Soren se acercó con la cruz en las manos. Me
la mostró y quiso que la agarrara pero
aun estaba reacia a tener eso sobre mi. Adamis
estaba muy asustada y eso simplemente hacia que me paralizara como ella.
-
¿Cómo sabes
que es seguro? ¿cómo sabes que no es otra cosa?
- pregunté con temor y la observé con más detenimiento.
-
Alaric le
dijo al usurero que servía para poder separar el cuerpo del anillo sin que un
demonio pudiera poseerte. Le dijo que era único en su clase.- habló Kaia.
-
¿Y si era
único para que se lo dio? – pregunté más atemorizada que antes.
-
Buscaba
información sobre ti Debra y parecía muy desesperado. Es así como supe que te
buscaban. – respondió y se acerco a mi en un segundo, luego acarició mi hombro
como si me diera apoyo.
En ese
minuto se me pasaron muchas cosas por la cabeza. Sobre todo ¿por qué demonios
me estaba buscando tanto? ¿qué tenia yo que me hacia tan elemental para él?
¿seria por qué conocía a Will o algo más? Las preguntes se me fueron en el
instante que vi la cruz nuevamente. Suspiré con fuerza sin saber aun si tenia
que ponérmela. Es hecho por nuestro
creador. – Habló Adamis.
– ¿Cómo
lo sabes? – Le pregunte con
desconfianza. – Es difícil de explicar, tal vez si lo hueles
entiendas lo que quiero decirte. –
continuo. Sin pensarlo acerqué mi mano hasta mis fosas nasales e inhalé con
fuerza. Un extraño olor metálico me invadió los pulmones y luego como si fuera
un olor de dos caras, cambio sutilmente y el aroma a metal se convirtió , ya dentro de mi en un exquisito olor
agridulce que no supe definir. En la
tierra no hay olor que se le compare. El olor de esa cruz debe de ser igual,
sino no, no es segura – Habló
Adamis.
Asentí con la cabeza y tomé entre mis manos la cruz que al tacto se sentía como terciopelo a pesar de
no ser nada flexible. La acerqué a mi nariz y sentí el aroma. Metal y luego esa
sensación agridulce dentro del cuerpo.
-
Son del que
me creo.- hablé y ellos me miraron asombrados.
-
¿Solo lo
sabes porque sentiste su olor? – preguntó Soren. Asentí con la cabeza, entendiendo
al fin lo practico que seria este don.
-
Adamis
ayuda mucho también. Después de todo, el día que él me habló ni si quiera pude
verlo ni olerlo.- dije y ellos
asintieron
-
Asombroso.-
susurró Kaia.
-
Ese él, se
hace llamar entre los demonios Akom. – habló Soren.
Sentí una afirmación dentro de mi que provino
de Adamis y me sentí algo estúpida por que ellos sabían más que yo a pesar de
que yo era la Isigo. Por alguna extraña razón Alaric había estado evitando
darme información y la pregunta era ¿por qué?
-
¿Entonces lo
harás? – preguntó Kaia algo impaciente. Hazlo
pero por amor a lo que más quieras, no me alejes mucho de ti. – Pidió Adamis con miedo. No te alejare, lo juro.
-
Si. – dije y
segundos después me quité la casaca de Soren, me desabotone la blusa y descubrí
ligeramente la espalda.- ponla en el centro. – hablé y le entregué la cruz a
Soren.
Tomé aire sabiendo que esta unión podía ser
algo dolorosa. Apenas la cruz tocó el medio de mi espalda sentí como finos
hilos comenzaban a entrar dentro de cada uno de mis poros. Grité más por la
impresión que el dolor. Kaia me sostuvo por delante cuando casi caigo al sentir
un tirón en mi espalda que ardía demasiado. Cerré los ojos sintiendo como algo
se separaba de mi pero no era algo era Adamis.
Esto esta mal. Pensé pero Adamis, que
sentía lo mismo que yo, negó con fuerza. Resiste.
– Dijo luego pero la presión dentro de
mi cuerpo era tal que no podía. Grité una vez más y Kaia me abrazó con fuerza.
-
Ya va
pasar.- dijo tratando de tranquilizarme y así fue. Luego de unos minutos la
presión cedió y mi anillo cayó al piso de piedra.
