Blake sacó su daga y con todo el dolor del mundo la colocó sobre su cuello – ¿por qué lo hiciste? Yo te amo.
- No, Blake. Lo estás entendiendo mal, yo traté de salvar a tu hermana pero, fui muy egoísta y no pude.

- Blake, déjala – la voz de Ray sonó temblorosa – nos encargaremos de ella.
- No, yo me quedo. Luna dime la verdad o lo siento, pero por más que me duela te clavaré esta daga en el corazón y me vengaré de que le hayas robado el alma a mi hermana.

- Yo, te juro que quise salvarla pero no pude. Soy egoísta – sollozó y se desplomó sobre el agua – pero te amo lo suficiente como para devolverle su vida.

- Eso ya no se puede – dijo con frialdad.

- No, Blake. Tengo que, tengo que decirte la verdad. La luna brilla por todas las almas, cada alma pura hace que la luna brille con más resplandor. Le dan vida a la luna. Yo soy un alma elegida. Es una bendición, pero a la vez, la más grande maldición.



Luna miró al cielo, a la luna llena que brillaba en todo su esplendor.



- Yo soy una vida y cuando no hay luna llena me voy debilitando y mi cuerpo se transparenta, porque soy un alma, Blake.

Blake la escuchaba y la tristeza le confundía completamente.



- Yo no pertenezco aquí. Pertenezco a allá – dijo Luna señalando la luna – hace nueve años quise volver. Necesitaba encontrar la forma de volver. Pero te conocí, Blake y tú hiciste que cambiara de opinión. Quería vivir y no me importaba tener que quitarle la vida a los demás. No lo hacía a propósito, traté de controlarme y lo logré pero me debilito. Ayer, cuando te besé te di mi vida. Un pedazo de mi alma. Por eso pudimos estar juntos. Flotaste en el agua junto a mí.

- Pero yo, no Blake, yo no fui la que ha asesinado a tu hermana. Yo no he asesinado a nadie.

- No, sólo le has robado el alma – dijo Blake con la voz llena de dolor. Esto no podía estar pasando.

- Si, pero no, Blake. Tu hermana era un alma pura. La luna la quería. Ella es mi sucesora. Fue elegida. Traté de evitar que los Kendras me encontraran pero lo han hecho - Luna miró en dirección a Ray, Monica y Rick – Daniel está asesinando de nuevo ¿no?


Monica dio un paso al frente.

- Él solo hace lo que tiene que hacer. Y nosotros igual. Tú te puedes quedar con todas

las vidas que quieras. ¿Por qué nosotros no? Teníamos que hacer cualquier cosa para llegar hasta ti. Blake, lo sentimos por tu hermana pero esta vez fue ella quien la mató.

- Blake, créeme. Yo te amo – Luna se levantó – jamás te lastimaría. Daría la vida por

ti. Recuperaré a tu hermana. Pero confía en mí. No soy una asesina.

- Somos tus mejores amigos Blake – Ray sacó su daga – vas a confiar en ella.
- Blake, por favor – Luna sollozaba.

Blake miró el cuerpo de su hermana.

Levantó el rostro y los miró.

- Chicos, váyanse los alcanzaré en un minuto – Rick sonrió y junto con los demás
desaparecieron por el bosque.



- Luna, ¿qué pasa? – susurró.
- Lo siento. Es por mi culpa que has perdido a tu familia. Los Kendras o a quienes tu llamas amigos, me buscaban y me encontraron. Han asesinado a tu familia para
Inculparme, ha sido mi culpa su muerte. No te quise lastimar, pero fui lo suficientemente egoísta como para quedarme. Pero te lo prometo – dijo ella limpiándose las lágrimas – traeré de nuevo a tu hermana.

Ella hizo ademán de irse pero Blake la tomó del brazo.
- ¿Volverás con Hanon? – dijo mirándola a los ojos.
- Si, lo haré, pero solo una última vez – respondió Luna mientras deslizaba sus dedos fuera de los de él, pero Blake no la dejó ir y con su otro brazo la aprisionó contra él.
- ¿Qué quieres decir con eso? – preguntó.
- Que ella volverá pero…– dijo Luna bajando la mirada.
- Luna, ¿ a qué te refie… - pero ella lo cortó con un beso, sus fríos labios se juntaban con los de él, tibios y suaves. Era un beso perfecto.

Blake abrió los ojos pero Luna ya no estaba, él con desesperación la buscó mientras que el alumbrante sol lo iluminaba con su cálida luz. Al darse cuenta de que ella no estaba dio la vuelta pero al mirar sobre la roca descubrió que el cuerpo de su hermana ya no se encontraba allí.

( … )

Blake tomó una capa. Ya casi era medianoche y la voz de Luna aparecía en sus sueños aunque nunca más volvió a aparecer en el lago.

Esa noche le había susurrado a Blake que ya era hora y él se levantó con rapidez.
Caminó hasta el bosque, Monica, Ray, Rick y Daniel habían desaparecido, pero él sabía que todavía estaban por allí y Blake estaba listo para vengarse.

Llegó al lago. La luna estaba completa. Una perfecta luna llena.

Los suaves cantos de dos chicas lo hipnotizaron haciendo que se acercara más a la orilla. Bajo la luz de la luna apareció Luna con un hermoso vestido típico de una princesa y a su lado la pequeña Hanon también con un vestido color plata. Ambas cantaban al unísono una hermosa canción, mientras caminaban tomadas de la mano.

