domingo, 2 de junio de 2013

Capitulo 11




Will me miró por un instante más y sonrió ampliamente pero sentí el desconcierto en sus ojos . Recogió su collar sin decir nada y salió de la habitación, no sin antes mirarme nuevamente por tan solo unos segundos. En ese momento me di cuenta de que me había estado mirando de esa manera extraña todo el periodo en el que había estado aquí. Fruncí el seño y evité pensar en eso, ahora estaba más preocupado por otras cosas que sus miradas extrañas.

¿A menos que se sintiera decepcionado por lo que soy ahora?

Rápidamente saque cualquier pensamiento estúpido de mi cabeza, me estaba imaginando todo, debía de ser eso. Porque el mismo me trajo aquí, si no quisiera que fuese una Eter ¿por qué haría algo así?

Es mejor tenerte viva que muerta. Las palabras de Adamis retumbaron en mi cabeza haciendo que mi cuerpo se sintiera repentinamente cansado.  Me eche en la cama y suspire sonoramente, todo esto era demasiado para mi. Los eventos estaban pasando tan rápido que no tenia ni un minuto de descanso. Solo tenia algo muy claro y era matar a Victoria. No importaba como lo conseguiría, solo tenia que hacerlo. En ese momento, algo pasó por mi mente, fue un destello, no se si un recuerdo pero estaba allí. Cerré los ojos y vi:

Había una muchacha morena, de cabello rizado salvaje. Besaba a alguien debajo suyo, un muchacho de piel pálida. Lo besaba como si la vida se le fuera en ello, prácticamente se lo comía vivo. En ese momento pude ver su mano, el anillo en el que vivía Adamis brilló por unos segundos hasta esconderse detrás del cuello del muchacho y atraerlo más a ella.

Comprendí que era una de las antiguas Isigos que había tenido a cargo Adamis pero no entendía porque me lo mostraba.  Ni si quiera tuve tiempo para preguntar más, en ese instante vi lo que ella quería mostrarme. La muchacha le susurró algo al oido.

-        Quiero que probemos algo nuevo.- dijo alejándose un poco del muchacho de ojos de gato. Un demonio.

 El chico asintió, completamente excitado, mientras se quitaba el polo presuroso. Fue en ese instante que la muchacha comenzó a besarlo con más ganas, si eso era realmente posible. Fue ahí cuando vi como entre sus besos, también le succionaba poco a poco parte de el, su esencia estaba desapareciendo entre sus labios. Al principio el muchacho no lo percibió pero poco a poco comenzó a asustarse y a tratar de alejarse de ella. Era demasiado tarde. Las fuerzas se le iban tan rápido que sus brazos caían flácidos a los costados.

-        No lo mates, nos servirá más tarde.- se escuchó la voz de Adamis y la chica morena se alejo de él, con una sonrisa de satisfacción en su rostro y sin el menor atisbo de remordimiento.

Aun se veía la respiración profunda del muchacho pero eso era todo, estaba desmayado. La chica morena sonrió aun con más ganas, se vistió y le quito todo el dinero y pertenencias que llevaba.

-        Era una ladrona.
-        No todas tuvieron una vida fácil como tu. Teníamos que sacar dinero de donde sea, para sobrevivir.- habló Adamis con tranquilidad.
-        ¿Con este recuerdo que sugieres? – pregunté
-        ¿No es obvio? No quieres matarlo y por ahora te lo concedo pero necesitamos la pulsera para matar a Victoria y proteger a Kaia. Así que se la sacaras de esa manera.
-        Pero es tan…- un repentino miedo recorrió mi columna vertebral. Solo había estado una vez de esa manera con alguien y ese era Will.  No me apetecía hacer eso con alguien más, no con Soren, no para quitarle algo. Tan solo pensarlo me hacia sentir sucia. Escuché el chasquido de la lengua de Adamis dentro de mi.
-        Tonterías, podemos hacerlo.- habló algo fastidiada. Asentí en silencio, sabiendo que era en vano replicar.
-        ¿Quieres mostrarme algo más? – pregunté. Se mostro unos instantes vacilante. 
-        No y será mejor que descanses. – concluyó con sequedad.