-
Adamis.- dije sollozando sin una lagrima en el rostro y a pesar de estar
adolorida me agache y tome mi anillo entre mis manos como si fuera lo más
preciado del mundo. Estoy aquí. – Susurro
ella y sonreí llena de alivio al aun escucharla. Estaré aquí siempre, estamos unidas Deb.
-
Me alegro
mucho – dije en voz alta y mire a Kaia a los ojos. – ¿tienes alguna cadena? No
quiero tenerla lejos de mi – Hablé y ella asintió con la cabeza. Se alejó un
poco y se quitó del cuello una cadena larga de plata que tenia un dije en forma
de huevo. Sacó el pequeño dije, se lo
guardo en el bolsillo de sus pantalones y me la entregó. Rápidamente puse a
Adamis en la cadena y me la coloque. La
cadena quedo mas abajo de mis pechos, cosa que agradecí porque así andaría
oculta con mi ropa.
Luego de eso me llevaron a la habitación de Kaia. Una habitación amplia ,
con paredes de color marfil y muchos cuadros de paisajes europeos. Abrió las
puertas de un gran armario negro y comenzó a sacar ropas y lanzarlas a la cama.
-
Yo…yo iré a
cambiarme.- hablo Soren y salió de allí rápidamente.
Kaia me dio un vestido simple, una chaqueta y un par de botas, todo de
color negro. El simple hecho de ponerme su ropa hizo que oliera a ella por
completo y eso me relajó, se me haría mucho más fácil estar entre demonios si
olía como mis acompañantes. Me aconsejó que me pintara los ojos y los labios de
manera que pareciera más una de ellos. Me encogí de hombros.
-
No se pintarme.- hablé
algo avergonzada. Abrió los ojos como platos mientras sacaba varias cosas de su
tocador.
-
¡Es algo elemental en
este mundo! – habló mientras me sentaba
en la cama y comenzaba a pintar mi rostro. Sombras negras, un poco rímel y
labios rojos, lo esencial para no parecer verdaderamente yo.
-
Kaia…- hablé en casi
un susurro mientras ella retocaba mis ojos. - ¿entre ustedes hay algo?-
pregunte y a penas lo hice me sentí algo estúpida.
Kaia paró en seco y me miró a los
ojos por un largo instante. Sus ojos color caramelo me observaron
incesantemente pero aun así no baje la mirada, había algo en su rostro que me
atraía. Era ese tipo de chica que agradaba a quien sea pero no podía fiarme,
Camille me había dado la misma impresión y al final había terminado odiándome.
-
¿Por qué lo preguntas?
– preguntó con algo de suspicacia.
-
Cuando vivía con
Alaric y Camille hubieron algunos problemas con ella por eso, no quiero…- no
pude terminar la oración. Kaia comenzó a reír con verdaderas ganas como si
hubiera dicho algo sumamente cómico.
-
Tengo una relación con
Soren pero no es de novios sino de hermanos, lo conozco desde que tengo uso de
razón, literalmente. – Dijo y sonrió con cariño.- además, yo juego para el otro
bando.- habló y me guiño un ojo.
Asentí con la cabeza y por alguna extraña razón sentí que si hubiera sido
aun completamente humana me hubiera ruborizado y ni si quiera hubiera podido
ver sus ojos nuevamente pero ahora ya era diferente y lograr retener la mirada
no era un problema. Ella siguió con lo suyo como si nada hubiese pasado y lo
que acabara de decir fuera lo mas normal del mundo. Minutos después, saco dos
dagas con empuñaduras de plata de una de sus gavetas, dejó una encima de la
ropa que utilizaría y la otra me la metió en el bolsillo que tenia dentro de la
chaqueta.
-
Por si a caso.- habló
con una sonrisa y seguido a ello entró rápidamente al baño para refrescarse un
poco antes de cambiarse. Salí de su cuarto y a penas camine por el pasillo de
madera Soren salió de su habitación, totalmente seco y bien vestido.
-
Tengo algo para ti.-
habló y como si una barrera invisible se hubiese desvanecido, me sentí más
liviana al hablarle, sin el peso de sentir que algo malo estaba sucediendo.
-
¿Qué? – pregunté y el
entró nuevamente a su cuarto. Lo acompañe y vi la habitación en la que había
despertado horas atrás. Me mostró un
anillo con un ónix cuadrado en el centro.
-
Lo gané hace mucho en
un juego de póquer. Quiero que lo tengas tu.- Lo miré extrañada mientras
agarraba el curioso anillo.- es el portal mas pequeño que he visto en mi vida.