Ambas se colocaron a mitad del lago y Luna se volvió hacia Blake sonriéndole. Él avanzó y se dio cuenta de que otra vez podía estar sobre el agua. Caminó hasta ellas y cuando estaba a tan solo un metro de distancia.

- Quédate ahí, Blake – Luna miró a Hanon y comenzó a pronunciar varias palabras mientras miraba a la luna… - revive al alma que perdiste… sacrificio por la luz de un espíritu nuevo… devuélvela a la vida… solo un intercambio eterno…


Blake estaba atónito viendo como la luz de la luna iluminaba a Hanon y Luna como un gran reflector. Pequeñas estrellas las rodearon y una extraña cinta, casi invisible dio varias vueltas alrededor de ellas. Blake se acercó a ellas.

- Luna, ¿qué está pasando? Estás pálida – vio como Luna estaba pálida y como el pequeño rostro de su hermana volvía a tener color.
- Te prometí que haría que ella volviera – susurró esta con una sonrisa triste.
- Pero ¿cómo?
- Solo, solo hace falta un, un sacrificio – respondió mirándole con lágrimas en los ojos – yo no tengo cuerpo, porque soy alma. Solo hace falta un alma. Volveré a ser un espíritu y tu hermana vivirá – sonrió.


Blake la miró, la desesperación, la tristeza, el enojo, la rabia, todos esos sentimientos juntos lo embargaban.

- Luna, no. ¡Tiene que haber otra forma! Deja eso – gritó tratando de acercarse pero la fina barrera impidió que la tocara. Lágrimas empezaron a salir de sus ojos – Hanon ya murió y por más daño que eso me haya hecho, no te puedo perder, no a ti.



- Blake, por favor, no lo hagas más difícil – dijo Luna con voz rota – siempre estaré contigo. Cada luna llena volveré, tan solo un rato, pero volveré. Te amo. Pronto lo solucionaremos todo, te lo prometo. Te amo más que a mi vida y no te quiero ver sufrir.


Blake trató, de nuevo, pasar la barrera pero simplemente no podía. La golpeó y uso todos sus esfuerzos mientras que Luna le gritaba que parara qu no se hiciera daño pero el no quería parar. No la quería perder.

Luna se acercó hasta la barrera y posó su mano en ella, Blake hizo lo mismo y juntos, posaron sus labios sobre ella y tan solo por unos segundos la barrera se abrió y ambos se besaron con pasión, sabiendo que era la última vez. Ambos lloraban desconsolados. El sol estaba a punto de salir, lo que cerraría el sacrificio para siempre.

Hanon los miró y descubrió el porqué de las distracciones de su hermano. Él la amaba y ella igual. Iban a separarse para que ella viviera. Pero la pequeña sabía que su hermano no aguantaría el dolor y que Luna lo amaba y sufriría.

Se dirigió hasta el centro del lago.

- Por un amor sincera… por un alma que busca la libertad… por un amor imposible… un cambio de vida… alegría a un alma tan pura…

Luna le dio un último y suave beso para darse cuenta de cómo salía el sol. Cerró los ojos. Ya no le daba tiempo de desaparecer y si quería que Hanon viviera tenía que entregarse al sol.

Los rayos del sol cayeron sobre ellos iluminándolos. Luna esperaba su final, doloroso y destructivo mientras trataba de guardar la sensación de los brazos de Blake rodeándola.

Se giró y miró el sol, una bola de fuego que irradiaba luz, era hermoso. Lo miró maravillada hasta que cayó en cuenta de algo, se soltó de Blake y vio como Hanon desaparecía mientras sonreía.

- Espero que sean muy felices juntos, los quiero mucho, pero prométanme algo… dijo lo que quedaba de ella en un suave susurro – vengan a visitarme – sonrió y desaparecío.

Luna trató de alcanzarla pero cayó en el agua al igual que Blake ambos estaban en el lago, Luna se observó. Era la misma de antes pero ahora tenía, tenía un cuerpo.

- Tenía que salvar a tu hermana – logró decir entre lágrimas, Blake se acercó y la abrazó.
- Hanon quiso que seamos felices. Por eso lo hizo y aunque me duela perderla, tampoco hubiera soportado perderte a ti… Luna – y la besó, cayendo al agua. Sus labios se unieron al igual que sus almas, como la luna llena y el sol en un perfecto eclipse.

4 comentarios:

  1. waaa
    emm yo tambien le pongo cosas a todo (el carro de la casa- compu - cel toodoo )
    qe mal u.u

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  2. wouu
    que cap mas impresionante
    estuvo espectacular
    felicidades a la q escribio esta historia
    quedo muy linda
    casi lloro al finall
    =)

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  3. Q trist! SABS? el ÚNICO blog Q leo ES el TUYO! T EXTRAÑARÉ mientras! PERO para NO extrañart TANTO, podrías PUBLICAR los ONESHOTS.. es Q lo CORTO y TU historia ES lo ÚNICO q M gusta LEER y NUNCA encuentro NADA bno Q sea CORTO!

    Cori <3 <3 <3 <3 <3

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  4. El cap super guay.
    Lo siento, me he equivocado de cap y te escrito la respuesta sobre Leo en el cap 9:
    Queria decir que gracias de todos modos, pero no me refería a su foto sino a su caracter ( a él en general)

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