No sabia lo que le pasaba y poco me interesaba. Cerré los ojos con cansancio y me deje llevar por el sueño. Para mi pasaron tan solo minutos cuando alguien prendió la luz y obligó a que mis ojos se abrieran.  Parpadee un par de veces hasta ver a Soren y allí estaba, nuevamente esa mirada, ¿ahora en él?  Parecía como si le costara ver en lo que me había convertido. Suspiré molesta y él lo notó. Sonrió juguetonamente mientras sus ojos se posaban en mis labios.  Al instante sentí su aroma, ligeramente más acido que antes. ¿Cómo es que cambiaba tan rápido? Pronto ya no quedaría nada de él y eso me apenaba, de una manera extraña que aun no entendía.  Vi su vestuario. Ahora traía un traje gris que parecía especial para el frio.

-        Vístete, quiero mostrarte algo.- habló con tranquilidad mientras ponía algo en mi cama. – y ponte el collar.

Salió de la habitación. Rápidamente me quite la ropa y observe la cicatriz de apenas unos centímetros en mi vientre. Pare el dedo por ella y sentí un escalofrió. Por lo que había aprendido los Isigos se curaban rápido pero esta cicatriz parecía no querer irse. Seria el recuerdo permanente de que Carrie me había dañado y que por ello Will la había matado. Trague fuertemente y me puse los pantalones mullidos, la cafarena de lana gris y la casaca de plumas del mismo color. Recordar ese día era simplemente doloroso.  No sabia donde estábamos para vestirnos de esta manera pero estaba segura que aun no sentía el frio por la calefacción. Trate de ver por la ventana que era por lo menos medio metro más alta que yo y no pude ver nada, solo sabia que el cielo ya estaba comenzando a oscurecer. Saqué como pude el collar de debajo de la cama y lo guarde en uno de mis bolsillos, se sentía tibio al tacto y eso me erizó la piel unos segundos. Toqué la puerta algo tímida y Soren la abrió para dejarme salir. Me sonrió ampliamente pero nuevamente sentí esa mirada.

-        ¿Quieres ir al baño? – me preguntó. Fruncí el seño. Así que había algo en mi cara.
-        ¿Me veo tan horrorosa? – pregunté y el sonrió mientras tomaba mi mano y entrelazaba nuestros dedos con suma normalidad.
-        Horrorosa no es la palabra exacta, sino hermosa.- habló, suspiré furiosa. Ya comenzaba a entender lo que sucedía y eso me heló la sangre y me puso nerviosa.
-         Si cambie ¿por qué no lo dijiste antes? – pregunté con severidad para evitar verme aun más nerviosa. Soren se encogió de hombros.
-        Supuse que seria mucho para  asimilar en unas horas.

Suspire frustrada y miré a mi alrededor. El pasillo de piedra, estaba completamente vacío. No tenia ni una sola ventana, todas eran puertas de metal como la mía. Entre las puertas habían focos en forma de antorchas que iluminaban completamente la estancia. Soren apretó más mi mano y me llevó hacia otro pasillo. Me mostró una puerta que no tenia seguro y pude entrar. Era un baño comunal, amplio y completamente iluminado.  A la derecha estaba las duchas y los retretes y a la izquierda los lavamanos con los espejos…

Me quede paralizada al ver mi reflejo en ellos.  Era yo pero a la vez no era yo. Ya no tenia los ojos negros ni tampoco marrones como antes de convertirme en una Isigo, ahora los tenia casi grises, oscuros pero grises. Mi cabello ya no era negro, lacio y con cerquillo, lo había suplantado un cabello castaño, muy parecido al que tenia antes pero este tenia ondas, aun era corto y lo más extraño es que algunas puntas, eran doradas. En ese preciso instante se me vino a la mente el día en que Carrie se pinto el cabello de rubio pero no era ese rubio era uno tendiendo a…el color de Adamis. La revelación me tomó por sorpresa, vi mi nariz, algo más perfilada que antes, sutilmente pero era diferente, como la de ella y mi labio inferior ligeramente mas hinchado…como el de ella. Mis ojos eran del color…de los de ella. ¡Oh por Dios! Pensamos las dos al unísono. La transmutación había sido más que juntar nuestras almas, me habían transformado a mi también, poniendo algunos de sus rasgos en mi rostro. Me veía tan diferente. Tomé aire, presa del pánico, estaba a punto del colapso.

¿Cómo nadie se había percatado de que no era yo aun que pareciera ligeramente yo?