Creo que será muy útil si ocurre algo esta noche. – prosiguió
-
¿Un portal? – pregunte
algo asustada. Soren asintió con la
cabeza.
-
No te preocupes, para
activarlo tienes que girarlo dos beses en tu dedo anular y
pensar en un lugar.
-
¿Si es tan útil porque
no lo llevas tu?
-
Por que no soy yo el
que puede morir esta noche.
Fue lo único que tuvo que decir para que me pusiera el anillo. Era muy
arriesgado que fuera esta noche a Gótica y aun así necesitaba hacerlo, por alguna
extraña razón, tenia más curiosidad en conocer lo que ocurría que protegerme a mi
misma de todos los demonios y es que ahora ya no estaba completamente segura de
cual era el bando bueno y cual era el malo.
Esperamos hasta las 10 y a penas fue la hora, nos dirigimos a Gótica por
medio del portal del librero. Cerré los
ojos con fuerza mientras ajustaba las manos de Soren y Kaia respectivamente. Al
abrir los ojos me di con la sorpresa de que estábamos en un lugar completamente
inimaginable. Lo primero que pensé es que parecía un panal de abejas, que
terminaba en una punta a muchos metros de distancia. El techo era tan alto que
ni si quiera podía llegar a verlo. Las paredes estaban llenas de huecos por
donde los demonios asomaban sus cabezas. Nosotros habíamos aparecido en el
primer piso de toda la gran colmena llamada Gótica que tenia un pentagrama
gigantesco en el piso hecho de un material lizo. En un segundo la estancia
estaba casi bacía pero luego y a medida que pasaba el tiempo comenzaron a
aparecer más y más personas exóticas, tantas que ya era difícil ver más haya de
las espaldas de aquellos individuos.
- ¿Si no tienes un portal cómo es que llegas aquí? – pregunté mientras nos
hacíamos paso entre la gente para llegar a adelante.
- Existen dos entradas que llegan hasta la superficie pero generalmente
entramos por portales, se nos hace más fácil. Además, las entradas eran
imposibles de penetrar, estaban protegidas por salvaguardas demoniacas muy
poderosas – habló Soren.
- Estaban, tu mismo lo has dicho.- dijo Kaia muy seria y con un ligero tono
de tristeza en su voz.- me pregunto ¿ cuanto tardaran en reconstruirlas? –
prosiguió algo pensativa.
Las personas comenzaron a empujar hacia delante mientras gritaban palabras
en idiomas que no entendía bien como alemán y francés. Los huecos de los pisos
superiores comenzaron a mostrar a muchas personas expectantes, mirando como
centinelas desde arriba. Había tanta
variedad de olores, la mayoría desagradables que comencé a marearme sin querer.
Tomé con fuerza la mano de Soren y ni si quiera tuve que decir lo que me ocurría,
por su mirada supe que él entendía por lo que estaba pasando. Me ajusto la mano
con fuerza y me siguió guiando entre la multitud.
-
Kaia, no podemos estar
muy cerca. El rey Idei…- habló Soren, Kaia paró en seco y asintió con la
cabeza.
-
Se puede dar cuenta,
mejor subamos a los balcones.- dijo ella y comenzamos a caminar hacia la
izquierda.
Tardamos unos 10 minutos entre hacernos paso y posicionarnos en el segundo
piso. Kaia movió a algunos demonios que nos hacían muecas de molestia pero en
su mayoría no generaban problemas, al parecer estaban muy conmocionados por lo
que había ocurrido, tanto que ni si quiera tenían ganas de pelear. Después de
unos minutos pudimos ver por uno de los balcones, al frente de todos y separado de la gente por guardias vestidos de
azul estaba un lugar vacío en el que por
lo visto nadie podía entrar.
-
En cualquier momento
aparecerá el rey Idei.- dijo Soren.
-
¿Por qué le dicen rey?
– pregunté en un susurro. Soren acerco sus labios a mi oído con sutiliza para
no llamar la atención haciendo que sintiera electricidad en mi columna
vertebral.
-
El es uno de los
demonios originales. Cuentan que él y sus 7 hermanos llegaron a esta tierra con
cuerpos carnales y no espirituales como nosotros.
-
Sus cuerpos no
envejecen…- susurró Kaia.