 Entonces entendí la mirada de Will y por qué ahora Soren se interesaba en mi y antes ni si quiera se había fijado.  Trague fuertemente y me senté en uno de los retretes. Puse mis manos en mi cara y me sentí perdida.  La chica de cabellos largos de color castaño y de ojos cafés se había ido y había dado lugar a una joven pálida, sin mucha gracia con cabello corto y negro pero esto…esto era demasiado para mi.

-        ¿Debra? – preguntó Soren frente a mi y se arrodillo al instante. ¿me había estado llamando antes? Levante la mirada sin quitarme las manos de la cara. – Will me dijo que te veías así antes y que seria chocante rencontrarte con tu rostro. Lo lamento.- habló y me abrazó con fuerza.

Will, sabia que era diferente pero por alguna extraña razón prefirió mentir por mi. ¿por qué ?
Quiere protegerte. Dijo Adamis. Suspiré y abrasé con más fuerza a Soren. Valiente. Me dije a mi misma y me alejé de él. Lo mire por unos instantes a los ojos color caramelo y  no pude evitar preguntar.

-        ¿Es por eso que recién te fijas en mi? – quise sonar débil y tímida pero mi voz sonó fuerte y hasta amarga.

Soren me miro por unos instante a los ojos. Vi como titubeaba por unos cuantos segundos. Luego negó con la cabeza tajantemente y sin previo aviso sus manos tomaron mi rostro con cuidado obligando a que lo mirara a los ojos.

-        ¿Tu crees que si no me hubiese fijado en ti, te hubiese salvado? – preguntó con voz neutra.

Tragué y comencé a respirar entrecortadamente. Nuestra cercanía hacia que mi corazón palpitara rápido, lleno de temor y alguna extraña ansiedad que comenzaba a crecer dentro.  Me encogí de hombros. Sabia que la respuesta era no. Ningún demonio en su sano juicio se metería en una pelea de Eteros e Isigos, pero el si lo hizo… lo hizo por mi. En ese instante me sentí completamente estúpida. Había pasado más de un mes desde que me rescató y era precisamente ahora ¿cuando me daba cuenta de lo que realmente ocurría? La idea de salvar a mi hermana y a Will me había segado por completo ¿qué más había dejado pasar por alto?

-        Ese dia vi a una chica hermosa y aterrada. No me importó si eras Isigo, yo solo tenia la necesidad de ayudarte. Jamás me hubiera perdonado no hacerlo a pesar de que ni si quiera me conocieras. Eras diferente…
-        Si te guste desde el principió, ¿por qué recién ahora?
-        ¿Me creerías si te digo que no tenia la valentía para decírtelo? – preguntó. Mis ojos se encontraron con los suyos. Recordé el día en el que me dijo que no pertenecía a los demonios aun que el lo fuera y luego el alivio que sintió al saber quien era de verdad. – estaba perdido.- continuó.- y eso me hacia débil y sin valor…
-        Ahora que sabes…- no concluí de hablar. Adamis tomo el control de mi cuerpo e hizo que sin previo aviso lo besara con fuerza. Ahora no, por favor ahora no. Pensé mientras mis labios chocaban con los suyos.
-        Yo también siento lo mismo por ti.- susurró Adamis por mis labios. Miré los ojos de Soren, completamente convencido.
-        El salir de este lugar hará que tu collar se active y dejes de sentir…- nuevamente no dejé que concluyera. Lo bese con rapidez.
-        Deja que me quede entonces. Deja que viva aquí lo más que pueda. No quiero perder lo que siento.- hable casi con desesperación y esta vez Adamis no influenció en mis palabras. Soren sonrió ligeramente.
-        Temía que me dijeras lo contrario.


La sede de los Eteros quedaba en medio de la zona más fría de Nepal y menos accesible, entre unas cuantas montañas nevadas completamente escabradas. Era una gran fortaleza que daba a un acantilado muy empinado. La única forma de venir hasta aquí era por portales, existían solo 3 estáticos en el lugar, en una gran estancia llamada la sala mayor. Los Eteros entraban y salían por ese lugar continuamente. Nadie reparaba en verme, todos observaban con nerviosismo a Soren, como si le temieran. Mientras caminábamos comencé a observar cada una de las puertas y los pasillos, tratando de hacer un mapa mental en mi cabeza sobre todo lo que veía en la fortaleza. Llamó mi atención una puerta grande de madera y con bordes de acero.  


-        ¿Qué hay allí? – pregunte señalando la puerta con la mirada. Soren se mordio ligeramente el labio mientras me jalaba para caminar mas rápido.
-        Es el salón de armas. – hablo despreocupado.
-        Ha vaya, dijiste que me querias mostrar algo. – cambié rápidamente de tema.  Una sonrisa apareció en su rostro al instante.
-        Es algo en lo que he estado trabajando poco tiempo pero esta teniendo grandes resultados. – habló orgulloso
-        Puedo preguntar ¿qué?
-        Ya lo veras.- habló con misterio y aceleró el paso.

Caminamos por unos cuantos pasillos más hasta que unos guardias nos abrieron unas puertas amplias. El frio congelo mi rostro por unos segundos, haciendo que me abrazara a mi misma. Soren posó su brazo sobre mis hombros y me dio un beso en la sien mientras observamos el hermoso paisaje. Estábamos parados en una especie de terraza de piedra y frente a mi,  no solo se veían nevados y más nevados sino que, había un hermoso valle. Pequeño pero completamente verde, hacia que todo eso se viera algo irreal. Caminé rápidamente hasta el final de la terraza, una especie de muralla pequeña me dividía del pequeño valle, unos metros más abajo. Pude ver que mas haya aun estaba el gran precipicio del que Soren me había hablado pero a los costados el valle se fundía con los nevados.

-        Magia. – susurró con una gran sonrisa. Lo mire a los ojos, ojos que ahora brillaban de felicidad.
-        ¿Tu hiciste esto? – pregunté sorprendida. El negó con la cabeza y observó a lo lejos.
-        Fuer Victoria.- habló he instintivamente puse mala cara. - No es tan mala…
-        ¿A todo esto donde esta ella? – le corté bruscamente. Soren suspiró y me miró a los ojos.
-        No lo se, casi nunca esta pero me da mucha libertad y me ha dejado leer muchas cosas sobre lo que soy.
-        Vaya.- dije algo pensativa. Odiaba  que esa mujer llenara la cabeza de Soren con patrañas. ¿no es mala? ¡Soren estaba bromeando! Tenia que estarlo.

Al parecer se dio cuenta de mi repentino cambio de humor y me dio un beso en la frente fugaz.

-        No hablemos de ella.- dijo con tranquilidad. Quiero mostrarte lo que yo estoy haciendo aquí. – dijo y yo sonreí por obligación.
-        A ver…

En ese momento Soren se alejó de mi y silbo con todas sus fuerzas. El eco de su silbido se escucho en todo el lugar y sentí como si los nevados retumbaran con su voz. Al principio todo se quedo en silencio hasta los Eteros que caminaban por ahí se quedaron completamente estáticos, segundos después varios sonidos, como si algo viniera corriendo se dejaron escuchar. Aparecieron de entre las montañas, al principio no supe reconocer lo que eran pero a medida que fueron llegando, mi cuerpo comenzó a helarse más y más. Eran lobos o algo muy parecido a ellos pero mucho mas grandes y corpulentos. Tenían grandes melenas grises, plateadas y blancas, sus ojos eran verdes, con pupilas en forma de rendija como gatos. Mostraban grandes fauces con dientes puntiagudos y filosos, algunos con sangre otros completamente blancos. Mi cuerpo se escarapelo pero lo que me causo mas repulsión y miedo fueron los collares morados que se les podía ver en el cuello. ¿Eran Eteros?

-        Esos… - trate de hablar pero las palabras simplemente no salían por la impresión.
-        Victoria puede ser buena con las plantas pero no es nada buena con los animales, en cambio yo…bueno diremos que me llevo muy bien con ellos.- habló mientras esas abominaciones comenzaban a sentarse en medio del pequeño valle, observando a Soren con esos grandes ojos verdes que ahora que se veían mejor tenían un extraño y sobrenatural halo negruzco. Eran en total 10, una gran jauría de animales extraños.
-        ¿Qué son? – pregunté aun asustada. Soren posó nuevamente su brazo sobre mis hombros.
-        Los crishas son los demonios que se encuentran en los collares, los que pueden controlar a los anillos. Por alguna razón solo pueden vivir a costa de otros seres diferentes. – lo miré extrañamente.
-        No entiendo.
-        Si tu te pondrías un collar de crisha sin el anillo, no funcionaria, tienen que estar los dos juntos. – asentí con la cabeza y observé a los grandes lobos, ninguno de ellos tenia algo dentro del collar. – en fin, ningún Etero quería tener cuerpo de lobo así que cuando se generaba la unión de cuerpos siempre moría el animal hasta que…
-        ¿Qué? – pregunté al escuchar que se había quedado en silencio.
-        Hasta que comenzaron a usarse demonios.- concluyó el con dramatismo.