-
¿Son inmortales? –
pregunté y Kaia hizo una mueca en forma de negación.
-
Inmortales si pero no
invencibles, ahora solo existen 4 de los 8. – hablo Soren.
-
En la Biblia se les
conoce como los pecados capitales.- continuó Kaia.
-
Pero son 8…
-
La octava y única
mujer es la llamada pecado original.- continuo Soren.
Ni si quiera pudo seguir
explicándome más. De pronto toda la gente se quedo en silencio, un portal se
abrió en la zona donde no había nadie iluminando aun mas la estancia y en
segundos apareció un trono con alguien en el, vestido de blanco y dos hombres
parados a sus costados completamente de negro, con algo en las manos. Mire al hombre de blanco, era más alto de lo
normal y muy flaco, tenia el cabello rubio y ligeramente largo, sus facciones
eran angulosas y al verlo con detenimiento también eran algo femeninas aun que
como era un rey tenia que ser hombre. Seguido a ello vi a su primer
acompañante, tenia una túnica negra que no me dejaba ver nada más que sus dedos
huesudos agarrando una bandeja de plata con una pulsera negra que tenia un
brillo verdoso. Ni si quiera tuve que oler, el simple color delato que era
hecha por Eteres. La pulsera de la
victoria. – Susurró Adamis dentro de mi. Quien la porte, será invencible. – Continuó.
No tuve tiempo de preguntar porque la tenia el, apenas vi el libro que tenia el
otro soldado y ya nada más importo. El
libro de la sabiduría – Habló Adamis casi ida. Para mi fue como si en ese segundo todos los
olores se minimizaran y fueran opacados por el metal y esa sensación agridulce.
Sin dudas era el libro que tenia todas las respuestas y que podía ayudarme a
salvar a Will y a Carrie.
-
¿Cómo se le ocurre
traer trofeos de guerra sin salvaguardas?- Preguntó Kaia con molestia mientras
observábamos como el hombre se paraba de aquel trono y mostraba lo imponente
que era.
-
¡ Hoy nos han
declarado la guerra!...- inicio el rey con una voz fuerte y gutural que resonó
en toda la estancia dejando estáticos y
mudos a todos.
Sin darme cuenta, ya me estaba acercando hasta el borde del balcón, atraída
por aquel libro que podia salvar a mi familia sin embargo, algo hizo que parara en seco. Sabia que muchas
personas allí no lo percibían pero yo en ese instante sentí el olor a tabaco y
colonia que me dejó perpleja y en
completo estado de shock. Comencé a observar a la multitud de abajo rápidamente,
tratando de captar nuevamente el aroma de Alaric. Entendía perfectamente de que
no tendría su rostro y que habían tantas personas completamente extrañas que se
me haría difícil ubicarlo pero aun así sabia que si olfateaba lograría captar
su esencia. Todas las personas escuchaban atentas las palabras del rey Idei,
mientras que yo solo me concentraba en captar a Alaric en esta inmensa
estancia.
De pronto algo ocurrió y todo se volvió más claro para mi. Inicié buscando
a Alaric pero termine sintiendo a todos los Isigos en la estancia. Fue como si los Isigos adquirieran un cartel
imaginario encima de ellos que indicara lo que eran. En toda la masa de gente
pude observar a más de 100 Isigos dirigiéndose con decisión hacia donde estaba
el rey, asustada levanté la cabeza y me sorprendí completamente al encontrar
por lo menos a otros 100 en los balcones. Todos con capas que cubrían sus cuerpos,
estaban pendientes al discurso de Idei. Miré nuevamente a la multitud y comencé
a notar como los Isigos se iban acercando cada vez más a él, haciéndose paso
entre demonios ignorantes de lo que estaba a punto de acontecer. Lo van a matar. Fue el primer
pensamiento que corrió por mi mente pero luego me di cuenta que habían dos
cosas más preciadas al costado del rey que su propia vida.
-
No… – susurré.
Fue cuestión de segundos en donde el caos inicio. Los Isigos que se
encontraban más arriba comenzaron a consumir a algunos demonios. Se escucharon
gritos desgarradores cuando los cuerpos comenzaron a caer desde arriba creando
el completo caos en la estancia
principal. Los Isigos comenzaron a correr hacia el libro y la pulsera con desesperación,
haciéndose paso entre la gente con violencia mientras todos trataban de escapar
y los soldados comenzaban a ordenarse para atacar. Gótica había sido invadida
otra vez y nadie estaba preparado para eso. Mientras demonios seguían cayendo
de los balcones como una cascada terrorífica sentí como las manos de Soren y
Kaia me ajustaban con fuerza.
-
Tenemos que irnos.-
gritó Soren. Negué con la cabeza y me solté de ellos.
-
Son Isigos..tengo que
hacer algo para evitar que se lleven el libro.- dije y sin ni si quiera escuchar
una respuesta comencé a caminar hacia delante.
Dejé que Adamis se apoderara de
mi cuerpo a pesar de estar separada de mi y me lance al primer piso sin temor. Caí
sin dificultad y comencé a correr hacia el libro. Me hice paso entre la gente
mientras escuchaba los gritos y sentía los olores. No podría describir
perfectamente aquel olor, pero la gran mayoría en el lugar tenia miedo y rabia,
lo sentía por el aroma ligeramente rancio y acido que se sentía en el ambiente.
-
Necesitamos ambos. –
habló Adamis. Lo sabia, sabia que
necesitaba tanto la pulsera de la victoria como el libro pero aun así no sabia
como demonios lo haría. Llegué antes que muchos hasta donde estaba el Rey Idei
que trataba de ordenar a su gente
mientras sus soldados creaban un portal con rapidez y otros trataban de atacar
a los Isigos dejando brechas entre la multitud y el rey.
Antes de si quiera entrar a la visión del rey Idei observé lo que ocurría
allí como si fuera una película. Uno de los Isigos apareció con una gran espada
y sin piedad atravesó al hombre de túnica que llevaba el libro de la sabiduría.
Fue tan rápido que ni si quiera pude precisar en que momento apareció allí y
asesinó al demonio. El rey Idei gritó con rabia y trato de atracarlo con sus
filudas uñas, pero el hombre nuevamente blandió la espada, con tanta facilidad
que parecía un juego, le hizo un corte en la mejilla que hizo que Idei abriera
mucho los ojos y desapareciera con un simple movimiento de manos haciendo que
la tierra temblara ligeramente. Mientras tanto el otro monje luchaba con un
hombre de mediana estatura con la cabeza rapada. Allí si parecía haber forcejeo
pero aun así minutos después el hombre logro quitarle la pulsera y no
satisfecho también lo atravesó con una especie de garfio una y otra vez hasta que
el demonio cayó sin vida. Necesitamos esa pulsera. – hablo Adamis
más decidida que nunca. Comencé a
correr. – el libro es primero – protesté pero Adamis ya estaba dirigiendo mi cuerpo hacia el muchacho con la
cabeza rapada.
Corrí hacia el hombre que llevaba la pulsera e iba detrás del que llevaba
el libro. En menos de un segundo saqué la daga que tenia en el bolsillo
interior de la chaqueta y sin ni si quiera pensarlo Adamis hizo que la lanzara. Mis ojos vieron con terror como la daga
penetraba en la espalda de aquel hombre. Mire asombrada como se desmoronaba en
el piso dando un grito agudo. Lo que paso después lo vi como si todo
transcurriera con mucha lentitud. Primero escuché un grito desgarrador y luego
un nombre, “Casian”. Giré para observar como una mujer alta de cabellera oscura
venia corriendo con una daga en la mano. No tuve que ver ni su anillo, sabia
que era Camille por su típico olor a colonia de vainilla. Ella comenzó a correr
hacia nosotros, se hizo paso a través de los soldados que comenzaban a contraatacar
con rabia y sin piedad a los Isigos. Adamis
ordenó a mi cuerpo correr. Comencé a bolsiquear a Casian que aun seguía
respirando, tome la pulsera entre mis manos y la metí en el bolsillo interior,
donde antes había estado la daga. La conmoción que sentía en ese instante fue
sustituida por adrenalina cuando me levanté y observé frente a mi al hombre que
tenia el libro de la sabiduría. Mire sus ojos y poco a poco vi como iba transformando su
rostro. Alaric. Pensé al observarlo,
estaba pálido y solo podía ver el cuerpo de Casian en el piso y luego a mi. Si Alaric, yo hice eso. Pensé con tristeza
y sin pensarlo dos veces comencé a correr hacia él. Me abalance sobre él y
comencé a forcejear tratando de quitarle el libro mientras su espalda chocaba brutalmente
contra una de las grandes paredes de roca solida.