Entonces todo encajó en mi cabeza como un rompecabezas extraño. Por eso habían raptado a demonios, para utilizarlos como conejillo de indias. Sin embargo, aun no entendía como Soren había entrado en todo esto.

-        como te dije, Victoria es mala con esto de la magia. Le cuesta mucho ¿sabes? Asi que cuando yo vine mi primera prueba fue hacer que la transmutación de demonio a lobo sea correcta y lograr que el crisha lo dominara. Fue pan comido…
-        Soren.- susurre. – mataste gente. – hablé sin poder evitarlo. Soren me miro a los ojos con intensidad.
-        No me mires así, les di otra oportunidad, después de todo los demonios terminaran siendo eliminados o sometidos.- dijo con frialdad. Suspiré y evité su mirada. ¿en que se estaba convirtiendo?
-        ¿Piensan? – pregunté y el asintió.
-        Son muy inteligentes y receptivos pero solo me hacen caso a mi.
-        ¿Por qué no le muestras lo que hacen tus mascotas? – preguntó una voz detrás de nosotros. el cuerpo se me heló al girar y ver a Will allí. Completamente de blanco, parecía tranquilo aun que su mirada seguía siendo de sorpresa cuando me veía.
-        ¿Para qué  crees que la he traído? – preguntó Soren con voz amena como si fueran amigos de toda la vida.

Me dio un beso en los labios, rápido solo para reafirmar ante Will que yo ya no era suya. Evité mirar los ojos de Will mientras Soren daba  un salto y caía en el valle. Los perros se le acercaron con cautela y el los acarició con felicidad.

-        Will…- susurré mientras sentía su cercanía a mi costado sin poderlo observar porque sabia que Soren lo notaria. Notaria el cariño que aun sentía por Will, ese amor que no seria fácil de olvidar a pesar de que el ya no me amaba.
-        Hice lo que me pediste. – habló sin verme. Soren llamó a un par de Eteros que comenzaron a lanzar cosas hacia el acantilado para que los lobos lo trajeran. Suspiré.
-        Gracias.- tragué saliva y lo miré algo confundida por unos segundos.
-        Si escuche bien, hace unas horas dijiste que habías pensando en ¿suicidarte? – pregunté y sentí como el cuerpo de Will se tensionaba al igual que el de Soren. Estaba escuchando todo. Me di cuenta que mi pregunta había sido demasiado imprudente.
-        Todos los Eteros pasamos por eso en algún momento, el dolor que generan los crisha al principio es insoportable.
-        ¡Tu no sentirás eso! – gritó Soren mientras hacia contacto visual conmigo desde el valle. A unos 20 metros de distancia. Asentí con la cabeza mientras Will me miraba confundido.
-        Decidimos que me quedaría la mayor parte del tiempo aquí, para tratar de que el collar no despertara. – Will asintió. - ¿ por qué no me dijiste que estaba….cambiada ?  -pregunté con cautela.  El sonrió con tristeza.
-        Tal vez no decir la verdad fue imprudente pero tenia que protegerte. Ya sabes…verte como antes, fue  un choque grande, no quería…
-        Que me exaltara.- dije rápidamente y el asintió. Ambos sabíamos que mentía pero no iba a tratar de averiguar por qué.
-        Protegerte aun sigue siendo mi misión, a pesar de que nuestros caminos ya estén separados.- habló con tranquilidad pero eligió bien sus palabras. Soren se relajó y siguió mostrándome su espectáculo mientras que yo…yo ya no quise saber nada más sobre el tema.


Perdón! He tenido muchas cosas que hacer y no he tenido tiempo de publicar, me gusta la historia y la terminare J pero ténganme paciencia, que solo falta un mes para que termine la U y se me hace difícil además, he estado pensando en una nueva historia que se llama SHIA 42. Estoy segura que si la llego a publicar aquí, después de esta, les gustara J. Por otro lado, hay una parte (parte del suicidio) que eliminé hace tiempo de la historia pero para que la entiendan más se las publicare en la siguiente entrada.

Saludos,

Lu.