-
¿Por qué hiciste eso?
– preguntó sin todavía creerlo.
-
¡Dame el libro!- grité
mientras trataba de quitárselo con todas mis fuerzas.
-
No… ¿por qué hiciste
eso?- insistió. Sentí como la bruma que era
Adamis me cubría aun más.
-
Solo yo puedo leerlo
¡de nada te sirve!- gritó Adamis a través
de mi voz.
Alaric me miró con los ojos muy
abiertos, tal vez reaccionando o aun más confundido no lo se. Solo sabia que yo
estaba más confundida que nunca en esos instantes y lo único que me entraba en
la cabeza es que probablemente había matado a Casian. En esos segundos Alaric
reaccionó e hizo que giráramos con fuerza, ahora yo estaba contra la pared.
-
Ahora que lo sabes ven
conmigo.- habló y me miró con intensidad, negué tajantemente con la cabeza.
Estaba aun lo suficientemente consiente como para recordar que él me había
mentido y que no debía confiar en el alguien así.
-
¡Me mentiste!- grité
con rabia, le di un rodillazo en la ingle y lo empuje con todas mis fuerzas. El
libro calló al piso y vi como Alaric hacia una mueca de dolor mientras se
tocaba sus partes bajas. Entonces supe que era el momento, giré el anillo de
ónix en mi dedo anular y pensé en el
lugar más lejano y seguro al que podía ir mientras me agachaba y tomaba el
libro con una mano. Fueron segundos, vi la mirada de horror de Alaric mientras
iba desapareciendo y tan solo pude cerrar los ojos. El torbellino dentro del
portal me succiono y antes de que
desapareciera por completo, Alaric agarro el libro con los dedos y fue
succionado también. Tomé el libro con más fuerza mientras abría los ojos y veía
como Alaric reaccionaba y trataba de quitármelo.
-
¡No! – Gritó con
fuerza cuando el libro se rompió en dos y nos separábamos en la oscuridad.
Segundos después caí encima de un piso de madera. Me quede allí, quieta
abrazando parte del libro que había conseguido y con el anillo aun latiendo en
mi dedo. Suspiré mientras veía el techo blanco de mi antigua habitación, ahora
completamente vacía. Me levante lentamente.
Se fue. Pensé con algo de tristeza
al entender que mi padre se había mudado.
-
¿Y tu que haces aquí?
– preguntó con frialdad una voz que me dejó sin aliento mientras veía como
alguien se levantaba del piso y se paraba frente a mi, a tan solo 3 metros. La
luz que se asomaba por la ventana me dejó verlo detenidamente. Estaba
completamente vestido de blanco y sus risos ahora estaban más cortos que antes
pero era el.
-
Will…- susurré
mientras mi sangre se helaba y mi corazón comenzaba a palpitar desenfrenado. Me miró con frialdad absoluta y acorto más el
espacio, quedándose a tan solo centímetros de mi.
---
El capitulo tardo en venir pero llego, tenia
muchas ideas en mi cabeza y no sabia como plasmarlas, espero que les agrade
este capitulo.
Benazir! Primero, tu nombre me encanta, me
alegra que hayas regresado :D. Segundo estoy segura que este capitulo te
aclarara algunas de las preguntas que me has hecho y que los siguiente también responderán
porque ella es lo que es. Saludos y espero saber de ti pronto.
Silvita! Claro que me encantan tus
comentarios y muchas gracias por decir eso sobre mi amiga, la verdad la estamos
llevando mejor cada día aun que siempre hay recaídas. Por el lado de la
historia solo puedo decir que la guerra va más haya de Debra. Pronto, pronto sabrás
que es lo que esta ocurriendo. Espero que este capitulo te guste mucho, saludos
J.
Karlita! Que bueno que te guste esta historia
y no te decepciones tan rápido, tanto Will como Alaric seguirán apareciendo
como se puede percibir en este capitulo así que quien sabe, uno nunca sabe lo
que puede ocurrir no?
Celeste! Bueno espero que hayas entendido con
este capitulo que es lo que pasaba si se ponía la cruz. Puede sacarse el anillo
pero eso no quiere decir que Adamis salga de su cuerpo, ya son una. Por otro
lado, espero que te haya gustado y que siga asi siempre.
Saludos a todas y un abrazo psicológico inmenso.
Luciana
pdt: cerre el chat por que habían muchos spams